Tras cuatro semanas de actividad, en las que 3.000 estudiantes de 64 nacionalidades han asistido a 94 cursos impartidos por 1.300 ponentes, la trigésima edición de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense llega este 21 de julio a su fin. Como subrayó el rector Carlos Andradas en el acto de clausura, celebrado la tarde anterior en el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, esta edición ha estado marcada por algunos cambios, ya que "para sobrevivir hay que cambiar". Ha sido la ocasión, como destacó el director, Manuel Álvarez Junco, que más actividades de la programación se han desarrollado en Madrid, 19 cursos en concreto, en diversas sedes del campus y también en emblemáticos lugares de la capital como el Museo del Prado, la Casa de América, la Fundación Areces o el Teatro Real, pero su esencia ha continuado "estando aquí, en San Lorenzo de El Escorial". Este verano se ha dado incluso un paso más, extendiendo las actividades a diversos puntos de la localidad. Tras treinta años de relación, "ya se puede declarar -indicó el director- que lo nuestro no es pasajero". "Han sido cambios hechos para que los municipios de El Escorial y San Lorenzo sientan que estos cursos les aportan, igual que aportan al debate, a la cultura y al enriquecimiento intelectual de todo el país", añadió el rector.
La riqueza de ir todos juntos
El acto de clausura incluyó un concierto de la sección de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Complutense (OSUCM), dirigida en esta ocasión, y como colofón práctico a su formación, por los cuatro alumnos que han realizado durante esta semana de cursos el ya tradicional Taller de Dirección de Orquesta, que imparte el propio director de la OSUCM, el maestro José Sanchís. Fue precisamente esta actuación la que sirvió al rector Carlos Andradas para abrir su breve intervención con la que se cerró el acto para afirmar que "en este país hay futuro y en la UCM hay talento y futuro". El ejemplo ofrecido por los jóvenes músicos, en su mayoría estudiantes universitarios, y sus directores en formación, debe ser válido para toda la sociedad. "A ratos era un instrumentista el que tocaba, a ratos era otro, a ratos se acompañaban, a ratos estallaban todos juntos. Y justamente esa colaboración, esa compenetración global, ese ir todos juntos, es lo que da riqueza, es lo que hace que las sinfonías, que las piezas musicales suenen como han sonado. Y eso es lo que tenemos que hacer en cada momento, intentar ir juntos, acompasados, valorándonos, reconociéndonos unos a otros, cada uno jugando el papel que tenemos que jugar en el momento preciso y luego todos al unísono hacer que las cosas suenen como una sinfonía y nos llenen completamente".
Académico y lúdico
El director Álvarez Junco dedicó sus palabras a repasar la inmensa variedad temática abordada en los distintos cursos, la calidad de los ponentes que los han desarrollado y, sobre todo, a agradecer a su equipo técnico y administrativo el esfuerzo realizado. "Ha sido muy complicado, claro que sí, pero muy hermoso, porque hemos vivido la pasión de desarrollar una enseñanza diferente, que aúna la profundización en lo académico con la lúdica de compartir con una selecta compañía el espacio privilegiado de El Escorial en este tiempo estival", concluyó el profesor complutense en el que ha sido su segundo año al frente de los Cursos de Verano de la UCM.
Colaborador orgulloso
En la clausura también intervino David Laguna, en representación de Banco Santander, patrocinador principal de los Cursos. Laguna reiteró el compromiso de la entidad bancaria con la universidad, a la que reconoce su contribución hacia "futuro más responsable y sostenible, para construir, en definitiva, una sociedad más justa". En esa tarea destacó el papel de los Cursos de Verano de la UCM como "foro de intercambio intelectual y ejemplo de trabajo bien hecho. En Banco Santander -concluyó su representante- estamos muy orgullosos de esta colaboración".
