El periodista, ex director del diario El País, Joaquín Estefanía, y la catedrática de Historia del Pensamiento Político y los Movimientos Sociales de la UCM y ex ministra de Educación, Mercedes Cabrera, han abierto este 7 de mayo el ciclo de actividades que Encuentros Complutense ha organizado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología hasta el jueves 10 para conmemorar los 50 años de Mayo del 68. El hilo conductor de las intervenciones de ambos ha sido el libro publicado recientemente por Estefanía, Revoluciones, en el que precisamente aborda lo sucedido en este último medio siglo en el terreno de los movimientos sociales. "Nosotros [los jóvenes de 1968] somos los grandes beneficiarios de lo sucedido hace 50 años [trabajo fijo, mejores remuneraciones, fortalecimiento del estado del bienestar...] y por eso no es extraño que en alguna referencias tengamos mitificado lo ocurrido y pensemos en general que el mundo que tenemos, 50 años después de que arrancase todo eso, es mejor que el que había entonces. Claro, eso nos confronta directamente con las realidades que están viviendo los jóvenes en estos momentos que tienen enormes dificultades con su mercado de trabajo, entre otras cosas", afirmó Joaquín Estefanía como colofón a su intervención.
Estefanía explicó que en Revoluciones ha tratado de explicar la evolución de los movimientos sociales y cómo estos han provocado en la "política institucional" reacciones al más puro estilo de la tercera ley de Newton, en la que se establece que una acción es siempre respondida por una reacción de igual intensidad. "En este caso las reacciones fueron muchos más fuertes que las acciones". El ex director de El País señala tres como los principales movimientos sociales de estos últimos 50 años. El primero, por supuesto, es el de Mayo del 68, con lo ocurrido además de en Francia en otros lugares aquel año, como la invasión de la República Checa por los países del Pacto de Varsovia o las protestas estudiantiles en México que tuvo como colofón la brutal represión de la Plaza de las Tres Culturas, "que ni aún hoy sabemos cuántas víctimas realmente hubo allí". El segundo hito es el movimiento antiglobalización que surgió en diversos lugares del planeta y que tuvo como punto cumbre las protestas de Seattle, que lograron impedir la celebración de la Asamblea Internacional del Comercio en 1999. El tercer gran movimiento es el los indignados, como se ha dado a conocer lo ocurrido en muchos puntos del planeta en 2011, desde el 15M español al Occupy Wall Street en Nueva York, las protestas de estudiantes chilenos...
Contrarrevoluciones conservadoras
Estos tres movimientos sociales tuvieron sus respectivas "contrarrevoluciones", que trataron de borrar los valores surgidos en cuanto amenaza de los establecidos en cada momento. Así, en el 68 fueron el ecologismo, el feminismo, la libertad sexual, el respeto a las minorías o el pacifismo; a finales de los 90 los ideales a contrarrestar eran la necesidad de gobernar la globalización, la creencia de que otro mundo es posible o la posibilidad, hoy ya no desdeñada, de crear la conocida como Tasa Tobin a las transacciones financieras. La respuesta a Mayo del 68 tardó en llegar algo más de una década, con la subida al poder de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Al movimiento antiglobalización del cambio de siglo le siguió la victoria de George Bush II y su entrega del poder a los "neocons", los nuevos conservadores, "muchos de ellos protagonistas precisamente del Mayo del 68, que se cambiaron de bando". Mientras que el movimiento de los indignados ha encontrado en Donald Trump a su antagonista. "El mundo -señaló Estefanía-vive hoy una oleada reaccionaria, que se manifiesta no sólo en la victoria de Trump, sino en la presencia de movimientos populistas de extrema derecha, que si no vencen en las elecciones, sí están influyendo con su ideología a los partidos de centro-derecha". Para Mercedes Cabrera, no deja de tener su importancia que cada uno de los movimientos sociales señalados siempre hayan sido respondidos con un endurecimiento de la política conservadora de la Casa Blanca.
Factores y riesgos comunes
Los tres movimientos sociales que sobresalen en este último medio siglo han tenido, de acuerdo con Joaquín Estefanía, una serie de factores comunes. El primero es su carácter global, ya que coexistieron en diversos puntos del planeta. El segundo, su "antiautoritarismo". Son movimientos libertarios, no sólo desde un punto de vista político, sino social, educativo, de medio ambiente... Un tercer elemento común es para Estefanía la reivindicación que hacen los tres de los ideales de la Revolución Francesa, libertad, igualdad y fraternidad, por encima de los ligados a la lucha de clases de la revolución bolchevique. Un cuarto elemento es la atención que prestan a la desigualdad. Y el quinto, y quizá más destacable, es que los tres lucharon contra un poder fáctico que no es el poder político sino el poder económico. Mercedes Cabrera añade un punto en común más: tanto Mayo del 68, como los movimientos antiglobalización y de los indignados, "ponen de manifiesto la crisis de la democracia representativa. Los tres vienen a decir que no quieren intermediarios y funcionan al margen de los cauces formales tradicionales de las democracias participativas". El peligro, de acuerdo con Estefanía, es que esta deriva "la democracia se está convirtiendo en un factor instrumental. Antes todos queríamos la democracia y luego venía el resto. Hoy algunos hablan de refundar la democracia, regularla..."
Ahora sí están en las instituciones
De acuerdo con Joaquín Estefanía, el hecho de que el movimiento de los indignados sí, a diferencia de sus antecesores, esté teniendo una presencia política en el sistema es quizá respuesta a ese déficit que muchos achacaron al Mayo del 68 de no haber sido "más leninista" y haber tenido una vanguardia política organizada. "Los indignados -sostiene el periodista- se han dado cuenta de que no pueden estar solo en la calle, porque eso es muy duro, y tienen que pasar a las instituciones, donde aunque todo es mucho más aburrido sí pueden ser más efectivo".
Suma ideológica pero no política
De este movimiento actual cohesionado por ese sentimiento de indignación, tanto Mercedes Cabrera como Joaquín Estefanía, destacan el hecho de haber conseguido que gente de muy diversas ideologías sepa convivir en ellos, sumando y no confrontando. Ahí está el movimiento 8M de las mujeres, los jubilados, los jóvenes sin futuro, las minorías... "Hoy tienen gran éxito -señala la ex ministra- las movilizaciones por problemas concretos, pero en cambio no ha surgido un programa político general que dé una respuesta conjunta"
Elementos inquietantes
Para concluir, los dos intervinientes en este primer Encuentro Complutense sobre Mayo del 68, subrayaron que aunque, por suerte, hoy no se estén produciendo represiones violentas como las de hace 50 años, "sí que hay unos ciertos elementos inquietantes, que no sabemos a dónde nos llevan", cerró Estefanía en referencia a las políticas neofascistas que defienden en la propia Unión Europea algunos países del Este, los límites a la libertad de expresión que se están legislando o los intentos de cercenar la libertad de movimiento de las personas como demuestra Trump con su "casting de muros".