Marta Pedraja, Iago Asorey, Adrián Barahona y Beatriz Díaz son los nombres de los cuatro jóvenes veterinarios de la Universidad Complutense que van a pasar las próximas seis semanas en Tailandia, cooperando con Soi Dog Foundation. Esta ONG, de protección animal y salud pública, se fundó en 2003 para ayudar a los perros y gatos de la isla tailandesa y se ha convertido en uno de los organismos más importantes del sudeste asiático en la lucha contra la mafia de trata de carne de perro en los países de la región.
Cuando estaba cursando 5º de Veterinaria, Marta Pedraja se fue a Nepal con una ONG especializada en vacunación contra la rabia. Estuvo allí dos meses, como única representante de la UCM, y lo hizo como asignatura de estancia externa.
Los años siguientes, siendo ya residente en el Hospital Clínico Veterinario de la UCM, se coordinó desde allí un proyecto con otra ONG de cooperación en la que fueron de nuevo a Nepal once estudiantes para hacer prácticas de desparasitación, sarna, vacunaciones... Esa cooperación, que iba a tener continuidad, se truncó cuando ocurrieron los terremotos nepalíes.
En Nepal, Marta Pedraja había conocido a una trabajadora de un centro muy grande de Tailandia, de la ONG Soi Dog Foundation. Así que en cuanto tuvo ocasión volvió a proponer a la Facultad un proyecto de cooperación, esta vez en este país asiático. Explica Pedraja que Soi Dog Foundation "cuenta con el apoyo del gobierno de su país para gestionar los temas de protección animal no sólo en Phuket, donde están sus principales hospitales, sino también en toda Tailandia".
Elegir bien
Cuenta además que es una organización "con bastante experiencia en catástrofes, como los tsunamis, e incluso una de las creadoras de la ONG, Gill Dalley, perdió las dos piernas por una bacteria que se las infectó cuando salvó a un perro de una de las riadas provocadas por el tsunami de 2004". [Gill Dalley falleció el día en el que se estaba redactando este artículo.]
Esas características, la de sus orígenes, la de su crecimiento y la de su apoyo gubernamental, la convierten en "una organización seria para coopera, que además permite a los voluntarios poder trabajar con muchas enfermedades que en España no existen".
Explica Pedraja que hay que conocer bien la labor de la ONG con la que se quiere colaborar, ya que "la estancia será mucho más provechosa para la organización y para los voluntarios si se puede participar en sus actividades o programas como profesionales cualificados".
Los cuatro veterinarios que trabajarán en Tailandia tienen diferente experiencia y con ella cubrirán todas las tareas previstas, que consistirán en ofrecer atención primaria sanitaria de miles de perros en situación de abandono o que pertenecen a familias con pocos recursos, proporcionándoles tratamientos médicos y quirúrgicos; realizar una importante labor de prevención y preservación de la salud pública con campañas de vacunación antirrábica y desparasitación, y controlar la población canina mediante la esterilización de hembras y machos, no solo en su centro en Phuket, sino también viajando de localidad en localidad con sus unidades móviles, utilizando templos y colegios como quirófanos improvisados.
Tráfico de perros
Una parte fundamental de la labor de Soi Dog es "la erradicación de las mafias que capturan y transportan perros de manera inhumana, ilegal y sin ningún tipo de medida higienicosanitaria a países vecinos para su consumo por personas". Explica Pedraja que en Tailandia desde 2013 hay un control del mercado ilegal de perros destinados a ser devorados, "pero sigue siendo lugar de paso hacia Laos, Camboya o Vietnam. Son perros callejeros que se llevan en condiciones terribles con los riesgos que suponen tanto para los propios perros que se contagian enfermedades como para las personas que se los comen sin ningún control sanitario".
Asegura que se ha reducido mucho el número de consumo de perros, pero todavía continúa y se siguen haciendo campañas, "incluso en lugares tan lejanos como Corea del Sur para intentar cambiar los hábitos".
La maleta y el blog
"Este año llevamos muy poquitas cosas, porque el clima acompaña y hay que llevar poca ropa y además en Tailandia los medicamentos están prácticamente prohibidos por los estrictos controles aduaneros, no como en Nepal donde llevamos kilos y kilos", relata Pedraja.
Pedraja cuenta, de manera divertida, cómo conseguir meter en una maleta todo lo necesario para vivir seis semanas en un país extranjero. Y lo hace en un blog que irá actualizando de manera cotidiana para relatar su experiencia.
Explica la veterinaria que cuando estuvo en Nepal escribió un blog personal y descubrió que la gente lo seguía de manera masiva desde la Facultad. "Le interesaba lo que hacíamos allí, y por eso esta vez lo hemos querido hacer de manera más oficial, dentro de la propia web de la Facultad".
Entre el trabajo y la escritura del blog, Pedraja confía en que les quedará algo de tiempo para hacer turismo por el país y aprender idiomas, así que ya sólo queda desearles buena suerte, o Chokh dî, como se diría (aproximadamente) en tailandés.