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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Miércoles, 4 de diciembre de 2024

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Premio a la Huerta de la Complutense por difundir valores sociales, medioambientales y solidarios

Belén Martínez Madrid, profesora del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria, coordinadora de la HuertAula Comunitaria de Agroecología Cantarranas, ha recibido el primer premio a la mejor experiencia publicada de manera inédita y vinculada a la cooperación universitaria para el desarrollo y la Agenda 2030 que otorga el Observatorio de Cooperación Universitaria al Desarrollo (OCUD) de la CRUE Universidades Españolas. El trabajo premiado se titula "Red Universidades Cultivadas (RUC): Una iniciativa de cooperación entre universidades en torno al uso de huertos ecológicos" y ha sido escrito de manera conjunta por miembros de la RUC de las universidades de Cádiz, Valladolid, Palencia, Burgos, la Católica de Ávila, Autónoma de Barcelona y la Uniiversidad Complutense de Madrid. El premio se entregó en el marco del VII Congreso de Universidad y Cooperación "La Universidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible", celebrado del 29 al 31 de marzo en la Universidad Autónoma de Madrid, y organizado por las universidades que forman parte de la Conferencia de Rectores de las Universidades Públicas de Madrid (CRUMA).

 

La responsable de la huerta de la Complutense asegura que este premio "es la punta del iceberg de un trabajo constante, sólido, profundo e integral que se lleva haciendo en la UCM desde aquel noviembre de 2010 en que arrancamos con la HuertAula Cantarranas... y que también hacen otras compañeras en sus universidades, para ir introduciendo la agroecología (la ciencia, social y ecológica) y la soberanía alimentaria (el paradigma político) en las agendas de las universidades españolas... que llevan en este área un cierto retraso (con la excepción de la Universidad de Córdoba), respecto a muchas universidades de Latinoamérica y Norteamérica (Berkley por ejemplo), donde la agroecología forma parte de los programas oficiales de estudio".


Según Martínez Madrid, este retraso "choca con la urgencia de la crisis ecológica y los escenarios cercanos de colapso, de no revertir desde todos los ámbitos, incluido el académico, el mantra constante del progreso entendido como crecimiento ilimitado". Considera la profesora, que la universidad juega un papel trascendental como agente formador de "los y las profesionales del futuro, pero también de las personas para la transformación hacia una sociedad más humana, cooperativa, altruista y ecológica".


El premio y la Red Universidades Cultivadas

Esta ha sido la primera convocatoria de premios que ha lanzado el Observatorio de Cooperación Universitaria al Desarrollo (OCUD) de la CRUE Universidades Españolas, y ha entendido que el trabajo "camina hacia esos escenarios de cooperación y solidaridad", y que las personas que forman esa Red Universidades Cultivadas, enfatizan "desde cada una de sus universidades, la necesidad de tener en cuenta de manera urgente los límites del planeta y las amenazas ante un mundo cada vez más finito en recursos básicos, necesarios para poder cumplir con la Agenda 2030".


El proyecto de la Red Universidades Cultivadas, como recuerda Belen Martínez, se inició en junio de 2015 y el primer encuentro se celebró en mayo de 2016, en el campus de Soria de la Universidad de Valladolid, y luego ha habido un segundo encuentro en abril de 2017 en la Universidad Autònoma de Barcelona.


Básicamente "se define la Red como una comunidad de aprendizaje donde compartir experiencias". La Red la forman grupos que en diferentes universidades usan el huerto ecológico como recurso didáctico o como comunidad de aprendizaje, y cada profesor lo utiliza desde diferentes áreas de conocimiento. Las que iniciaron el proceso fueron, "sobre todo, facultades de Educación, como las de Soria y Cádiz y la Autónoma de Barcelona, desde Didáctica de Ciencias Experimentales".


Una serie de profesoras, "porque casi todas son mujeres", buscaban en primer lugar formar al profesorado de Infantil, Primaria y Secundaria en la vertiente de la educación ambiental desde el huerto ecológico, "que se entiende como una de las estrategias más significativas, por ser el huerto integral que abarca una globalidad de todo lo que es el proceso de producción y consumo de alimentos".


