La EVAU es la prueba que sustituye a la PAU, conocida popularmente como selectividad, y es necesaria para acceder a los estudios oficiales de grado en el curso 2017-2018. A pesar del cambio de nombre la estructura de las pruebas, de acuerdo con el vicerrector de Estudiantes de la UCM, Julio Contreras, se mantiene igual, con un bloque obligatorio, que es fundamental superar para tener acceso a la universidad, y un bloque de materias específicas que sirve para aumentar la nota. Lo que sí hay es un ligero cambio de espíritu, porque según Contreras, "los estudiantes no se seleccionan porque ya han sido seleccionados en los institutos para pasar esta prueba", de ahí el amplio porcentaje de aprobados que hay año tras año.
En la Comunidad de Madrid se examinarán más de 30.000 estudiantes, de los cuales unos 10.400 lo harán en la Complutense, lo que implica una pequeña reducción en el número de alumnos con respecto al año pasado, cuando fueron 10.733.
La UCM no es sólo la universidad más grande de la comunidad autónoma, sino que también es la que más plazas oferta, hasta 14.200. Julio Contreras recuerda que las universidades no son las que ponen las notas para acceder a los distintos grados, sino que es la propia demanda la que la determina.
Confía el vicerrector de Estudiantes en que "suba la nota de corte en todo Madrid, porque eso indicará que los estudiantes confían en nuestras universidades y quieren estudiar aquí".
En la UCM, la carrera más demandada el año pasado fue Medicina, con casi 6.000 solicitudes, aunque la nota de corte más alta, no sólo de la UCM, sino de toda la Comunidad de Madrid, fue el doble grado en Matemáticas-Física de la Complutense, con un 13,550.
Con respecto a la prueba de este año, el vicerrector recomienda estar tranquilos, porque "luego verán que es más fácil de lo que esperaban". En cuanto a los contenidos, reconoce que ni él, presidente de la comisión organizadora de Madrid, sabe qué va a incluir, "aunque los estudiantes ya habrán hecho sus apuestas", entre ellas la casi unánime de que "este año cae la generación del 27", como se puede escuchar en los corrillos antes de entrar en el aula.
Julio Contreras opina que este no va a ser el último año en el que haya una prueba para acceder a la universidad, porque "es difícil sustituir un sistema que funciona desde hace 40 años" y además porque este sistema "otorga las mismas oportunidades a todos los que se presentan" y porque es necesario algún tipo de prueba para ajustarse a la demanda.