Si algo dejó claro el director de ARCO, la feria internacional de Arte Contemporáneo que desde hace 36 años se celebra en Madrid, es que no es persona a quien guste regalar los oídos de los que le escuchan, aunque estos sean jóvenes artistas en fase de formación con muchos sueños por delante que luchar. "Habéis elegido la carrera más difícil, más complicada y que más frustraciones provoca", fueron las primeras palabras que pronunció Carlos Urroz en su participación en la segunda conferencia organizada por la recién creada Cátedra Extraordinaria Autric-Tamayo de la Facultad de Bellas Artes, celebrada el 31 de enero. "Decir adiós a papá y a mamá e iros fuera, pero no de visita, sino para quedaros", les recomendó poco después. Urroz dice lo que piensa -"esto es así de duro, que le vamos a hacer", se justificó- aunque a algunos a lo mejor no les guste. "En ARCO no estamos para ayudar a mayores ni a jóvenes; para eso está el Ministerio de Asuntos Sociales. Nosotros nos guiamos por la calidad". Por supuesto también habló de la inminente nueva edición de ARCO -del 22 al 26 de febrero y Argentina como país invitado-, una feria que más allá de servir de instantánea anual sobre el estado y tendencias del arte contemporáneo, "lo que busca es ante todo vender obras", recordó. Lo dicho, al pan, pan y al vino, vino.

Urroz comenzó su conferencia explicando a los asistentes que casi llenaban el salón de actos de Bellas Artes cómo se organiza ARCO. Recordó que la feria se creó en 1982 y que pese a que está dedicada a mostrar el arte que se hace en España, se decidió contar con obra internacional "para que también nos mirasen desde fuera". El crecimiento de la feria en pocos años fue exponencial, llegándose casi a 300 galerías con stand -"ARCO es una feria de galerías, no lo olvidéis"- y a 200.000 visitantes. Las cifras hoy son menores; algo más de 200 galerías y unos 100.000 visitantes, y la causa no es sólo la crisis, sino la imposibilidad que "tenían las galerías de trabajar (atender a los que quieren comprar) con tanto gente alrededor". La subida de los precios de las entradas buscó "hacer un poco de filtro en ese sentido", reconoció antes de añadir que en Madrid hay museos, exposiciones e incluso galerías que se pueden visitar todo el año de manera gratuita o por mucho menos dinero. El precio de la entrada de visitante en esta próxima edición será de 20 €. "Además el público que queremos que venga a ARCO no puede ser principiante. A ARCO hay que venir aprendido", sentenció.

No obstante, Urroz ante la solicitud del patrono-mecenas de la Cátedra, Adolfo Autric, de realizar más descuento a los estudiantes de Bellas Artes, explicó a la decana Elena Blanch que "con algunas instituciones tenemos pactados precios un poco más reducidos. Creía que con vosotros también". "Pues no, pero cuando quieras lo firmamos", respondió la decana. "Para mí será un placer",  contestó Urroz. Será para la siguiente edición. Para esta, gracias a un convenio, como informó la decana, firmado recientemente, una decena de estudiantes de cuarto de grado y máster de la Facultad realizarán prácticas en la feria colaborando con la organización. "Será muy enriquecedor para su formación", señaló Elena Blanch. "Lo más importante es que conocerán gente e igual nosotros o de alguna galería les pueden llamar en otra ocasión", puntualizó el máximo responsable de ARCO.

Urroz quiso dejar claro que son las galerías las máximas responsables de lo que se muestra cada año en ARCO, y que lo que hace la organización es elegirlas de acuerdos a unos criterios de calidad que desde hace dos años se han hecho objetivos e incluso apelables por parte de las galerías que se quedan fuera del programa oficial. Las galerías, por tanto, son las que seleccionan las obras y artistas que muestran y es, precisamente por eso, por lo que, según señaló Urroz a los estudiantes, es fundamental para un artista conseguir que una galería se interese por su obra. ¿Cómo conseguirlo? "Nunca vayáis a una galería a pedir que muestren vuestra obra, porque además de que lo vais a pasar fatal y puede ser hasta humillante, no os valdrá para nada porque esto no funciona así". La relación, de acuerdo con Urroz -quien durante un tiempo trabajo en una galería, según contó- debe forjarse poco a poco, de manera parecida a una amistad; mostrando interés por el arte, relacionándose con gente del mundillo... Al final, si se consigue que la galería muestre tu obra, se habrá dado un gran paso "para que tu carrera artística vaya bien. Es muy difícil que hoy a un artista sin galería le vaya bien y tampoco al que cambia mucho de unas a otras", consideró. "Que se queden con la mitad de lo que venden me parece justo. Ellos corren muchos riesgos y, aparte, son los que no solo muestran vuestra obra, sino los que dan a los críticos y compradores la visión general del artista, aceptan las críticas que se os hacen, avalan vuestro trabajo... En realidad, los galeristas son los actuales grandes mecenas y al menos en España yo no conozco a ningún galerista que se haya hecho inmensamente rico".

Urroz aconsejó a los estudiantes que en lugar de visitar galerías mostrando su trabajo se centren en construir una carrera sólida e interesante. Que utilicen los medios digitales para darse a conocer, que se presenten a cuantas convocatorias puedan y expongan donde sean, pero que no olviden que "nadie, ni la Facultad misma, os va a dar las cosas hechas". Hay que relacionarse, conocer gente interesante, no necesariamente artistas, y a la mínima que se pueda, decir "adiós a papá y a mamá e iros fuera, pero no de visita, sino para quedaros". Lo importante, de acuerdo con Urroz, es que cada artista se haga su propio hueco y vaya mostrando su mirada del mundo, contando cosas interesantes. "Eso es lo importante, que el artista sea capaz de plasmar ideas que los demás no tenemos. Que pinte mejor o peor casi es lo de menos. De hecho hay demasiada gente que pinta muy bien. Lo importante es lo otro, la visión del mundo que se ofrece", sentenció Urroz, quien se autodefinió como apasionado del arte conceptual.