Los Premios Talento Comunicativo nacieron hace ya cinco años, impulsados por el Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad I, como un "reconocimiento a la competencia comunicativa de aquellos profesionales de la comunicación que hayan demostrado su capacidad de llegar a su público y transmitir el mensaje con eficacia, rigor y sentido ético, haciendo especial consideración a sus habilidades de comunicación en la situaciones cara a cara y en copresencia". Los ganadores de esta quinta edición han sido la presidenta de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España, Elsa González Díaz de Ponga; Guillermo Viglione, presidente de la agencia Dimensión Marketing ; el actor José María Pou, y el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga.
La decana de la Facultad de Ciencias de la Información, Carmen Pérez de Armiñán, añadió, en la entrega de los Premios Talento Comunicativo, celebrada en la Facultad de Ciencias de la Información el 22 de noviembre, que a las características generales hay que sumar unas exclusivas para cada categoría de premiados. El de Periodismo se entrega por el rigor informativo y el sentido ético; el de Comunicación Publicitaria por la credibilidad ante el cliente y la eficacia comunicadora; el de Comunicación Audiovisual por la creatividad de la obra y la credibilidad, y el de Comunicación Científica por la capacidad divulgativa y la notoriedad.
El catedrático Javier Fernández del Moral presentó a Elsa González Díaz de Ponga como una persona que reúnelas mejores virtudes del periodista: "capacidad de liderazgo, generosidad y entrega, rigor y profesionalidad".
Díaz de Ponga, ganadora en la categoría de Comunicación Periodística, reconoció que los periodistas rara vez están delante de las cámaras y que se le hacía difícil ser la protagonista. Recordó cuando llegó a la Facultad "hace ya tres décadas largas" y como había un desencuentro entre la universidad y los medios y los profesionales de la comunicación, "que hacían gala de esa separación". Según la presidenta de la FAPE, ahora las cosas han cambiado mucho, aunque hay cosas que siguen siendo iguales, como la necesidad que tienen los periodistas de formarse y de trabajar con ética, humildad y rigor.
David Torrejón, director general de la Asociación General de Empresas de Publicidad (AGEP), alabó la labor de Guillermo Viglione, ganador en el apartado de Comunicación Publicitaria, a quien consideró un "creativo de culto, justamente, porque sólo es conocido y adorado por los más conocedores de su arte". Según Torrejón, Viglione podría haber trabajado donde hubiese querido, pero en lugar de eso decidió comprometerse con su San Sebastián natal, donde pasó a formar parte de la agencia Dimensión, que acabó siendo suya. Aparte de eso, también tiene una agencia que trabaja exclusivamente para ONG.
Viglione explicó que los creativos publicitarios son unos profesionales endogámicos, no acostumbrados a que gente que no es de la industria publicitaria les reconozca, así que se mostró muy honrado por este premio.
El galardonado hizo un elogio de la creatividad, entendida no como un don que tiene que ver con la imaginación, sino con una actitud de solucionar problemas, "casi siempre asociados a falta de tiempo, presupuesto y comunicación". Aparte de trabajar en esa actitud, recomendó a los jóvenes que sean optimistas, porque de ese optimismo "se alimenta la creatividad para funcionar".
La guionista Alicia Luna entregó el premio en la categoría de Comunicación Audiovisual a José María Pou, asegurando que es un "ser humano de primera línea, no sólo por su calidad profesional, sino también por su calidad humana sin parangón". Leyó Luna también unas palabras del periodista Jesús Ruiz Mantilla, quien opina que es imposible ver un espectáculo "donde actúe José María Pou y salir decepcionado".
El actor no pudo acudir por estar rodando en el Pirineo aragonés La catedral mar, así que su representante, Antonio Durán, recogió el premio en su lugar y leyó un breve texto de Pou. Según él, este galardón le hace "tres veces feliz", por unirle a un palmarés en el que figuran personas a las que respeta y admira, por ser esas personas algunas de las que comparten el amor por su oficio, y por venir del mundo universitario y "de la información y comunicación, que tienen mucho que ver con el oficio de actor".
Ainhoa Goñi, directora de comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fue la responsable de entregar el galardón de Comunicación Científica a Juan Luis Arsuaga, de quien consideró que cambió la historia tras la publicación del Cráneo número 5 en la portada de Nature.
Arsuaga habló de la clase que había impartido esa mañana en la que iba a explicar la adolescencia, esa etapa propiamente humana, a sus estudiantes. Viendo que todos eran adolescentes y que iban a entenderlo rápido pasó a explicarles su concepto de la educación, que no es otro que conseguir que cuando acaben su curso tengan más preguntas que cuando empezaron. Según Arsuaga, "la ciencia es el estudio de la complejidad", entendida esta como una pregunta, porque de hecho el auténtico descubrimiento es "hacerse una pregunta que a nadie se le había ocurrido antes".
El paleoantropólogo, defensor a ultranza de la universidad pública, y en especial de la Complutense, no quiso dejar pasar esta oportunidad para mostrar su orgullo de formar parte de la primera universidad española que concedió una cátedra a una profesora en el año 1916. Aquella maestra no fue otra que Emilia Pardo Bazán.
Mercedes Gómez Bautista, vicerrectora de Política Académica y Profesorado, cerró el acto, mostrando el orgullo de la UCM por haber podido reconocer "algo tan fundamental para la sociedad como el talento comunicativo".
