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Jueves, 10 de octubre de 2024

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Crítica de cine. 127 horas, de Danny Boyle

Texto: Jaime Fernández, - 31 ENE 2011 a las 11:05 CET

Salir de excursión en solitario por los grandes cañones de Estados Unidos puede estar bien, a no ser que te caiga encima una roca y te deje atrapada la mano sin posibilidades de sacarla.

Ese es el punto de partida de este guión escrito por el director Danny Boyle y Simon Beaufoy. Beaufoy tiene algunos guiones interesantes en su haber como el de Slumdog Millonaire o el de Full Monty, y ahora también este de 127 horas. Es cierto que la historia no dejaba mucho espacio para la imaginación, porque está basada en un hecho real bastante reciente (le ocurrió a un escalador yanqui en 2003), pero a pesar de eso, juega con algunos elementos como las visiones o las pesadillas del protagonista y eso le permiten salirse un poco de la realidad y entrar en un mundo onírico. Es cierto que podría haberse limitado a la presencia del actor atascado y dejar de lado el resto del universo, pero eso es algo muy difícil de hacer. Muy difícil, y además el español Rodrigo Cortés ya lo ha rodado en 2010 en Buried. De hecho, entre las dos historias hay bastantes paralelismos, aunque para ser sinceros Cortés decide optar por lo más difícil, ya que toda la acción transcurre en el espacio mínimo de un ataúd, mientras que Boyle y Beaufoy dan algo más de espacio al espectador tanto al principio como al final del filme e incluso entre medias, con esos sueños que liberan al protagonista.

A pesar de que Cortés lo haya hecho mejor que Boyle, eso no quiere decir que el director inglés sea un mal realizador. Ahí están sus títulos Shallow grave (para mí su obra maestra), Trainspotting, 28 días después o Slumdog millionaire. Reconozco que, para mí, Boyle también fue superado por otro español, Juan Carlos Fresnadillo, en 28 semanas después, y que me ha mosqueado bastante saber que las escenas en India de Slumdog Millionaire no las rodó Boyle, sino una directora autóctona que en su día no se llevó ningún mérito y que se llama Loveleen Tandan. Algunos dicen que fue solo la directora de casting, pero yo no lo tengo nada claro y algo huele a trampa en todo esto. Aparte de esa queja, en 127 horas, Boyle utiliza una manera de rodar con primerísimos planos de objetos que a mí me gusta mucho y que me recuerda a algunos filmes de David Fincher.

En cuanto a los actores, el único que cuenta es James Franco, que borda un papel muy difícil y que se llevaría el Oscar si no fuera porque existe Colin Firth.

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