El pabellón de los jardines de Cecilio Rodríguez del Parque de El Retiro ha acogido, el 24 de marzo, la I Jornada aprendizaje-servicio ayuntamiento de Madrid y universidades públicas madrileñas. La propia alcaldesa Manuela Carmena explicó que este concepto de "aprendizaje-servicio" no es voluntariado, ni son prácticas, sino que es algo que debe aparecer en los currícula universitario como la experiencia del conocimiento de la realidad social en la que las historias individuales de cada estudiante están inmersas. Guillermo Cisneros, rector de la Universidad Politécnica de Madrid, en representación de los rectores de las demás universidades públicas madrileñas, confirmó que se trata de trabajar realizando proyectos en los que se conciba siempre la sostenibilidad y la utilidad para la sociedad a la que se dirigen.
La alcaldesa de Madrid explicó que esta relación entre la ciudad y la universidad es algo que "ya existía en las líneas estratégicas de la educación", pero ahora se trata de ofrecer todo lo que tiene la capital para conseguir que es aprendizaje-servicio sea más eficaz para que los universitarios conozcan "la realidad social en la que van a desarrollar su futuro liderazgo".
Recordó Carmena que en sus tiempos de estudiante ella realizó una actividad semejante, cuando trabajó un mes en una fábrica de conservas de Inglaterra, con lo que conoció otra realidad social que le configuró su personalidad tal y como es ahora.
La alcaldesa citó el pensamiento de la filósofa francesa Simone Weil, "gran creadora de nuevas ideas, que era consciente de que en el desarrollo de la formación personal hay que recurrir siempre a las experiencias". En esa línea las universidades ya han empezado proyectos piloto de este aprendizaje-servicio como el análisis de por qué hay fracaso escolar, iniciativas para crear empresas más eficientes, saber qué ocurre con la pobreza energética o la atención a la infancia vulnerable, expuesta por María Remedios Belando, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense.
Pilar Aramburuzabala Higuera, profesora del Departamento de Didáctica y Teoría de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, recalcó la idea de que este aprendizaje-servicio no es voluntariado, ni prácticas, ni es sólo para académicos ni para jóvenes. Es una actividad que implica actuar, con reflexión sobre lo que se ha realizado, para llevar de nuevo esa reflexión a la sociedad en un círculo en el que se beneficien tanto la universidad como la sociedad en la que se realiza la actividad.
Presentó Aramburuzabala otros proyectos como la transformación de una fábrica de armas en un centro cultural, la producción de alimentos para llevarlos a un comedor social, la formación por parte de estudiantes para fomentar el empleo, el trabajo en hospitales con niños, campañas para dar a conocer la banca ética... En todos ellos, de acuerdo con la profesora, debe primar siempre la participación del estudiante, porque cuanto más se implica "los efectos son mayores".
Este aprendizaje-servicio tiene que tener un reconocimiento en créditos por parte de las universidades, y ser parte de la evaluación, algo en lo que también coincidió César Nombela, rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Añadió Nombela que en su grupo de investigación de la Complutense, universidad de la que es catedrático, ya se han llevado a cabo algunas iniciativas de este tipo, porque "la universidad no tiene que estar basada exclusivamente en lo que recibimos en el aula, sino en algo más práctico, volcado a la sociedad en general".
El rector de la UNED, Alejandro Tiana, consideró que esta iniciativa será "provechosa para la ciudad, las universidades y los universitarios", y se alegró de que Madrid sea pionera en la puesta en marcha de estas experiencias.