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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 23 de noviembre de 2024

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En el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Un diálogo entre cuatro complutenses

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El objetivo de Naciones Unidas es "promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la capacitación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia, eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, incluso en las esferas de la educación y el empleo, y sortear las barreras jurídicas, económicas, sociales y culturales al respecto". La ONU invita a organizar actividades que alienten la participación de niñas y mujeres en las actividades científicas y señala como una de las formas de hacerlo "reconocer los logros de las mujeres en la ciencia".

 

En la Universidad Complutense no es difícil encontrar mujeres a las que reconocer sus logros científicos. Con la colaboración del Vicerrectorado de Política Científica, Investigación y Doctorado, hemos reunido a cuatro de ellas, cuatro mujeres que en estos últimos meses han sido premiadas y reconocidas por sus trabajos: Ana María Alonso Zarza, catedrática de Petrología y Geoquímica en la Facultad de Ciencias Geológicas, presidenta de la Sociedad Geológica de España, premiada con la prestigiosa medalla Johannes Walther el pasado mes de junio y elegida mujer investigadora del mes de enero de 2017 por AMIT; Cecilia Castaño Collado, catedrática de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, experta en estudios de género, autora de numerosos libros sobre igualdad, tecnología y ciencia, y elegida también, en su caso en diciembre de 2016, mujer investigadora del mes por AMIT; Cristina Montiel Molina, catedrática y directora del Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física, y ganadora el pasado año del Premio Batefuegos de Oro, y María Vallet Regí, catedrática de Química Inorgánica, académica de la Real Academia de Ingeniería y de la Real Academia de Farmacia, y poseedora de los principales premios de investigación que se conceden en España. En 2016 El Consejo Europeo de Investigación ha concedido a María Vallet una ERC Advanced Grant, la subvención competitiva más prestigiosa que se concede en el viejo continente a un investigador o investigadora, "gracias a la que he podido contratar a diez personas", comenta a las tres profesoras que acaba de conocer.

 

La propuesta que las hacemos es que hablen entre ellas sobre lo que significa ser mujer en el ámbito científico y universitario, cómo ven la situación actual, cómo mejorarla, o si son efectivas celebraciones como la de este Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Ellas llevan la conversación.

 

María Vallet - Si queréis, yo rompo el fuego. A mí me parece que ahora es cuando se están haciendo las acciones, pero de alguna manera ya se están recogiendo los frutos de lo que ha sido la trayectoria de la mujer en la universidad. Hace poco más de 100 años que la mujer tuvo acceso a la universidad. Antes lo tenía prohibido. De hecho, las primeras mujeres, que fueron médicos, entraron con policías a las aulas, porque se temía por lo que pudiera pasar allí. Yo cuando estudié, y estudié Químicas que ya era una carrera en la que había mujeres, éramos menos de un tercio, y ahora sin embargo yo creo que las mujeres son ya mayoritarias. En ingenierías siguen siendo menos, pero empieza a haber. Yo estoy en la Real Academia de Ingeniería y estoy metida dentro del programa de Niña-Mujer para promocionar las ingenierías. Ahora se está haciendo en las ingenierías lo que hace unos años se hizo con las licenciaturas.

 

Cecilia Castaño - Pero en Informática por ejemplo hay solo un 15% de mujeres y en Telecomunicaciones algo más de un 20. Hay un problema y no es que a las mujeres no les guste la ciencia o la tecnología. Lo que hemos estudiado es que desde muy pequeñitos los juguetes juegan un papel muy importante. Si a ti de pequeñita te dan un muñeco, en lugar de un mecano, te están educando para que tú te dediques a cuidar de los demás y en cambio a los niños se les educa para descubrir, para destripar, para conquistar el mundo. La gran pregunta que se hacen ahora mismo las empresas tecnológicas, la Comisión Europea, el programa Advance de la National Science Foundation de Estados Unidos, es por qué hay aún pocas mujeres en esas áreas. Y tiene mucho que ver con los juguetes, con el profesorado, con los estereotipos que se transmiten de que los niños son... y las niñas son... Este es un problema muy profundo. Totalmente de acuerdo contigo, María, en que se están haciendo muchísimas cosas, pero hay que ir al principio, y eso requiere también un acuerdo social muy importante y muchas veces no es fácil de conseguir.