En Barcelona, según Martínez Madrid, "han ido un poquito más lejos y han generado un trabajo conceptual muy interesante que es una tesis de un trabajador del Ayuntamiento de Sant Cugat, que implica la transposición de la agroecología a la escuela, el instituto y la universidad". Para eso trabajan desde el huerto escolar, pero también desde las cafeterías, porque llevan la agroecología al ecosistema de una escuela, lo que permite a los estudiantes "hacerse responsables de su metabolismo, de sus necesidades de energía, de sus residuos, de lo que comen"...


Esa iniciativa va un poco en la línea de lo que se está haciendo en la Complutense, a través de la delegación del rector para Campus y Medioambiente, con el tema de los Presupuestos Participativos, que "implicar involucrar a toda la comunidad para que hagamos propuestas y nos hagamos responsables en cómo gestionamos ese presupuesto que abarca todo, desde el consumo de alimentos hasta la gestión de residuos, el uso de la energía, los espacios verdes...".


Experiencias en la Red Universidades Cultivadas

Explica Martínez Madrid, que cada "experiencia tiene un matiz, y por ejemplo, en la Universidad Católica de Ávila hay un grupo de investigación que estudia maneras de generar el control de plagas en los huertos y jardines urbanos de una manera ecológica". Estudian cómo la jara se puede utilizar como herbicida natural, algo muy importante porque "ahora muchos ayuntamientos han prohibido el uso del glifosato, que es un herbicida total de la empresa Monsanto, pero los jardineros tienen que seguir haciendo una gestión de las plagas".


Cuando se escribió el artículo premiado eran siete miembros en la Red, pero ahora son muchos más. El congreso "La Universidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible" ha servido para que se sumen otros miembros, como la Universidad de Rovira i Virgili, de Tarragona, "donde el huerto ecológico surgió de un espacio degradado donde se iba a construir una Facultad, pero que se quedó parada con la crisis y ahí se dejaron todos los restos de obra". Una profesora de Derecho Ambiental, que trabaja mucho la parte del compromiso, de la implicación como grupo humano, fue la que tuvo la idea inicial "y eso viene muy bien, porque a veces en los huertos empezamos con la parte más técnica y se nos olvida la parte humana. Porque ¿cómo nos organizamos colectivamente si no estamos preparados para gestionar los comunes, algo común? Y no para competir, que para eso sí estamos muy preparados". De acuerdo con Martínez Madrid, cuidar de lo nuestro lo hacemos muy bien, "porque tenemos muy metido lo de la propiedad privada, o del trabajo asalariado y un jefe, pero nos cuesta mucho comprometernos hacia algo que no es mío, sino que es de todos". Por eso, en Tarragona, desde el principio, establecieron unas normas que todo el mundo firma antes de empezar a trabajar en el huerto, "así se prevé el conflicto y se asume que para que un grupo se junte tiene que haber previamente unas normas".


El conocimiento en la Universidad está muy parcelado, cada vez más, se han hecho muchos cajoncitos, pero sin embargo trabajar en Red desde diferentes áreas te permite conocer respuestas a problemas que tenías y que desde tu visión eras incapaz de resolver. Se amplía con ello el ámbito de soluciones, de estrategias.


Otro ejemplo sería el de la Universidad de Málaga, donde el proyecto "surgió de unas personas que trabajan la facilitación comunitaria, lo que llamaríamos inteligencia emocional, en la dinámica de grupos, en trabajar primero para consolidar el grupo, y luego que ese grupo tenga clara cuál es su visión".


Solidaridad y altruismo

El Observatorio de Cooperación Universitaria al Desarrollo, a la hora de conceder el premio ha entendido "que la estrategia del huerto ecológico trabaja mucho los valores, sobre todo los ambientales, los de solidaridad, los de entender nuestro metabolismo, nuestro impacto ambiental y social. Es algo muy transversal, y aunque parezca algo sólo de agrónomos, lo podemos usar todos".


