Hasta hace cuatro años Dafne apenas se comunicaba con los demás. Si no era inevitable, prefería no hablar. Desde niña muchos se habían reído de ella; la habían hecho sentir vergüenza y lo que es peor, inútil. Dafne era y es tartamuda. La diferencia es que ahora no se avergüenza de serlo; ha conseguido perder el miedo a hablar; se ha dado cuenta de que tartamudeando también puede comunicarse. A fuerza de hablar, hablar y hablar, como ella no se cansa de repetir, ha conseguido que lo que era "una limitación ahora sea una cualidad". Hasta tal punto ha revertido la situación que hoy Dafne es la profesora que imparte el taller de hablar en público "Tú puedes comunicar Sin Vergüenza", organizado por la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión (UCM d+i) y la Fundación Española de la Tartamudez.
Lo primero que Dafne Lavilla pide a los quince matriculados en el taller es que se presenten y digan por qué están allí. Después le toca a ella. Les habla de su complicada vida a causa de la tartamudez y de cómo ha dado la vuelta a la tortilla. Fue mientras estudiaba Veterinaria en la Complutense. En los primeros cursos había logrado no tener que intervenir en las clases, pero un año, en una asignatura era obligatorio hacer una exposición oral. Dudó si decirle al profesor el problema que tenía o no decir nada. Decidió no hablar con el profesor, pero sí con otras personas. Conoció la Fundación Española de la Tartamudez y empezó a visitar un psicólogo. En poco tiempo "me sentí como dentro de una bola en la que se meten los hamsters a dar vueltas, yendo cuesta abajo y sin poder parar". Dafne había decidido poner fin a sus miedos y se apuntó a un taller para hablar en público. "De repente -recuerda- me vi frente a treinta "fluidos", como nosotros llamamos a los que no son tartamudos... Lo hice y aunque fue un poco desastre cuando vi que al acabar todos me aplaudían me dije: lo he hecho, he comunicado".
La Dafne profesora se sigue a veces "encasquillando", pero no le importa porque "me entendéis igual". La mayor parte de los quince "fluidos" que se han apuntado al taller -que se imparte cada dos jueves al mediodía desde el pasado 17 de noviembre en el Edificio de Estudiantes de la UCM- les pasa lo mismo que a Dafne hasta hace poco: tienen miedo a hablar en público. "Sé de lo que me habláis -les comenta su profesora- y para superarlo solo hay una solución. ¿Cómo se aprende a bailar? Pues bailando, ¿no?. Pues esto es lo mismo: tenéis que hablar, hablar y hablar". Dafne les explica que para cada sesión cada uno de ellos tendrá que traer preparado un "monólogo" de tres minutos de duración. Su intervención la grabarán con sus móviles para que además de ver cómo lo han hecho, vean los progresos que consiguen cada semana. Todos opinarán sobre la "actuación" de los demás e incluso se harán preguntas. También habrá improvisaciones. Dafne les propondrá pecha kuchas (proyecciones de 20 diapositivas durante 20 segundos cada una de ellas) para que se sucedan en el uso del turno de palabra improvisando sobre lo que ven o, incluso, teniendo que encadenar historias. "Hablar en público se va a convertir en una experiencia positiva y no algo de lo que hay que escapar", promete Dafne a sus alumnas y alumnos.
Antes de que Dafne y sus alumnos comenzarán a trabajar se celebró una breve sesión inaugural, en la que participaron, Mercedes García, delegada del rector para la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión, y Adolfo Sánchez García, presidente de la Fundación Española de la Tartamudez. Para Mercedes García este taller es un ejemplo de lo que pretende lograr UCM d+i. "Esta es una de las actividades con más significado e importancia que hemos hecho. No solo damos la voz, sino que trabajamos con ellos, compartimos, hacemos visibles las distintas capacidades que todos tenemos", señala la delegada con orgullo.
Aún más orgulloso si cabe se muestra el presidente de la Fundación Española de la Tartamudez. Su lucha desde hace mucho tiempo gira en demostrar que ser tartamudo no es una discapacidad, sino una peculiaridad, "igual que quien es gordo o flaco, alto o bajo". Que una chica tartamuda como Dafne -que ocupa desde hace unos meses la vicepresidencia de la Federación- pueda demostrar que su "distinta capacidad" no solo no es un freno sino que se ha convertido en un motor, da sentido al trabajo que Sánchez García lleva desarrollando desde hace muchos años y que él mismo resume en frases como "Cada uno debemos aceptarnos como somos" o "darnos la mano, acompañarnos, pero nunca nos acabéis las frases".
Por "culpa" de la inauguración la primera sesión del taller ha sido un poco más corta. Aún así los quince matriculados ya se llevan a casa unas nociones y unas fotocopias con consejos para hablar en público que la propia Dafne les ha preparado. Hay algún "truco" para acabar con los miedos, sentirse orgullosos de lo que van a hacer, o de cómo estructurar sus presentaciones, qué hacer con las manos o cómo evitar mover los pies. Para dentro de quince días ya tienen que tratar de poner en práctica esas sugerencias en un monólogo tendrán que traer ensayado. Incluso ha habido tiempo para improvisar un primer pecha kucha. Los quince son en su mayoría estudiantes, pero también hay alguna profesora y hasta una "espía" del PAS, que se ha matriculado para valorar si podría incluirse en la oferta de cursos y talleres que se ofertan al personal de administración y servicios de la UCM. Se les ve encantados y sí, todos podrán contar que su profesora de hablar en público es tartamuda. ¿Y qué?