 

Cristina Montiel - Lo que habéis dicho me parece muy importante pero creo, además, que hemos dado un paso de gigante entre dos momentos sociales y políticos en España. Yo soy del desarrollismo, yo nací en plenos años 60, y soy el ejemplo, y me enorgullezco de serlo, de una niña que sale de la pobreza y el analfabetismo. Soy la primera niña de mi familia que va al colegio, que consigue terminar el bachillerato, que consigue llegar a la universidad, y mi sueño, que era ser profesora, también lo cumplí. Estaba ya completamente fuera de mis expectativas lo que después conseguí. Cuando yo llegué a la universidad era muy complicado que a una niña le dieran esa oportunidad. Mi padre, que era mecánico, decía que para qué quería yo estudiar, y me puso una condición, porque mi madre, que era muy feminista, decía que sí, que la niña tenía que estudiar, que valía mucho, que sacaba muy buenas notas, que siempre tenía 10. Mi padre dijo que el día que bajase a 9 dejaría de estudiar. Yo acabé mi carrera con 10 en todo y estoy muy orgullosa, pero al mismo tiempo me pesa... Toda mi carrera, todas mis asignaturas son matrícula de honor, tengo todos los premios nacionales, pero para mí era una obligación. Esto gracias a Dios ya no pasa, una mujer ya no tiene que ser 10 o 0. Hoy las mujeres pueden entrar en la universidad. Ese ya no es el problema, ya estamos dentro, ya no hay problema ni con el acceso ni con la cantidad. El problema que hay ahora, y es muy grande, es el que decía Cecilia, el de las etiquetas. Es un problema cualitativo y de etiquetado. En mi caso, yo separo entre el ámbito académico y el científico. En el académico no estoy nada satisfecha con cómo se me trata y se nos trata. En el científico, en cambio, estoy muy contenta, y me doy cuenta que es un poquito también cosa de nuestro país. En el ámbito científico trabajo con gente no española y ahí tienes un trato normal, eres una más, ni estás por encima ni por debajo, todos cumplimos y no hay etiquetas ni clichés. Creo que en este país en cambio continúa el etiquetado. Hay un problema de empoderamiento. En el ámbito académico hay unas estructuras todavía que... ¡uff!.

 

Ana María Alonso - El problema que estamos viviendo es que aunque efectivamente las cifras han cambiado y la situación no tiene nada que ver con la de hace 100 años, que podemos entrar en la universidad, ser catedráticas, dirigir proyectos de investigación... Podemos hacer prácticamente lo mismo que ellos, pero... ¿a qué coste? El coste que nos supone a nosotras conseguir los mismos méritos que un compañero es infinitamente más alto, de tiempo y de dedicación, de estrategia, de capacidad de comunicación, de acercarte a ellos de una manera discreta... No sé, a veces yo misma a veces me siento machista cuando me relaciono con ellos, porque como vayas de igual a igual es imposible, porque ellos por si mismos se consideran por encima de ti. Te dicen: ¿Y tú de qué te quejas si has conseguido lo que querías? Yo no sé lo que quería, sé lo que he trabajado, infinitamente más que tú, que estás haciendo lo mismo que yo. Si nosotros analizamos esto en la posición en la que estamos, que es una posición de privilegio... Yo, al igual que Cristina, vengo de una familia con muy pocos recursos económicos, éramos siete hermanos... Ahora estoy en una posición de lujo, tengo comodidad económica, cosas que ni siquiera podía soñar cuando estaba en la escuela de mi pueblo. Pero también tenemos que valorar lo que nos ha costado, y que a quien venga detrás no le pase lo mismo. A mí me sorprende que mis doctorandas me digan que nunca han sentido la discriminación que yo sentí toda mi vida, en la Facultad, en el colegio... Y ellas no. La gente más joven está viviendo en una sociedad más igualitaria y nota menos las diferencias, pero esas diferencias se hacen más grandes según vas subiendo de nivel. Es decir, a nivel de compañeros hay pocas diferencias, pero según vas hacia arriba cada vez hay más mujeres que se van quedando. Claro que es necesario un día como este para visibilizarlo y remarcar que hace falta, que no podemos ser el 21% de catedráticas en una universidad  como esta en la que el alumnado está repartido a la mitad. El tema viene también de la valoración de los currículum. Hace unos años una universidad americana hizo un experimento con dos currículum exactamente iguales. Se puso uno a nombre de un hombre y otro al de una mujer. El del chico tuvo un 10% más de valoración. ¿Eso a qué nos lleva? A que si solo hay un puesto de trabajo, ese es para el hombre. Y en los ámbitos altos solo hay un puesto de trabajo.

 

C. C. - Hay un elemento importante que hay que transmitir y es que no hay conciencia de la discriminación de género que existe y de la menor valoración de las mujeres. Y eso es muy importante, porque eso significa que nuestros colegas nos discriminan no con mala intención, sino simplemente porque no se dan cuenta, porque es como siempre nos han tratado. Este es uno de los trabajos que más hay que realizar. Por eso este día es importante, para que toda la comunidad universitaria, toda la comunidad científica, se haga consciente de que aunque tú no te des cuenta todos esos estereotipos los tienes dentro.

 

M.V. - Yo te escuchaba antes, Ana, que eres también del área de ciencias y lo cierto es que yo nunca he tenido esa sensación que nos has contado.

 

A.M.A - ¿No?

 

M. V. - No, nunca la he tenido.

 

A. M.A. - Me alegra un montón que lo digas porque hay más mujeres como tú que también lo dicen. Gente cercana a mí que me dice que ellas no han sentido lo que yo les digo. Supongo que depende de la gente que tienes alrededor o de cómo cada uno lo percibe.

