Las intervenciones asistidas con animales (IAA) se han extendido de manera notable en muy pocos años. Se utilizan con fines terapéuticos o educativos y cada vez con mayor variedad de animales. Los más empleados son los perros, pero también los caballos, delfines, peces, animales de granja... En el II Encuentro Médico-Veterinario en Intervenciones Asistidas con Animales, celebrado en la Facultad de Veterinaria de la UCM el 18 de noviembre, se ha puesto de manifiesto este auge, pero también la necesidad de una mayor profesionalización. Como destacó el decano de la Facultad, el profesor Pedro Lorenzo, la IAA solo asegura buenos resultados si en ella participan de manera coordinada veterinarios, médicos, psicólogos, fisioterapeutas... "El trabajo multidisciplinar en este campo es imprescindible", añadió la directora del Hospital Clínico Veterinario de la UCM, Consuelo Serres.
El objetivo del encuentro, según señaló Consuelo Serres, es fomentar el trabajo multidisciplinar en este campo y difundir que estas intervenciones "se está demostrando científicamente que funcionan". Como recordó el decano, durante estas terapias no sólo baja la frecuencia cardiaca y la tensión arterial de la persona tratada, sino que los síntomas clínicos que indican una mejora en los pacientes son "evidentes". "Desde la Facultad y nuestro Hospital queremos mostrar todo nuestro apoyo a este tipo de iniciativas que, además de ser útiles, a todos los que queremos a los animales nos emocionan y nos encantan", afirmó Pedro Lorenzo.
Para Begoña Morenza, directora de Yaracan, organización creada en 2011 y dedicada a las IAA con perros, la profesionalización del sector en efecto "es imprescindible" y, de hecho, ya es están dando muchos pasos en esa dirección. El primero, según manifestó, ha sido asumir que las IAA no son una terapia alternativa o sustitutiva, sino complementaria, y que su finalidad no es distraer o divertir, sino ser "efectivas en la consecución de unos objetivos que marcan los médicos, los terapeutas o, en los ámbitos escolares, los profesores". De acuerdo con Morenza, la profesionalización también implica, de manera muy especial, la mayor y mejor formación de las personas que trabajan con los animales, y de su capacidad para diseñar intervenciones cada vez más específicas. Según afirmó, es imprescindible saber a quién se le va a dar la terapia, para qué y dónde. "Es importante saber si vamos a tratar un problema cognitivo, psicomotriz, comunicativo, social o emocional, pero aún es más importante saber cómo son las personas que van a ser objeto de la intervención, cómo es el centro en el que se va a trabajar, cuál es el contexto social...", señaló.
Para concluir, la directora de Yaracán destacó, no obstante, que sólo el éxito de estas terapias pueden explicarse por lo que son capaces de obtener los animales, los perros en su caso, de las personas a las que atienden. "Ellos se centran en las personas, no en sus problemas o dolencias, y por eso consiguen que las personas se abran y reaccionen de una manera que un médico o un terapeuta no lograría". En palabras del decano Pedro Lorenzo, es lo que se conoce como biofilia, término que acuñó Edward Wilson para definir ese "vínculo que existe entre los seres vivos, eso que lleva a unas especies a ayudar a otras para que se sientan mejor".
