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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Domingo, 24 de noviembre de 2024

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González Martín, de Biológicas, opina que la hibridación entre diferentes grupos humanos no fue algo excepcional

El 22 de agosto se publicó en Nature un artículo que presentaba el primer resto de homínino encontrado que corresponde a un híbrido de dos grupos diferentes, en concreto los neandertales y los denisovanos. Antonio González Martín, profesor del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución, afirma que este trabajo "demuestra que siempre que ha habido oportunidades ha habido hibridación" y por tanto, que "el mestizaje no se puede ver como un fenómeno discreto, ya que en realidad es un fenómeno continuo". Estas declaraciones las hizo durante su conferencia "Cruces entre neandertales y denisovanos: aportaciones de la genómica en la reconstrucción de nuestra historia evolutiva", la segunda del ciclo "Biología en los medios".

 

Antonio González Martín apunta que un trabajo como el publicado en Nature aporta tres aspectos importantes. El primero de ellos es que se pueden hacer muchísimas cosas todavía en antropología, sobre todo utilizando nuevas técnicas como la metagenómica. Tiene claro el profesor de Biológicas que "hace falta implantar en esta Facultad conocimientos de bioinformática, porque el metadata es esencial para representar la información que tengamos, así que es algo imperioso si no queremos que las ciencias biológicas dependamos totalmente de otras disciplinas".

 

Otra de las aportaciones del trabajo es que hay introgresiones (es decir el traspaso de genes de una especie a otra) de grupos que no eran de nuestro linaje evolutivo. Como ejemplo puso el gen EPAS1, cuyas mutaciones se asocian con diferencias en la concentración de hemoglobina en sangre y hacen que, por ejemplo, los sherpas puedan subir a altas cumbres sin necesidad de aporte exterior de oxígeno. Estudios recientes han demostrado que ese gen EPAS1 proviene de los denisovanos.

 

Viendo que la hibridación, el mestizaje, es  mucho más común de lo que se pensaba, González Martín tiene claro que "hay que revisar el concepto biológico de especie porque en estos casos no había barreras reproductivas o genéticas". Una de las características que se atribuían de manera tradicional a una especie para serlo era la imposibilidad de reproducirse con otra diferente. O al menos de dar a luz crías fértiles, algo que parece que no ocurrió en el caso de denisovanos y neandertales.

 

Exploración genómica

Explica el profesor que "cada dos semanas hay nuevos artículos que nos hacen girar los dogmas tanto de la antropología como de la biología, así que el paradigma de la historia evolutiva cambia constantemente". Y para ello, cuenta con la figura del antropólogo que sigue explorando, pero ya no lo hace geográficamente como en el siglo XIX, sino que lo hace estudiando el ADN.

 

Repasó González Martín algunos de los hitos de la recuperación de ADN de especies extintas, comenzando con la de la cuaga, una especie de cebra exterminada en el siglo XIX por los humanos. Con aquel primer estudio surgió ya la pregunta de si sería posible de recuperar ADN también de homíninos extinguidos.

 

En 1987 se estudiaron placentas de mujeres de diferentes orígenes para analizar su ADN mitocondrial, el que sólo se transmite por vía materna, y de aquel trabajo surgió, no por parte de la autora Rebecca L. Cann, el concepto de la Eva mitocondrial. Tiene claro González Martín que aquel fue "el primer momento en el que se comenzó a ver que la genética podía resolver nuestra historia evolutiva, aunque en principio implicó posiciones muy encontradas entre la escuela genética y la paleoantropológica".

 

En 1997 se publicó el primer trabajo importante sobre ADN de neandertal, al publicar la secuencia de un primer fragmento genético. Se observó que estaban bastante alejados del pool genético de Homo sapiens y aunque "las áreas de intercambio hacían pensar en una posible hibridación, se abandonó la idea".

 

Otros estudios posteriores coincidían en señalar la separación evolutiva de las dos especies. Incluso cuando en 2006 se publicó "uno de los hitos más interesantes de la historia de la ciencia actual", que fue la recuperación de un millón de pares de bases de ADN nuclear de un neandertal. Con todos los datos recopilados se intentó hacer una filogenia y los resultados fueron que en torno a 400.000 años se separaron las dos especies.

 

Puntos en común

Sólo un año después, en 2007, de Johannes Krause, Antonio Rosas y Carles Lalueza Fox, consiguieron recuperar el ADN de un neandertal de la región del gen FOXP2, que está relacionado con el habla. Hasta ese momento nadie sabía si un neandertal tenía el potencial del habla, algo que se suponía exclusivo de Homo sapiens, pero este estudio demostró que el gen es exactamente el mismo.

