El catedrático y académico de la RAE Ignacio Bosque, especialista en gramática y su relación con el léxico, ha hablado de las enormes posiblidades y ventajas que tienen los diccionarios electrónicos frente a los de papel, entre ellas una mayor flexibilidad y una personalización para cada usuario. Para Bosque "el orden alfabético es una servidumbre del papel, mientras que en los diccionarios on line nosotros ponemos el orden que queremos", al menos así lo ha afirmado en el curso Diccionarios electrónicos: logros y retos para el siglo XXI, que se celebra del 17 al 21 de julio en el edificio multiusos del campus de Moncloa, dentro de la programación de los Cursos de Verano de la Complutense.
Al comienzo de su charla, Ignacio Bosque repartió dos folios con información sobre unos 140 recursos que ya existen on line o al menos en CD-ROM y DVD. Opina Bosque que el papel tiene los días contados e incluso dio una lista del orden en el que irá desapareciendo. En primer lugar lo han hecho las enciclopedias, "que ya no se pueden comprar en papel"; lo segundo serán los diccionarios, y después vendrán las bibliografías científicas, la prensa y el resto.
Ya que ese futuro es inevitable, lo único que queda es aceptar el reto que se plantea, que en el caso de los diccionarios pasa por "ampliar los contenidos atendiendo a los múltiples intereses de los usuarios"; resolver los problemas de "dispersión, conectividad y duplicación de esfuerzos"; abarcar una "información sumamente amplia"; mejorar el balance entre "proyectos en marcha y obras concluidas", y resolver la tensión entre difusión del conocimiento y rentabilidad, porque sea como sea "el conocimiento debe llegar a todo el mundo".
Tiene claro Ignacio Bosque que no todos los usuarios buscan lo mismo en un diccionario. "No existe lo interesante", ya que esa palabra no es lo mismo para un usuario común, "un lingüista, un traductor, un informático, un profesor de español para extranjeros, un escritor, un especialista en un tema concreto...".
Partiendo de esa premisa básica, en la actualidad, existen dos maneras de diseñar los diccionarios electrónicos. La primera consiste en hacer diccionarios diferentes para cada tipo de usuario, y la segunda (la preferida por Bosque) es hacer diccionarios en línea personalizables, "y esa es una de las grandes ventajas de Internet". Informó el profesor de que, por ejemplo, el nuevo diccionario de la RAE tendrá muchos recursos personalizables.
Entre los diccionarios más completos que existen ahora mismo en la red está, según Bosque, WordMagic, que es "una herramienta perfecta para traductores, por la cantidad de expresiones idiomáticas que incluye relacionadas con cada palabra". Con 1.300.000 entradas es el más completo de todos, muy por encima de cualquier proyecto actual en castellano.
Algunas de las carencias que Bosque ve en los diccionarios actuales son que no informan sobre el modo verbal, "que sólo está en la mente de los usuarios, como hasta hace poco las letras de los edificios de la Facultad de Filología", que no se ponían porque supuestamente todo el mundo sabía cuáles eran; que no dan un conjunto de palabras que comprendan un determinado esquema sintáctico; que ninguno lleva, por ejemplo de equivocarse a meter la pata, aunque al revés sí lo hagan; que no llevan tampoco de agua a hídrico, es decir, que no contienen las raíces alternantes, ni tampoco relacionan sustantivos con unidades de medida, como café con grano, melón con rodaja o pintura con capa.
Todos esos problemas se pueden solucionar gracias a la red, con diccionarios personalizados, que conecten las palabras entre sí y que además integren las palabras con las fuentes de información.