El 11 de septiembre, el Pabellón de Gobierno acogió la "Jornada Archer M. Huntington y la Ciudad Universitaria de Madrid". El rector Carlos Andradas aseguró que esta jornada se enmarca dentro de los actos del 90 aniversario de la Ciudad Universitaria, o más en concreto del "real decreto del 17-V-1927 de creación de la junta para la construcción del campus". Carolina Rodríguez López, profesora del Departamento de Historia Contemporánea, añadió que este largo cumpleaños que se ha celebrado a lo largo de 2017 no sólo sirve para celebrar y conmemorar, sino también para "rescatar, investigar y conocer algunos datos que nos quedan por saber sobre el campus". Por eso la jornada comenzó con la visita a la estatua de Los Portadores de la Antorcha y con la explicación, in situ, por parte de la profesora Patricia Fernández Lorenzo de la importancia que tuvo Archer Milton Huntington, donante de dicha estatua, en el desarrollo del propio campus. De hecho, la plaza Ramón y Cajal, en la que está ubicada la estatua, en un tiempo estuvo a punto de ser llamada la plaza Huntington.
Carlos Andradas recordó que Huntington fue un gran amante de la cultura española y dedicó un gran esfuerzo para difundirla. Hoy en día, "la conocida como Estatua del Caballo, que aquí se llamó Los portadores de la antorcha, se ha convertido en la imagen icónica de la Ciudad Universitaria y, por extensión, de la UCM". Señaló además que "no es la única obra que puso Huntington en el campus, también está la Diana Cazadora en los jardines de Filología, en un lugar evocador por el que merece la pena pasear".
Las dos obras las realizó Anne Hyatt Huntington, mujer del fundador de la Hispanic Society of America.
Carolina Rodríguez López explicó que en esta jornada se toca un tema muy pocas veces explotado en la Historia del campus, como es el mecenazgo que sirvió para que se pudiera desplegar y echar a andar. A lo que el rector respondió que "hay que hablar con calma de mecenas y mecenazgo, porque no hay nada malo en aceptar o dar donaciones y ojalá tuviéramos muchísimos más mecenas para tener mejores instalaciones, investigaciones más potentes y universidades con más recursos".
En el desarrollo de la jornada ha sido, de acuerdo con Rodríguez López, de vital importancia el apoyo de Patricia Fernández Lorenzo, "que ha dedicado toda su investigación y estudio a la figura de Archer Milton Huntington y a sus conexiones con España".
En parte gracias a esas relaciones, informó la profesora de Historia Contemporánea se ha conseguido que "la colaboración con la Hispanic Society continúe y en un tiempo breve podremos contar con alguna pieza que está ahora mismo en Nueva York, y que tiene que ver con el campus, tales como maquetas, planos y algún que otro documento".
Huntigton y su interés por lo hispano
John O'Neill, jefe del Departamento de Manuscritos y Libros Raros de la Hispanic Society Museum & Library, participó también en la jornada relatando la vida de Huntington desde que era un niño, "hijo de uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, que hizo su fortuna gracias al ferrocarril", hasta su muerte, en la que dejó un importante legado.
Recordó O'Neill que el interés de Huntington por el mundo hispano surgió de repente, ya que su educación se centró en la cultura francesa e inglesa. Uno de los primeros acicates para que se interesase por nuestra cultura fue probablemente George Borrow con obras como La Biblia en España, libro en el que cuenta su periplo vendiendo biblias por nuestro país cuando era un libro que no se podía conseguir más allá de conventos y monasterios.
De joven, Huntington visitó el Louvre y se quedó tan impresionado que exclamó que le encantaría vivir en un museo. Pero fue, algo después, en México cuando finalmente "tuvo una revelación para construir el museo que haría muchos años después, centrado exclusivamente en arte español, hispano y portugués".
En 1892, por fin, hizo su primer viaje a España para saber qué obras había disponibles, y en sus viajes sucesivos comenzó a adquirir obra y también comenzó la edición de El cantar del Mío Cid, y "siguiendo los pasos de Borrow, pensó que para ello era fundamental realizar la ruta del Cid desde Burgos a Valencia".
Decidió adquirir pinturas, sobre todo de los grandes maestros, pero esencialmente fuera de nuestro país, porque "no quería expoliar España". De todos modos, según O'Neill, no hizo lo mismo con libros y manuscritos, que sí compró en nuestro país. Además, para completar su colección, envió a la fotógrafa Ruth Anderson, que documentó la vida cotidiana de los españoles, en algo más de 10.000 fotografías.
O'Neill considera que la generación del 98 tuvo un importante eco en el pensamiento de Huntington, así como la cultura árabe y su importancia en nuestra Historia, "lo que le llevó a hacerse con la mayor colección de arte decorativo árabe en Estados Unidos".
"A comienzos del siglo XX, España era, en Estados Unidos, la España de Don Juan, peligrosa para los viajeros, pero Huntington la conocía de manera diferente, gracias en parte a la obra de Sorolla, que se hizo gran amigo suyo, y que en sus cuadros mostraba valores educativos, vitales y artísticos diferentes de España, no sólo los más prototípicos".
Durante su vida, Huntington apoyó a muchos escritores españoles, sobre todo poetas como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez y publicó además 52 ediciones facsímiles, de lujo, de obras españolas como La Celestina, que nunca fueron puestas a la venta, sino que se regalaron a expertos y bibliotecas.
A su muerte, en 1955, la Hispanic Society of America, fundada en 1904, había publicado varios cientos de libros, había promocionado la cultura española en muchas instituciones de su país y había ayudado a muchas del nuestro, como al desarrollo de nuestro campus, con la entrega simbólica de la escultura de La Antorcha, símbolo de la transición del saber de una generación a otra, como metáfora de toda su trayectoria vital.