CLIVAR (Climate and Ocean: Variability, Predictability and Change) es un comité internacional que trabaja en variabilidad climática desde hace 20 años, sobre todo en clima y océano, y en todos los factores que hacen que el clima pueda cambiar a diferentes escalas. Ese comité promueve que los resultados más relevantes que se hayan hecho en la comunidad internacional se resuman en su publicación CLIVAR Exchange. El número 73, es un especial centrado en el clima de la Península Ibérica y en él se ha querido hacer un resumen de toda la ciencia que se ha hecho en España sobre el clima en la Península, para ver cómo ha cambiado y cómo va a cambiar el clima. El número en cuestión ha sido coordinado por Enrique Sánchez Sánchez de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la UCLM y por la profesora Belén Rodríguez de Fonseca, del Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I, de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense.
Rodrígez de Fonseca asegura que este trabajo "es una especie de adaptación del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), pero sólo centrado en la Península Ibérica, desde el paleoclima hasta las proyecciones de futuro, pasando por las observaciones tanto del océano como de la atmósfera".
También se ha trabajado en el tema de las teleconexiones, que explican cómo el cambio que hay en una región remota nos puede afectar en la Península, como el fenómeno de El Niño o la oscilación del Atlántico Norte.
La profesora complutense explica que la publicación incluye los resultados de los trabajos más relevantes realizados en los últimos años en el conocimiento pasado, presente y futuro del clima atmosférico y oceánico de la región centrada en la Península Ibérica, con una serie de artículos que han sido liderados por miembros del Comité Clivar. Y de hecho, los datos contenidos en la publicación actualizan el informe que el mismo grupo emitió en 2010, "a la estela de los trabajos del último informe del IPCC".
Añade Rodríguez de Fonseca que con estos estudios se ha visto que "en la región mediterránea se ha notado mucho el cambio climático en algunas variables, por ejemplo en la temperatura, en las sequías, en las olas de calor... Aunque hay que tener en cuenta que la variabilidad climática no afecta por igual a todos los puntos del planeta".
En la Península, en concreto, "ha habido un incremento muy fuerte en las temperaturas desde los años 60 del siglo XX, pero por ejemplo no se han encontrado muchos cambios en el viento. También ha habido grandes cambios en la humedad relativa, que es una variable muy importante para las plantas".
En cuanto al futuro, reconoce la profesora complutense que hay mucha controversia sobre lo que se espera, porque "por ejemplo, se ha visto, desde 1985 a 2010, que la radiación que llega es cada vez mayor, pero es algo que se nota más en primavera y, sobre todo, en verano, pero prácticamente no ha variado en las otras estaciones".
Las temperaturas medias máximas y mínimas sí que se han modificado y "son fundamentales para la agricultura, porque puedes tener una media normal, pero como haya mucha amplitud vienen heladas o máximas de calor que hacen que las plantas no aguanten el estrés del calor". La evidencia es que los extremos de temperatura han aumentado en la Península y "hay cambios muy bruscos en la circulación, de tal manera que puede ocurrir que de repente haga muchísimo frío en altura, se debilite el anticiclón que lo está bloqueando, venga todo de golpe, y en dos días esté nevando, con una ola de frío terrible".
El primero de los capítulos de la revista está escrito por los coordinadores (Enrique Sánchez, de la Universidad de Castilla La Mancha, y la propia Belén Rodríguez de Fonseca), las antiguas coordinadoras (Ileana Bladé y Manola Brunet) y el resto de investigadores implicados, cada uno de ellos experto en temas como el océano, la atmósfera, la variabilidad climática interanual, el paleoclima y la regionalización.
Entre las conclusiones del trabajo está "la mejora en la predictabilidad atmosférica a partir de la información de los trópicos, tanto a nivel interanual como decadal, dando un paso adelante en el conocimiento de la influencia de El Niño y otros predictores en el área peninsular, así como la variabilidad multidecadal del océano".
En relación con las proyecciones de cambio climático, y "dentro de las incertidumbres inherentes a estos estudios", se calcula que para mediados de siglo, "las precipitaciones podrían disminuir hasta un 30 % respecto a las actuales, y las temperaturas, sobre todo en verano y otoño, aumentar en torno a 3ºC".
Los estudios también prevén un incremento del nivel del mar superior al valor global, junto con un aumento de las temperaturas oceánicas, porque "al aumentar las temperaturas, aumenta la evaporación y con ello las aguas se vuelven más saladas, así que la salinidad podría aumentar sobre el Mediterráneo".
Opina Rodríguez de Fonseca que hay que ser cauto y no dar grandes titulares "aunque es evidente que hay interacciones entre la variabilidad natural intrínseca del sistema y la variabilidad forzada por las actividades humanas y también es evidente que existe el cambio climático, aunque no se vea de un día para otro porque hacen falta muchos datos observados para valorarlo".
Reconoce la investigadora que "para los políticos puede ser un documento de consulta, y una buena referencia por la cantidad de trabajos que se han incluido. Quizás se podría llevar a la Oficina Española de Cambio Climático, que es la que valora el IPCC para recomendar políticas, aunque luego son los políticos los que tienen que hacer caso o no a los resultados".
Considera, de todos modos que "los políticos y los economistas son cortoplacistas, aunque ahora parece se está haciendo un esfuerzo que no es irnos a proyecciones de cien años, sino a la variabilidad decadal, lo que va a pasar de aquí a diez años".