Del 28 de febrero al 8 de marzo en la Facultad de Educación y del 12 al 23 de marzo en la Biblioteca María Zambrano, se puede visitar la exposición "WILPF. 100 años de feminismo pacifista". A través de 21 paneles la muestra recorre la historia de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF, en sus siglas inglesas), fundada en 1915 con la intención de parar la I Guerra Mundial. El 28 de abril de aquel año se reunieron en La Haya 1.336 mujeres, pertenecientes en su mayoría a los movimientos sufragistas de la época. No consiguieron su objetivo, pero sí establecieron las bases de otra manera de entender la paz, en la que no basta la ausencia del conflicto, sino que es necesario el desarrollo, la formación y la justicia social.
Tres integrantes de WILPF han recibido el Premio Nobel de la Paz: Jane Addams, la primera presidenta de la Liga, ,lo recibió en 1931; Emily Greene, su primera secretaria, en 1946, y Alva Myrdal, socia de la WILPF en décadas posteriores, en 1982. No obstante, son muchas más las mujeres relacionadas con la Liga que han dejado su nombre escrito en la historia de los movimientos feministas del siglo XX: Aletta Henriette Jacobs, Julia Grace Wales, Chrystal Macmillan, Rosa Genoni, Cor Ramondt-Hirschmann, Lida Gustava Heymann, Rosa Manus, Clara Ragaz-Nadig, Charlotte Despard, Emeline Pethick-Lawrence, Alice Hamilton, Rosika Schiwmmer, Edith Mary Pye, Mia Boissevain, Hilda Clarck, Mary Church Terrell, Kaji-Katsu Yajima, Gabrielle Duchene, Mildred Scott Olmstead, Gertrud Baer, Analee Kyger Stewart, Marii Hasegawa, Dorothy Hutchinson, Biorn-Hansen Boulding, Edith Ballantyne, Irene Greenwood...
A las 1.336 asistentes al congreso de La Haya se las considera "las madres" de Naciones Unidas por las propuestas que llevaron a Woodrow Wilson tras el Congreso en el que nacieron, y que este aplicó en la creación de la Sociedad de Naciones. Defendieron y defienden medidas como el desarme, la existencia de un Foro para dirimir los conflictos internacionales -cuando no lo había-, medidas de regulación de comercio e inversiones... reclamaron el voto femenino y enfatizaron la necesidad de educar para la paz. Conforman una tradición histórica que ha formulado propuestas alternativas para afrontar las raíces que dan lugar a la mentalidad y los hechos violentos, con especial atención a aquellas propuestas protagonizadas por mujeres, lo que conocerlas permitirá nutrir el imaginario colectivo con alternativas a las violencias.
El 1 de marzo se celebró un acto en la Facultad de Educación para con motivo de esta exposición hablar no solo de la historia de la WILPF, sino también de su presente. En la mesa, presidida por el decano de la Facultad, Gonzálo Jover, participaron la delegada del rector para la Unidad de Igualdad, María Bustelo; la secretaria de WILPF España, Laura Alonso Cano; la vicepresidenta de esta misma asociación y profesora de la Universidad Autónoma, Manuela Mesa, y la profesora de la Universidad Complutense Marian López-Fernández Cao. Según señalaron la Liga -que desde 2011 cuenta con una sección en España- continúa siendo un referente del pacifismo. "WILPF -señaló Manuela Mesa- es en la actualidad una asociación intergeneracional y multicultural, que actúa desde lo local y lo global con valores pacifistas y feministas".
La delegada del rector, María Bustelo, explicó que gracias a la existencia de asociaciones feministas, que tienen su origen en los movimientos sufragistas de comienzos del siglo XX o del trabajo de asociaciones como WILPF, hoy se continúan llevando a cabo políticas de género, "necesarias para cambiar muchas cosas que no nos gustan cómo están". Bustelo incluyó esta exposición entre los actos que se van a celebrar en la UCM con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, "un día que hay que visibilizar y celebrar para denunciar las muchas cosas que quedan por hacer en la sociedad y también en la universidad", señaló la delegada del rector.
María Bustelo denunció que en la Universidad se dan aún hoy dos tipos de segregaciones. "Hay segregación vertical. Por ejemplo, en Facultades como en la que estamos, Educación, el 82 por ciento de las estudiantes de grado son mujeres, mientras que las catedráticas son el 38%. Y esta es una de las que más hay, ya que la media de catedráticas en la UCM es del 29%, bastante más, por cierto, que la media española y europea, que es del 21 %". También hay segregación horizontal. "Hay áreas en la que la presencia de la mujer es escasa. El máximo exponente es la Facultad de Informática, en la que solo hay un 15% de alumnas y está bajando, cuando en la UCM son un 62%. Está claro -concluyó María Bustelo- que tenemos un problema cuando la variable hombre/mujer sigue explicando muchas cosas".