Consideran desde la Red que ahora "se publica lo que pensamos que es publicable, y si antes la ciencia del conocimiento era lo que necesitaba la sociedad, ahora es lo que necesitamos para acreditarnos, así que no publicamos lo que es interesante, sino lo que se valora en un JCR (el valor de impacto)". La idea, por tanto, es recuperar el espíritu primigenio, y publicar en base a lo que se considera "que nos va a llevar hacia una transformación de la sociedad, y que el conocimiento generado tenga una transferencia de conocimiento hacia las escuelas, los institutos, los profesionales de la educación ambiental para que tengan herramientas e información que hagan que esa educación sea transformadora y no un mero pintarse de verde".


El compromiso
Los días 26-29 abril se celebró en la Universidad Autónoma Barcelona el II Encuentro de Huertos Eco-didácticos, organizado por la Red Universidades Cultivadas, y de ahí, para Belén Martínez, lo más interesante fue "el tema del compromiso, ya que en todas partes falla mucho la participación". Tiene claro que no nacimos aprendidos a gestionar los comunes, "algo que sí se les educaba a nuestros abuelos, pero se ha perdido porque ya sólo se enseña a competir". Revertir eso es la tarea más difícil que se puede hacer en el huerto, "porque desde chiquititos nos han dicho que tenemos ser los mejores, y aquí hay que cooperar, no para mi propio interés, sino para un interés general". Por ejemplo, "para mucha gente lo de las asambleas y lo de la decisión por consenso es algo muy nuevo, sobre todo porque tras decidir algo luego no hay un jefe que nos diga que hay que hacerlo, así que hay que cumplirlo gestionándolo en grupo y eso es muy interesante de hacer".


El número de personas que colaboran en la Huerta de Cantarranas es difícil de saber, pero el grupo motor, formado por gente implicada no será de más de diez, aunque luego hay niveles de participación, con gente que gestiona el semillero comunitario, la parte del aula, la de darle sentido a esta iniciativa...


Pasan por allí estudiantes, pero también algunos profesores como la propia Belén Martínez; Marian Simón, de Arquitectura de la UPM, y Jon Sanz de Químicas de la UCM, "y ahora se incorpora una profesora de la UNED, que al mismo tiempo es estudiante de la Complutense".


Biointensivo
Con el curso "Método Biointensivo de Cultivo de Alimentos", también hay muchos estudiantes que conocen el huerto, "y eso es un avance, porque el hándicap que tiene huerto es que está un poco oculto y cuesta conocerlo".


Los días 11, 12 y 13 de mayo se han celebrado las IV Jornadas de Agroecología y la I de Agricultura Social Inclusiva "Cuidándonos las personas cuidando al planeta", organizadas junto con IMIDRA (Agrolab) y con la Red Terrae, y en las que colabora la Delegación del Rector de apoyo a la Diversidad e Inclusión, la Delegación de Rector para Campus y Medio ambiente y la Casa del Estudiante con unas 90 personas inscritas, de las que 40 han pedido créditos, tanto por la UCM como por la UAM.


La mañana del 11 de mayo, se celebró en el Edificio de Estudiantes una reunión para definir las acciones en España de un proyecto de cooperación de la AECID que la ONG Amigos de la Tierra ha obtenido junto con la Universidad de Vigo y, como contraparte,  Amigos de la Tierra-Nicaragua, para desarrollar el método biointensivo en diferentes comunidades campesinas. En la reunión se ha contado también con representantes de Ecopol, de México, que es la organización responsable de la difusión del método biointensivo en Latinoamética y Caribe, y que vendrá a dar talleres aquí junto con la asociación Ecograin (cuyo presidente es Pedro Almoguera), porque el proyecto contempla acciones de formación norte, que se va a hacer en la Universidad de Vigo y en la Complutense.


