En pocos días se cumplirán cinco años de las primeras pruebas de selección que se llevaron a cabo para formar la Orquesta Sinfónica de la Universidad Complutense (OSUCM). A algunos les pareció entonces un proyecto contracorriente. Se equivocaron. Primero de la mano de Cristóbal Soler, reputado director de orquesta y director musical en ese momento del Teatro Lírico de la Zarzuela, y junto a él, desde aquel primer momento, José Sanchís, un joven director de ascendente trayectoria y trabajador infatigable, la OSUCM no ha parado de incrementar su actividad y calidad hasta hacerse un hueco en escenarios como el Palau de la Música de Valencia, donde actuó la pasada primavera.
Como ya hace varias ediciones, la Orquesta Sinfónica, en una versión reducida de instrumentos de cuerda, clausuró las actividades de los Cursos de Verano de la UCM en San Lorenzo de El Escorial. Allí, horas antes de la actuación nos citamos una mañana de finales del mes de julio en el histórico Real Coliseo Carlos III con José Sanchís, desde hace ya tiempo único director y máximo responsable de la Orquesta.
- Cinco años de la Orquesta Sinfónica de la UCM. Sin duda, estamos ante un proyecto claramente consolidado.
- Lo que es en el desarrollo del proyecto de la orquesta evidentemente estamos en un momento muy bueno por muchos motivos; el artístico, por supuesto, porque la orquesta tiene una madurez artística y musical, que es muy importante, y luego porque el proyecto se ha asentado también a nivel presupuestario [con el patrocinio de Santander Universidades] de una manera que nos permite poder trabajar más a medio plazo. Este tipo de proyectos lo que necesitan es tiempo para ir creciendo, para ir añadiendo elementos y recursos. La verdad es que ahora que hacemos cinco años, miro atrás y cuando empezamos éramos 16 músicos y este año al Palau de la Música de Valencia hemos ido 51 músicos. En estos cinco años han pasado por la Orquesta más de 250 músicos. El balance bajo mi punto de vista es muy positivo. Es una Orquesta cíclica, de dos o tres años, con gente que cambia porque termina sus carreras, están o se van de Erasmus, nuevos que se incorporan... Tratamos de mantener un esqueleto del año anterior e ir incorporando a la gente nueva.
- ¿Con tanto cambio cómo se ha conseguido avanzar y lograr que la Orquesta cada año sea un poco mejor?
- Es un poco mi trabajo. No es que quiera ponerme una medalla, pero la clave creo que ha estado en saber en cada momento lo que tengo y con lo que tengo qué puedo hacer. Se trata de sacar el máximo rendimiento. El tema de las programaciones de las obras no es por a ver qué me apetece hacer, sino en función de la orquesta que tengo, lo que creo que mejor voy a poder trabajar con ellos... Detrás hay mucho trabajo, repetir ideas, hablar de ellas... Pero luego la clave es una buena planificación, que hace que la gente que entre rápidamente se integre en el sonido, en la disciplina de la orquesta y, sobre todo, se integre en el proyecto.
- ¿Los que se han ido marchando, se han quedado en un alto porcentaje en la música? ¿Cumple la orquesta esa misión formativa que también desde el primer momento se le quiso dar?
- Efectivamente esta es una orquesta formativa y una característica para mí que hay que recalcar es que sus integrantes en un 60 por ciento o más son complutenses. ¡Es que mi concertino es un físico-matemático! El otro 40 por ciento es gente que viene a complementar su formación, ya que en su mayoría están estudiando estudios superiores de música. Muchos de ellos continúan su carrera tras su paso por la orquesta. Hay algunos que ya están en el mundo profesional y, de hecho, os voy a dar un dato, en el Palau de la Música de Valencia y en el segundo concierto de Madrid también, hicimos el concierto nº 4 para violín y orquesta y la concertista era la primera concertino que tuvo la Orquesta, que ahora está en Basilea y es una violinista que está haciendo carrera. Es un ejemplo de lo que la orquesta quiere mostrar en ese aspecto, pero luego también hay que hacer hincapié en que para los complutenses el tener la oportunidad de ir desarrollándose musicalmente es algo increíble... Que les puedas llevar a escenarios como el Palau de Valencia, el Auditorio de Zaragoza, el Teatro Filarmonia de Oviedo... lugares que si no fuera con nuestra orquesta no tendrían la oportunidad de pisar . Otro ejemplo es un fagot solista que tuvimos que ahora está en la Academia de la Filarmónica de Berlín... Tenemos músicos por tanto a un nivel top, pero también, y para mí igual de importante, gente que está encontrando su hueco en el mundo de la música.
- Por lo que sé el director también ha tenido posibilidades e incluso ofertas para coger otros caminos...
- Este proyecto para mí es importantísimo. Yo continúo haciendo mi carrera como director de orquesta, me invitan en orquesta profesionales, estoy en otros proyectos... Pero mi niña bonita a día de hoy es la universidad. Estoy muy contento, muy cómodo. Me gustaría crecer más y creo que lo estamos consiguiendo. Ahí está la labor del Vicerrectorado [de Extensión Universitaria, Cultura y Deporte], de María Nagore, también del rector. Luego está la implicación presupuestaria, que ya no es tanto en implicación económica, sino que es la seguridad que te da para tú poder programar y planificar unas master class, salir y viajar a diferentes escenarios, que puedas invitar a músicos profesionales que te puedan aportar su experiencia. Me siento muy identificado con el proyecto y va a ir, estoy convencido, a más. Ofertas es cierto que he tenido y tengo. Tu trabajo no pasa desapercibido en el mundo profesional. En marzo fui portada de la revista Melómano. En la entrevista me preguntaban por mis proyectos y, se puede leer, entre ellos el que destacaba era el de la UCM.
-¿La Orquesta es un rara avis o un ejemplo del interés creciente de las universidades por la música clásica y por la creación de sus propias orquestas?
- Casi todas las universidades tienen su orquesta, lo que pasa es que cada orquesta tiene su idiosincrasia. Nosotros tenemos una forma de entender lo que es una orquesta universitaria que yo creo que es prioritaria: la orquesta al servicio de la universidad, eso es fundamental. Las hay, en cambio, que apenas tienen alumnado propio. Hay una red, llamada Sinergia, de orquestas universitarias, que se creó hace poco tiempo, que lo que pretende es aunar, que haya contacto entre las orquestas, poner en común los diferentes modelos. Nuestro modelo es muy similar, por ejemplo al de Valencia, que es la pionera en orquestas universitarias: ensayos semanales, programación de temporada, formación continua... Creo que debemos ponerlo en valor.
- Habla de crecer más...
- Sí, de crecer más para poder generar más actividad, para poder tener la posibilidad de aportar incluso más formación, de tener más tiempo para poder trabajar con los chicos. Pero tampoco es un hándicap; tenemos que tener claro lo que somos y lo que podemos hacer. Estamos limitados en cuanto a recursos, pero eso no supone que no haya una calidad. El ir a más para mí siempre es ir hacia más calidad, el poder ofrecer que cada vez pueda venir gente más interesante a que los chicos los conozcan y puedan trabajar con ellos, a podernos permitir lo que estamos haciendo ahora de poder realizar salidas para mostrar nuestro trabajo. Crecer no es ser más, sino poder ofrecer más calidad tanto al miembro de la orquesta como al público que nos escuche.