María Jiménez-Sánchez es investigadora en el King's College de Londres y además la presidenta de la Sociedad de Investigadores Españoles en Reino Unido (SRUK/ CERU). Por su posición actual y por su pasado como estudiante de licenciatura e investigadora predoctoral en la Facultad de Farmacia de la Complutense, hemos pensado que ella es la persona adecuada para hablar sobre la situación que viven los científicos españoles en Reino Unido. Al anuncio del Brexit se le han unido los últimos atentados en Londres y Manchester, así como las elecciones generales de principios del mes de junio. Jiménez Sánchez asegura que estos nuevos acontecimientos no han añadido elementos novedosos a la "situación de incertidumbre, que sigue siendo la misma".
La presidenta de SRUK/ CERU explica que desde junio del 2016 ya viven todos pendientes de las negociaciones del Brexit y de cómo éste podría afectar tanto a la movilidad como al acceso a programas y financiación europeos o a la situación económica del país. De hecho, "en una encuesta realizada por la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido (CERU) entre sus socios, se puede ver cómo un 30% de investigadores españoles ha cambiado sus planes de futuro a consecuencia del Brexit y un 43% está a la espera de las negociaciones para definirlo".
Reconoce que para muchos de ellos, trabajar en Reino Unido significa "investigar en centros punteros, rodeados de científicos de alto nivel que llegan de todo el mundo, atraídos por universidades y centros de investigación, tanto públicos como privados, donde se concentra una gran masa crítica investigadora". Hay que recordar que un 28% de los investigadores en Reino Unido son extranjeros y un 16% europeos, "cifras que se elevan aún más en las universidades y centros de mayor prestigio".
A todos los que trabajan allí ahora mismo les preocupa que esto pueda cambiar, así como el que "se vea limitado el acceso a programas europeos de H2020, la posibilidad de solicitar ayudas de movilidad como las Marie Curie o el acceso a las prestigiosas ayudas a investigadores del European Research Council".
De todos modos, y a pesar de esos miedos, "a día de hoy el resultado del referéndum para el Brexit aún no ha tenido grandes repercusiones directas, porque las universidades y centros de investigación británicos son claramente pro-europeos y se muestran abiertos a mantener políticas que permitan mantener la internacionalización de sus plantillas y de sus estudiantes". Considera Jiménez-Sánchez que además "el gobierno británico parece firmemente comprometido a mantener la investigación y atracción de talento entre sus prioridades", así que habrá que "esperar unos meses para ver cuáles serán las consecuencias".
Aunque la motivación de los investigadores españoles sea trabajar en centros punteros, Jiménez Sánchez opina que "la investigación que se realiza en España no tiene nada que envidar a la que se hace en Reino Unido, en términos de capacidades y creatividad". A pesar de eso, añade que "sí debemos envidiar y copiar en muchos aspectos el sistema de investigación británico y el funcionamiento de sus universidades: universidades con una gestión más independiente y donde hay una estabilidad y una financiación que depende de procesos de evaluación periódicos". Además, el sistema británico "atrae a los mejores y los investigadores pueden confiar en una financiación estable, que no depende de la situación política del momento o de las crisis económicas".
La investigación que se realiza en España no tiene nada que envidiar a la que se hace en Reino unido en términos de capacidades y creatividad, aunque sí en un sistema que cuenta con una financiación estable que no depende de las situaciones políticas o las crisis económicas
En cuanto a su experiencia en la Universidad Complutense la recuerda como muy enriquecedora, primero como estudiante de Farmacia y luego como investigadora predoctoral en el departamento de Microbiología de esa misma Facultad. Viéndolo en perspectiva unos años después, "el hacer el doctorado bajo la supervisión de María Molina y Víctor Jiménez Cid en este departamento fue una gran elección".
Un aspecto en el que España supera a Reino Unido es que "hay un mayor compromiso en formar al investigador predoctoral, que es crucial para definirte en la carrrera investigadora". Está convencida de que esa etapa le ha abierto puertas, porque su curriculum y su formación fueron suficientemente competitivos como para optar a una posición como investigadora postdoctoral en la Universidad de Cambridge, y luego para dar el salto a su nueva etapa.
Así, desde septiembre del 2016 ha empezado su propio grupo de investigación en el King´s College de Londres, aunque de alguna manera matiene colaboraciones con el grupo de David Rubinsztein en el Cambridge Institute for Medical Research, donde hizo su postdoc, lo que le ha permitido seguir publicando.
Continuando con su investigación en Cambridge, están estudiando los mecanismos moleculares que previenen la acumulación de agregados de proteínas que caracterizan enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
Explica la investigadora que "empezar un proyecto prácticamente de cero es lento y está suponiendo un reto" pero aún tiene casi 5 años por delante en los que tiene financiación asegurada, incluyendo no solo su salario sino también el de un investigador postdoctoral y los costes de la investigación. Esto lo ha conseguido gracias a un contrato para investigadores del Medical Research Council británico, "que es el equivalente a un Ramón y Cajal, con la diferencia de que está dotado con muchos más recursos".
Concluye Jiménez-Sánchez, considerando que "España debería aspirar a facilitar a sus investigadores este tipo de contratos si de verdad quiere atraer a los mejores y asegurar que dan frutos".