 

Tras ello, la secuenciación de un gen relacionado con la pigmentación, demostró que al menos un individuo de neandertal era pelirrojo, utilizando la misma estrategia genética que nuestra especie. Es cierto que "las secuencias de los genes que regulan esa pigmentación son distintas, así que hubo una convergencia evolutiva con el mismo resultado a partir de caminos moleculares diferentes".

 

El estudio de ADN comenzó a utilizarse para identificar restos fósiles de neandertales. Todo esto hizo que se rompiesen muchas de las barreras que existían entre neandertales y sapiens. Incluso se empezaron a publicar artículos que apuntaban a una hibridación entre humanos y neandertales gracias a una mejora en las técnicas, secuenciando mitogenomas completos, es decir el genoma de las mitocondrias.

 

En 2008, de nuevo el grupo de Lalueza Fox intentó determinar el grupo sanguíneo de los neandertales, según él del grupo 0, y concluyó que quizás llegó allí por flujo genético de los humanos a neandertales.

 

Llega el denisovano

El gran punto de ruptura en lo que se estaba pensando hasta ese momento llega en 2010, con la publicación del borrador del genoma del neandertal. Los datos demostraron la presencia de hibridación entre humanos y neandertales, "y a su vez que la ciencia es dinámica, más allá de las ortodoxias".

 

La hibridación demuestra, de acuerdo con el profesor de Biológicas, que "nuestra historia evolutiva no es nuestra historia evolutiva, ya no se puede interpretar como una forma lineal, sino que hay mezclas genéticas que vienen de otra historia evolutiva".

 

El grupo del biólogo Svante Pääbo descubrió un nuevo grupo, el de los denisovanos (nombrados así por la cueva de Denisova, en Siberia, donde se encontraron) que no son ni neandertales ni humanos, que por fechas no podía ser Homo erectus, ni tampoco Heidelbergensis ya que no se parecía a los neandertales.

 

En un primer momento no había un nombre científico que se refiriese a los dos fragmentos recuperados, un molar y un hueso diminuto de la falange, del tamaño de dos granos de arroz. A partir de ellos propusieron un nuevo grupo humano, "siendo la primera vez en la historia de la ciencia en la que se define un grupo sin apenas registro fósil, rompiendo todos los esquemas científicos anteriores".

 

Cuando Homo sapiens salió de África había ya había en el mundo otro grupos humanos como neandertales, floresiensis, denisovanos... Y esos muchos grupos dan lugar a "muchos eventos de mestizaje, lo que lo convierte en un hecho común, frecuente y natural, entendido como todo aquello que la naturaleza permite".

 

Prácticamente todas las poblaciones del mundo actuales tienen aporte de neandertal, excepto las africanas, pero no de los denisovanos, mucho menos extendida. Por otro lado, las secuencias de heidelbergensis son parecidas a la de los denisovanos, no a los neandertales, así que vivimos en "una incertidumbre absoluta, con piezas que si encajan implican la remodelación de todas las demás".

 

En toda esa vorágine de datos, en el mes de agosto se publicó la aparición del híbrido entre denisovano y neandertal. El fragmento estudiado demuestra, entre otras cosas, que se trata de un homínino, que el ADN mitocondrial es neandertal, que tendría como mucho unos 90.000 años de antigüedad, que era un joven de unos 13 años de edad y que tenía más semejanza con neandertales del occidente europeo que con los de la propia cueva donde lo encontraron, lo que demuestra que son poblaciones dinámicas. "El padre denisovano además tenía bastantes fragmentos de neandertal, así que la hibridación debió ser un evento común".

 

Concluyó González Martín recordando que si el concepto de especie se tambalea con esta hibridación también lo han hecho otros muchos, hace ya tiempo, como puede ser el de raza. Considera el profesor que nos encontramos con un problema de "asincronía entre la sociedad y los biólogos, porque estos últimos ya saben que el de raza es un criterio que no debería ser utilizado, ya que la pigmentación de la piel es una variable continua que discretizamos sin criterios científicos".

 

El objetivo por tanto es trabajar para que las ideas científicas calen en la sociedad y romper esa asincronía, algo para lo que este ciclo de conferencias sobre temas biológicos mediáticos puede ser un buen paso. 

Antonio González Martín durante su conferencia Cruces entre neandertales y denisovanos: aportaciones de la genómica en la reconstrucción de nuestra historia evolutivaPara Antonio González Martín el mestizaje no se puede ver como un fenómeno discreto, ya que en realidad es un fenómeno continuoAntonio González Martin y Cristina Sánchez, vicedecana de Investigación de la Facultad de Ciencias BiológicasEl ciclo Biología en los medios busca difundir la investigación en Biología que aparece en medios de comunicación generalistasLos descubrimientos continuos en el área de la antropología destruyen, prácticamente todas las semanas, los dogmas establecidos, de acuerdo con Antonio González Martín
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