Iris (Incorporated Research Institutions for Seismology) nació en los años noventa del pasado siglo como un consorcio de universidades e instituciones estadounidenses con la idea de compartir, en un sitio web, un banco de datos con información de estaciones sísmicas para que estén a disposición de la comunidad investigadora, sobre todo universitaria. A principios de este siglo XXI se abrió a la comunidad internacional, creando la figura del "afiliado extranjero", para instituciones de investigación, algo que consiguió la UCM ya en el año 2010. Desde noviembre de 2016, además la Complutense ha pasado a formar parte del grupo de miembros de Iris que aportan datos sismológicos desde sus estaciones.
En 2009, la profesora Elisa Buforn, del Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I, descubrió que de España el único afiliado de Iris era el CSIC, "que no cuenta con estaciones sísmicas propias", algo que sí tiene la Universidad Complutense, así que solicitó formar parte del consorcio, con el aval de un profesor de reconocido prestigio americano, y con un extenso informe sobre los méritos científicos. La candidatura se aceptó en 2010 y desde ese año la UCM es un "Foreign Affiliate" de Iris.
Buforn reconoce que utiliza de manera habitual los datos del consorcio estadounidense, "no sólo para investigación, sino también para docencia, porque para las prácticas que hacen los alumnos a veces los terremotos están bien registrados en nuestras estaciones, pero otras veces no, y también sirve para que aprendan a cómo descargar datos, conversión de formatos...".
En 2015, la profesora se planteó contribuir a Iris, ya que "ser proveedor de datos es una forma de agradecimiento por los servicios prestados, ya que para ser miembro de Iris no hay que pagar cuota, simplemente se puede acceder en función de tus méritos científicos".
Western Mediterrean
De ese modo, la Complutense, que forma parte de la red Western Mediterranean, junto al Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA), decidió poner los datos de cuatro de las estaciones de esta red, distribuidas geográficamente cubriendo España y las Baleares, a disposición de los investigadores que forman parte de Iris. La filosofía de este consorcio, según Buforn, es "no poner los datos de todas las estaciones con las que uno cuenta, sino solamente de unas cuantas, de tal manera que de ahí los científicos puedan obtener los sismogramas para sus investigaciones".
De ese modo, y desde noviembre de 2016, la UCM contribuye a Iris, lo que la convierte en la única red de España que aporta datos sísmicos. Reconoce Buforn que hay otras dos estaciones en nuestro país que también mandan datos, una en San Pablo de los Montes (Toledo), y otra en Taburiente (Canarias), que gestiona el Instituto Geográfico Nacional (IGN), pero "son estaciones americanas que provienen de la Red Estándar, que se instaló en los años sesenta por todo el mundo, con sistemas iguales todas ellas, y con el objetivo de controlar explosiones nucleares".
Estaciones propiamente españolas sólo existen las de la red UCM-ROA, y desde el 16 de noviembre, fecha en que empezaron a aportar datos, hasta mediados de diciembre, "ha habido siete accesos, algunos de ellos desde varios servidores, unas doce descargas y algo más de 1,3 GB de información, fundamentalmente desde instituciones americanas como el MIT y la Universidad de Santa Cruz, pero también desde un par de sitios europeos".
Explica Buforn que los datos de la red UCM-ROA ya se recibían con anterioridad en el GFZ de Postdam, el Centro Alemán de Investigación para las Ciencias de la Tierra, "pero no tiene la misma visibilidad que Iris".
Acalara además que mantener una red no da publicaciones, "pero sin embargo sin ella los investigadores no podrían trabajar, así que de alguna manera hay que visibilizar esta red, y la mejor forma de hacerlo es ponerla ahí, en Iris". Cualquier publicación que se hace utilizando los datos que se obtienen de ese consorcio, "si la revista es seria, tiene que indicar de dónde provienen esos datos y agradecerlos, con lo que se cita a la UCM, y eso llena de orgullo, por saber que estamos ahí y contribuimos al avance de la ciencia en un mundo cada vez más globalizado".
Del Western Mediterranean forman parte además de la UCM y el ROA, instituciones de Portugal, de Marruecos y el GFZ de Alemania. Portugal y Marruecos se encargan del mantenimiento de las estaciones que hay en sus países.
Estación UCM
La estación que lleva por nombre UCM se instaló en 2009 en Orusco de Tajuña "y lleva desde 2010 funcionando y transmitiendo muy bien". Informa la profesora de la Facultad de Físicas que "en ese lugar hay una instalación de sistemas de transmisiones de la Armada y cuando te acercas por una carretera secundaria, en medio de una meseta ves un poste, el mástil de un barco, que marca el emplazamiento militar de transmisiones". La estación UCM está instalada en un antiguo polvorín, como casi todas las estaciones sísmicas "porque son sitios muy estables, donde no hay ni humedades ni cambios de temperatura".
El IGN, que a nivel de España es quien tiene la misión de alerta y vigilancia de terremotos, sugirió esa zona del sudeste de Madrid, porque allí ellos no tenían ninguna estación y el objetivo es "no duplicar estaciones, ya que no hay mucho dinero para infraestructuras y no tiene sentido instalar unas al lado de otras". El IGN, al igual que Iris, también recibe los datos de las estaciones UCM-ROA, "pero no los distribuye, son sólo para sus cálculos científicos".
El mantenimiento
La infraestructura de esta estación se ha conseguido con proyectos de investigación, como el Campus de Excelencia que dio financiación para cuatro estaciones, y otras convocatorias anteriores. El mantenimiento es muy costoso y "sólo se puede hacer gracias a la Armada".
De acuerdo con Buforn, lo más singular de la red son las estaciones que hay "en lugares como Chafarinas y Vélez Gomera, y ahora se va a instalar una nueva en Alhucemas". El problema de todas estas estaciones no es tanto "adquirir el equipo, aunque sea caro, como la adecuación del emplazamiento y, sobre todo, el mantenimiento". Como es lógico, a las que están en islas sólo se puede llegar en barco o en helicóptero y si eso sólo lo hace la Armada, así que "la colaboración es fundamental para tener una infraestructura singular que además es única, porque el IGN sólo tiene estaciones en Ceuta y en Melilla, cerca de las que tiene la red Western Mediterranean, pero no en las islas intermedias, más importante si cabe porque los terremotos suelen ocurrir en el sur de la Península y en el mar de Alborán".