La sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Información ha acogido una nueva convocatoria de Encuentros Complutense. Bajo el título Voracidad mediática, ha reunido a cuatro de los miembros de Els Joglars, que han venido a la UCM a hablar de la obra que tienen en escena en el Teatro Amaya, hasta el día 25 de mayo, y de paso a recordar su trayectoria desde que comenzaron como un grupo de mimos en el año 1962. Los miembros de la compañía teatral que han compartido su experiencia con estudiantes y profesores han sido el actual director, Ramón Fontseré, y los actores Pilar Sáenz, Dolors Tuneu y Xevi Vilà.
Los miembros de Els Joglars explicaron que unos diez años después de fundar la compañía, unos diseñadores holandeses les construyeron una cúpula "un espacio muy antiteatral, en el bosque, a unos 100 kilómetros de Barcelona, y allí es donde ensayan desde entonces". En principio obras sin palabras, luego con alguna que otra onomatopeya y poco a poco incorporando el texto hasta la actualidad en la que pueden a llegar a tener obras "de 100 páginas". Eso sí, trabajando siempre a partir de una idea original y nunca de un texto ya escrito por ningún autor.
La obra que tienen ahora en escena, Zenit. La realidad a su medida, trata sobre los medios de comunicación, en concreto sobre un periódico y la disyuntiva que existe actualmente en este mundo sobre si informar o simplemente entretener. En este caso los profesionales representados, los periodistas, han respaldado el trabajo, pero no siempre ocurre así. De hecho, consideran que en España "se ha perdido el sentido del humor" y que ya no puedes meterte con nadie porque enseguida sale un colectivo "de electricistas, por ejemplo", denunciando o incluso amenazando por sentirse ofendido.
Eso lleva a que la censura que existe en la actualidad no sea institucional, sino personal, "sin un enemigo definido" y a la que es muy difícil enfrentarse. Los únicos restos de la otra censura, la que se hace por motivos políticos a un nivel más elevado es la que, según ellos, existe en Cataluña, donde no les llaman porque les consideran "fachas, antinacionalistas o traidores". Explican los representantes de la compañía que allí sólo pueden actuar en Hospitalet, "que es como Andalucía, porque está lleno de charnegos", o en el festival teatral que monta Buenafuente.
En el resto de España tampoco es fácil vivir del teatro, pero a pesar de eso ellos llevan haciéndolo desde hace más de cinco décadas. Y no es por sus grandes decorados, porque, por ejemplo, "Zenit es una tela roja y un decorado en tres niveles", sino por "el arte del actor, que es lo realmente importante, porque sin esto último habría sido imposible que Els Joglars durara tanto".
El reto principal al que se enfrentan tanto ellos como el resto de compañías teatrales, más allá de los bajos y mal pagados sueldos, es conseguir enganchar a audiencias jóvenes, porque ya no van "ni los de treinta". Para eso "habría que hacer una buena política desde las escuelas e institutos", mientras que los dramaturgos deberían "hacer obras que interesen".
Una manera de llegar a las audiencias más jóvenes sería a través de la televisión, donde ya tuvieron varios programas, pero consideran que "ahora hemos perdido libertad y hay demasiado buenismo y demasiada corrección política".
Mientras llega ese día en el que el público se rejuvenezca ellos seguirán a lo suyo, haciendo el teatro tal como les gusta, "como si fuera un juego, con palabras o sin ellas, y con un elenco en el que a veces todo se entiende solamente con las miradas".