"Al final de la vocación de un escritor está siempre un lector". Con estas palabras comenzó su participación en la VII Semana Complutense de las Letras el poeta Luis García Montero. El salón de actos del edificio D de la Facultad de Filología ha acogido este acto, coordinado por la profesora Dolores Romero, y en el que dos estudiantes de grado de Historia del Arte de la UCM, María Luisa Manzano y José Luis Gutiérrez, le han hecho una serie de preguntas antes de dar la palabra a los muchos interesados que acudieron a escuchar al poeta.
Para Luis García Montero, la vocación de los escritores empieza "en el momento en el que se deslumbran con un libro en las manos". Reconoció que él se dedica a leer y a escribir porque es lo que le gusta, y que no hay otra cosa que le guste más que sentarse tranquilo a leer para estar en paz consigo mismo.
Su vocación comenzó con su padre leyendo en voz alta un libro con los 1.000 mejores poemas de la lengua castellana, "en una España donde todavía no había televisión en los hogares". De ese modo, Zorrilla, el Duque de Rivas y Espronceda se convirtieron en sus primeras "novelas de aventuras".
En su formación también influyó un profesor que les puso un disco de Joan Manuel Serrat con poemas de Antonio Machado, y los libros que había en su casa en el misterioso salón de las visitas, el único cuarto que no destrozaban García Montero y sus cinco hermanos varones, donde descubrió las poesías completas de Federico García Lorca.
Garcilaso 1991
Sobre a este poema, homenaje a Garcilaso, que escribió García Montero en 1991, explicó que lo hizo cuando "era muy enamoradizo" y estaba "enamorizándose". Coincidió aquello con la primera agresión occidental a Irak, así que se acordó del "poeta-soldado que era Garcilaso" y de los pilotos que bombardeaban y consideraban que aquello era como un videojuego. Lo que a su vez le trajo a la mente el poema Cero, de Pedro Salinas, que era una reflexión sobre la capacidad de atracción que te lleva a "apretar un botón sobre aquello que no se conoce, sobre la realidad histórica que se sobrevuela".
El pensamiento neoliberal
Considera García Lorca, que desde los años setenta, cuando entró en la universidad, ha habido un "desplazamiento del control de la cultura como formación individual a una definición que tiene más que ver con el entretenimiento a un tiempo de ocio barato". Según el poeta, ha sido fruto del neoliberalismo, y manifestaciones como lo de pagar un IVA altísimo por la cultura, "no es sólo coyuntural, es también una consecuencia más profunda que ha dejado de entender la cultura como formación de conciencia".
Explica García Montero, que para los que se dedican a la educación, esta no es sólo información, sino también formación.
Ahora "ser libre a la hora de poder pensar es mucho más difícil que en los años 80, por los poderosísimos medios de homologación, de control de las conciencias, por el afán de hablar sin escuchar, por repetir un discurso que flota en el ambiente". Frente a eso está la poesía, que es una invitación "a una libertad de pensamiento que te hace libre de crear tu propia conciencia y de ofrecer un diálogo al lector".
Encontrar la propia voz
Recordó García Montero que su primer libro se publicó en 1980 y que por aquel entonces lo que más le importaba era encontrar su propia voz, su propio mundo. Para cualquiera que quiera iniciarse en la poesía recomendó "romper, romper y romper", así que nada mejor que tener una papelera a mano, sobre todo ahora que "hay demasiada facilidad para dar a conocer lo escrito, así que hace falta potenciar los sistemas de vigilancia que tenemos cada uno".
Eso, y leer, porque "conocer la tradición es fundamental, porque en caso contrario uno se puede creer que está inventando el Mediterráneo, pero simplemente está repitiendo los tópicos de siempre, creyéndose que es un genio".
Ahora, una vez que ya tiene una voz propia, el peligro está "en repetirse y acabar escribiendo como receta, estafando un poco, usando los recursos que más han gustado". La mejor virtud es la paciencia, y por eso él escribe lentamente, "para no repetirse, para añadir sólo aquello que puede aportar algo".
Un género sin público
García Montero reconoce que la poesía nunca ha sido un género masivo y que cuando publicaban "Juan Ramón o Antonio Machado, sus ventas eran insignificantes con respecto a cualquier novelista popular de la época". Según Paco Brines, "la poesía no tiene público, tiene lectores", así que "el reto está en aumentar ese número de lectores, sin caer en la trampa de perder el rigor que hace que la poesía de sentido a un pensamiento y a una palabra".
A pesar de eso, consideró el poeta que "no hay que caer en la búsqueda barata de un best-seller".
Defendió García Montero la ciencia y la técnica, y aseguró que "todo el que se mete con ello es un cretino, pero también lo es el que se mete con la poesía". Explica el poeta que "poner una lavadora es fundamental, pero el día en que se muere un amigo o tienes un problema amoroso, no sirve de nada una lavadora o un lavaplatos". Ahí es donde surge con fuerza la poesía, "que va a estar en este mundo siempre que no caigamos en la absoluta barbarie".
Las influencias y unas recomendaciones
Entre las muchas que reconoce están Jaime Gil de Biedma, "un maestro fundamental", al que conoció cuando era un adolescente, y con quien llegó a tener una relación de "amistad y aprendizaje".
Explica que para su generación, Gil de Biedma supuso lo mismo que "Juan Ramón Jiménez para la generación del 27".
Otra de sus grandes influencias, y siempre declarada, es Ángel González, aparte de otros grandes como Miguel Hernández o Rafael Alberti.
De las obras actuales recomendó las de jovencísima Elvira Sastre y las de Marta Sanz, entre ellas su nueva novela, Clavícula.
La organización del acto
José Manuel Lucía Megías explica que la VII Semana Complutense de las Letras, que él mismo dirige, es la gran fiesta de la literatura, y que aunque ya hubo una serie de actos la semana pasada, esta "es la inauguración real de la semana, con una figura literaria muy popular y también muy importante para la literatura española". Fue la profesora Dolores Romero la que propuso a Lucía Megías la presencia de García Montero y el director de la Semana de las Letras vio desde el principio que debía ser una de las grandes actividades de esta semana, porque "es un gran escritor y su poesía ha sido un referente al marcar un camino, que a veces muchos han mal imitado".
Aparte de eso, García Montero es catedrático de Literatura en la Universidad de Granada, y "desde su cátedra consigue que la universidad tenga voz en el compromiso con la sociedad que caracteriza su obra".
Gracias a esta actividad, el poeta ha podido entrar en contacto con un público "que no sólo lee y escribe, sino que además serán los próximos escritores, los próximos críticos, los que estarán aquí contando su experiencia". Quizás lo hagan instigados por las palabras de García Montero, al igual que le ocurrió a la profesora Dolores Romero cuando le conoció mientras cursaba sus estudios en la Universidad de Salamanca y le llevó allí Víctor García de la Concha.