Anna Terrón es la presidenta ejecutiva y cofundadora de Instrategies, pero ha ocupado otros muchos cargos como el de secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, consejera especial sobre migración y asuntos de la zona mediterránea de la comisaria europea de Interior y miembro del Comité de las Regiones en representación de la Generalidad catalana. Por todo ese bagaje, Terrón ha sido una buena opción para inaugurar el curso La política de asilo y refugio. El reto de la UE, que desde el 3 hasta el 7 de julio acoge la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, dentro de las actividades de los Cursos de Verano de la Complutense. En su conferencia, Terrón ha advertido sobre la falta de un auténtico sistema común de asilo en la Unión Europea y en la existencia, real, de 28 (en breve 27) sistemas nacionales que "se rigen hipotéticamente por las mismas normas".
El sistema actual, después de numerosas reformas desde el famoso Acuerdo de Schengen, puede llevar a paradojas tan graves como que las personas que son consideradas con derecho a asilo en un primer país, como Grecia o Italia, pueden llegar a otro, como España, donde se les deniegue ese derecho.
Para intentar paliar una situación tan peculiar como esa, "casi todos los estados de la Unión Europea dicen que es más fácil el reasentamiento que el realojamiento". Anna Terrón explica que esta medida consiste en reasentar en los países de la Unión a aquellos refugiados que ya lo son en países como Turquía, Jordania y Líbano, y cuyos casos ya han sido revisados por ACNUR.
La conferenciante recordó que en la UE los jefes de Estado y de Gobierno, ya a finales de los años 90, tomaron la decisión de tratar de forma diferente la inmigración y el asilo. En cuanto al primero se decidió aproximar las políticas de cada país, pero sin una intención política de ir más allá, mientras que en cuanto al asilo se decidió que se debían armonizar todas las políticas en una sola con tres directivas: acogida, procedimiento y requisitos.
La idea es que esas tres directivas fuesen iguales en cada uno de los países para crear un "sistema único, justo y solidario", pero eso no ha llegado a ocurrir, porque muchos países, como España, no han hecho jamás la transposición de esas directivas a su legislación. De hecho, nuestro país ha pedido incluso que se revise, a la baja, la cifra de 160.000 personas que habría que acoger entre todos los Estados de la Unión Europea.
En vista de que son muchos los Estados que no han transpuesto las directivas, la Comisión Europea ha decidido tomar una serie de medidas. La primera de ellas ha sido un anuncio de sanciones para Hungría, Polonia y República Checa, que sirva de aviso a los demás países que incumples las directivas.
Y la segunda es preparar una reforma del sistema que hará que esas directivas se conviertan en reglamentos de aplicación directa. Terrón duda mucho de la efectividad de esta reforma y piensa que lo mejor sería "un sistema de entrada de dos pasos". En el primero de ellos el país de llegada sería el que debería establecer quien tiene derecho de asilo, mientras que el segundo paso sería hacer realidad de manera efectiva ese derecho. De ese modo, "una persona que entrase en la UE, en condición de asilado, se podría mover por ella con pleno derecho".
Por desgracia, como considera Terrón "no vamos hacia eso, sino a reforzar sanciones" y a mantener un sistema que deja a muchas personas en un limbo en el que viven "legítimamente, porque no se les puede echar, pero viven de forma ilegal en nuestros Estados, con lo que no tienen acceso a los derechos ni al mercado de trabajo".
