Del 16 al 26 de mayo, un grupo de paleontólogos pertenecientes al Proyecto Somosaguas de Paleontología del Departamento de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid, con ayuda de estudiantes universitarios voluntarios interesados en la paleontología madrileña, dedican su tiempo a excavar y localizar nuevos fósiles que sirvan para el avance del conocimiento y comprensión de cómo era Madrid hace 14 millones de años.
Así, durante diez días, en dos turnos de tres horas, los excavadores, yo incluido, pasamos parte de nuestro tiempo (30 horas algunos, otros más) ayudando a desenterrar nuevos fósiles. Al principio, lo que parece una actividad aburrida y tediosa, gracias a la compañía, tanto de los integrantes del grupo como de los nuevos reclutas, se vuelve entretenida y relajante, donde, además de excavar, se habla de películas, libros, música, deportes, etc. Del mismo modo, este año, la pluralidad de estudiantes de diferentes cursos y carreras (desde Biología y Geología hasta Logopedia y Lenguas Modernas) ha permitido el intercambio de opiniones, consejos e historias de los diferentes cursos, grados, másteres, etc.
También, como ya es costumbre en estas campañas, durante dos días, viernes y sábado, se llevan a cabo en el yacimiento unas jornadas de puertas abiertas para acercar al público todos los secretos que se esconden bajo tierra en forma de fósiles de diversos animales extintos y toda la información que los especialistas en la materia pueden obtener a partir de ellos. Tanto el viernes como el sábado, se expusieron diferentes posters informativos, además de los expuestos de forma permanente, sobre la composición geológica de la zona, los procesos que dieron lugar al relieve de la zona y de los distintos animales que, gracias a la actividad llevada a cabo por el equipo de investigación a lo largo del tiempo desde la creación del yacimiento en 1998, hoy en día, sabemos que poblaron la actual sierra de Madrid durante el Mioceno Medio, hace 14 millones de años.
Además, los visitantes contaban con numerosas actividades, especialmente orientadas para niños, que facilitaban el aprendizaje y comprensión tanto de los procesos geológicos como de la importante labor de los paleontólogos. De esta forma, se consiguió recrear las coladas de barro y los desprendimientos de materiales que originaron el yacimiento, y los visitantes más pequeños pudieron experimentar lo que es ser paleontólogo y trabajar en el área de excavación experimental, especialmente formado para ellos.
Como resultado, gracias a la participación de los miembros del grupo y al radiante sol que nos acompañó durante ambos días, las jornadas de puertas abiertas volvieron, un año más, a ser un éxito.
*Luis Santos Cid es estudiante de 4º de Biología