 

M. V. - Yo tengo que decirlo, porque no es mi caso. Yo he tenido mucha ayuda de mis compañeros y a mí nunca me ha pasado. Se me ha tratado con respeto siempre y ahí está mi curriculum. A mí nadie me lo ha hecho más difícil por el hecho de ser mujer.

 

A.M.A - Por supuesto que hay muchos casos así, pero hay otras muchas vivencias parecidas a la mía.

 

M. V. - Estoy absolutamente de acuerdo en que hay que hacer acciones como se han venido haciendo y es evidente que ha habido una progresión que es positiva. Pero creo que tenemos que tener también cuidado de no pasarnos en la dosis porque se nos puede volver el balón hacia nosotras mismas. Yo en lo que me he movido en la UCM nunca he vivido discriminación hacia las mujeres.

 

C.M. - Es que tú, María, eres una científica excepcional y sobresaliente.

 

M. V. - Mi historia es que me quedé viuda con 32 años y con tres hijos, el mayor de 6 años y dos de 4; sin nadie para ayudarme en casa, sola, y entonces no había guarderías como ahora... La excelencia se hace trabajando y trabajando. Y trabajando tienes resultados y si tienes resultados la gente te respeta.

 

A. M. A - Es cierto que si tú trabajas, tú tienes resultados, y la gente cada vez te va respetando más, pero te lo tienes que ganar mucho más que un hombre. Yo es lo que he vivido. Empiezo a ser considerada un poco igual a ellos a partir de ahora, y aún así tampoco. A mí me han hecho sentir que estaban por encima. Son diferencias que no se pueden cuantificar o medir. Son sutilezas, micromachismos que son muy difíciles de detectar, que cuando los cuentas te dicen que cómo eres.

 

C. C. - No es un problema individual. A mí me han tratado por lo general con respeto, salvo en determinados momentos en los que me he dado cuenta de que trataban mejor a gente que valía mucho menos que yo y que los ponían por delante por el hecho de ser hombres. Lo he visto conmigo y con muchísimas compañeras.

 

M.V. - Quizá haya trabajado tanto que no me he dado cuenta de verlo.

 

C. M. - Razón yo creo que tenemos todas porque estamos contando nuestras vivencias y sentimientos, pero los caracteres también influyen mucho en como tú valoras y percibes las situaciones. Yo estoy aburridísima de tener más de cincuenta años y seguir siendo "la niña", aunque sea catedrática y directora de departamento.

 

 Para acabar les pedimos que lancen un mensaje a las niñas, a las de verdad, a las que también se dedica este Día Internacional, a las que sueñan con ser científicas, médicas, geógrafas, economistas...

 

M.V. Mi mensaje es que las niñas y los niños no tienen ninguna diferencia en cuanto a sus posibilidades científicas y pueden llegar a donde les dé la gana siempre que trabajen y les guste lo que elijan.

 

C. C. -Yo les diría que sigan su camino, que elijan lo que ellas quieran. Pero también les daría un mensaje a los padres y a los profesores, y es que hay que respetar la manera de ser de las niñas y de los niños. Y si al niño le gusta una cocinita, pues una cocinita, y si a la niña le gusta... A las niñas también les diría que se olviden de ser princesas; las princesas no existen y mientras te estás creyendo lo de las princesas estás perdiendo un tiempo y unas expectativas de desarrollo personal enormes. Sé una mujer luchadora. No va a venir ningún príncipe a salvarte, te vas a salvar tú.

 

A. M. A. - Yo les diría que la ciencia es para todos y para todas, y que es muy bonita, que la disfruten y se esfuercen, pero que merece la pena.

 

C.M. - Yo les diría que fueran ellas, que lucharan por ser ellas, que nunca dejen de ser ellas, que afirmen, refuercen y reafirmen su identidad, que nunca escuchen lo que los demás esperan de ellas sino que escuchen lo que tienen dentro, que sueñen y que luchen por hacer realidad ese sueño. Y que si el sueño es la ciencia... ¡A por ello!

 

Las cuatro profesoras se despiden, las hemos quitado demasiado tiempo, y hoy es día lectivo, de trabajo, de avanzar en sus investigaciones. "Tenemos que vernos otro día y seguir la conversación", invita Ana María Alonso.

 

Cecilia Castaño, María Vallet, Ana María Alonso y Cristina Montiel, posan ante Los portadores de la antorcha, en la plaza de MedicinaLas cuatro catedráticas durante el diálogo que mantuvieronDe izquierda a derecha: Ana María Alonso, Cristina Montiel, María Vallet y Cecilia CastañoCristina Montiel: Ya no hay problema de acceso o cantidad. Ahora es un problema cualitativo y de etiquetadoCecilia Castaño: No hay conciencia de la discriminación de género que existeMaría Vallet: Nadie me lo ha hecho más difícil por el hecho de ser mujerAna María Alonso: Son sutilezas, micromachismos que son muy difíciles de detectar

 

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