A día de hoy, dentro de la Huerta Cantarranas hay diez bancales de huerto biointensivo, gracias al trabajo de Pedro Almoguera, "el único maestro certificado del método biointensivo de Europa". Gracias a él, el huerto de la UCM es el único biointensivo demostrativo que se reconoce en Europa, p"orque en los cinco años que lleva Pedro ha dado no sólo para hacer el huerto, sino para ver las mejoras en materia orgánica y en cómo producir los alimentos".


Recuerda el propio Almoguera que "se ha pasado, de un suelo de relleno con ladrillos y líneas enteras de escoria, con materia orgánica del 2 hasta el 4,6, que es muchísimo. Y lo mejor es que al principio tuvo unas entradas de insumos, de aquí, de los alrededores, pero desde hace un par de años ya se mantiene el huerto sólo con lo que produce, así que es un círculo cerrado y se está investigando hasta qué punto el método biointensivo es sostenible".


El proyecto de Nicaragua, en concreto, es para comprobar en las comunidades de diferentes regiones, e incluso en zonas protegidas, cómo el método les puede ayudar para producir alimentos con muy bajo impacto.


De ese modo, y de acuerdo con Martínez Madrid, se estaría trabajando tanto en la seguridad alimentaria, para que la población se alimente, como "en la soberanía alimentaria, para que se alimente con respeto al medioambiente y a sus técnicas, su cultura y su sociedad".


Otras líneas estratégicas
Los miembros de la Red han llegado a la conclusión de que organizar encuentros consume mucha energía que no se dedica a otra cosa, así que se ha propuesto que los encuentros sean cada dos años, y "en el de barbecho hacer como un retiro de grupo para repensarnos y generar estrategias, como por ejemplo juntarse para conseguir financiación, ya sea con proyectos de innovación o cooperación".


Aparte de eso se quiere crecer, difundir la tarea que hacen y trabajar el tema de generar vídeos y manejar redes sociales.
Una tercera línea de trabajo es la de hacer presión en las universidades para repensar nuestro consumo. En la Complutense se está haciendo, como el proyecto que salió en los Presupuestos Participativos y que fue a gestión, que implica "tener un menú vegano en cada nueva contrata de cafetería que salga a concurso, por ejemplo". O presionar para la gestión del compostaje, "que es un problema pero tendría que ser una oportunidad, porque hoy en día los residuos nos cuestan dinero, pero todos los orgánicos, ya vengan de la jardinería o de las cafeterías, se podrían utilizar para hacer compost".


En la nueva edición de los Presupuestos Participativos se ha presentado una propuesta para rehabilitar el invernadero y generar ahí plantel, "en un proyecto de economía circular y de inclusión social. La idea es que colectivos de inclusión social produzcan el plantel que se necesita en zonas verdes de la Complutense y en huertos".

Belén Martínez Madrid, profesora del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria, coordinadora de la HuertAula Comunitaria de Agroecología Cantarranas, junto a  Pedro Almoguera, el único maestro certificado del método biointensivo de Europa La HuertAula Comunitaria de Agroecología Cantarranas, ha recibido el primer premio a la mejor experiencia publicada de manera inédita y vinculada a la cooperación universitaria para el desarrollo y la Agenda 2030 que otorga el Observatorio de Cooperación Universitaria al Desarrollo (OCUD) de la CRUE Universidades EspañolasEl Observatorio de Cooperación Universitaria al Desarrollo, a la hora de conceder el premio ha entendido que la estrategia del huerto ecológico trabaja mucho los valores, sobre todo los ambientales, los de solidaridad, los de entender nuestro metabolismo, nuestro impacto ambiental y socialLa HuertAula comparte trabajo y recursos con otros colectivos y entidades, como en el semillero comunitario y la operación estiércol junto con la ReHdMad! y la multiplicación de semillas de variedades locales en colaboración con el Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA, entre otrosEl número de personas que colaboran en la Huerta de Cantarranas es difícil de saber, pero el grupo motor, formado por gente implicada no será de más de diez, aunque luego hay niveles de participación, con gente que gestiona el semillero comunitario, la parte del aula, la de darle sentido a esta iniciativa...
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