La Facultad de Ciencias Químicas ha celebrado el 15 de noviembre su tradicional acto académico de San Alberto Magno. Además de reconocer el trabajo de sus estudiantes con mejores calificaciones, tanto en grado, doble grado, doctorado y máster, el acto ha incluido dos conferencias sobre, la primera, evolución artificial, campo de trabajo de los tres investigadores que han sido premiados con el Nobel de Química de este año, y sobre el ejemplo concreto de una investigación llevada a cabo en la Universidad de Alicante sobre catalizadores, cuya aplicación en el mundo de las refinerías petrolíferas ha dado lugar a una empresa que factura millones de dólares al año. También hubo momento para hablar sobre la propia Facultad de Químicas y sus necesidades, y, ante todo, sobre la necesidad de cuidar la ciencia. "El futuro está en manos de la ciencia y la innovación. No basta con que estemos convencidos de ello nosotros, sino que hay que concienciar al resto de ciudadanos, sobre todo a los niños y a los jóvenes para que vengan a estas aulas", señaló el rector Carlos Andradas, quien un año más presidió este acto dedicado al patrón de la Ciencia.
"De la evolución natural a la evolución artificial". "Con este título he tratado de ser transgresor y un poco polémico", reconoció nada más empezar su breve conferencia el profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular Javier Lacadena. La excusa de la ponencia era glosar el trabajo de los tres premiados con el Nobel de Química de este año, Frances Arnold, George Smith y Gregory Winter, a quienes la academia sueca ha reconocido por "controlar la evolución y usarla con fines que aportan grandes beneficios a la humanidad". Para Lacadena, pese a la polémica y posiciones encontradas que hay sobre este tema, "hoy por hoy nadie puede dudar de que la evolución artificial es muy beneficiosa".
Las infinitas posibilidades de la evolución artificial
Para argumentar su posicionamiento, el profesor Lacadena fue comparando en su intervención el "funcionamiento" de la evolución natural frente a la artificial, concluyendo que mientras la primera no muestra resultados hasta después de miles de años, se basa en mutaciones al azar y su mayor causante en la presión ambiental; la segunda, la artificial, se completa en semanas o meses, las mutaciones son dirigidas, busca soluciones a problemas concretos y se apoya en intervenciones técnicas y metodológicas. Ejemplos del desarrollo de la evolución artificial en estos últimos años ha sido el trabajo de los tres premiados, que han revolucionado este campo hasta tal punto que hoy, de acuerdo con el profesor complutense, se puede hablar de un antes y un después. "Nos encontramos en un punto en el que se abren infinitas posibilidades , muchas de las cuales ni siquiera están aún en nuestra imaginación, y aplicaciones en múltiples campos", afirmó, justificando sus palabras en el gran desarrollo tecnológico actual y las redes de intercambio de información.
La gran pregunta, como reconoció el profesor Lacadena, hace referencia a los riesgos: "¿La naturaleza nos va a cobrar un precio?", cuestionó. La respuesta hay que buscarla en los controles y el rigor ético, y también, utilizando precisamente las palabras de una de las premiadas con el Nobel, la investigadora estadounidense Frances Arnold, teniendo a la propia naturaleza como espejo en el que mirarse: "La naturaleza es el ingeniero más brillante de todos los tiempos".
Zeolitas mesoporosas
La segunda ponencia del acto la pronunció el catedrático de la Universidad de Alicante, Javier García Martínez, donde dirige el Laboratorio de Nanotecnología Molecular. Las protagonistas de su ponencia fueron las zeolitas mesoporosas. A ellas ha dedicado el profesor García y su equipo más de una década de trabajo, eso sí, con resultados asombrosos. Según contó, la idea de partida era simple "hacer agujeros" en las zeolitas. La aplicación del resultado de esa idea, la utilización en la industria petrolífera de estas zeolitas "agujereadas" o mesoporosas, como catalizador para la obtención de diesel y gasolina está provocando no sólo que con la misma cantidad de petróleo se consigan refinar mayor cantidad de estos derivados, sino que además en el proceso se reduzca de manera considerable, alrededor de un 10% la emisión de CO2.
García Martínez señaló que aunque como químico recomienda la utilización de otras energías "y sé que lo peor que podemos hacer es quemar el petróleo", mientras esto se siga haciendo, y, a su juicio, el uso de energías basadas en combustibles fósiles aún durará tiempo, la responsabilidad de los científicos también es investigar para mejorar el proceso y paliar en la medida de lo posible sus consecuencias.
Investigación y comercialización
Los trabajos del profesor García y su equipo una vez fueron validados científicamente han sido comercializados. Lo ha hecho él mismo a través de una empresa, que gracias a la entrada de fuertes inversores y "dando la dirección a personas que saben mucho más que yo de esto", ha invertido 80 millones de dólares en el desarrollo y producción de este catalizador, que en la actualidad ya se utiliza en 7 refinerías de Estados Unidos, Canadá, China y Japón. De acuerdo con Javier García Martínez, este éxito pone de manifiesto "que la ciencia de calidad en la universidad no está reñida con la comercialización", un tema que en España aún no termina de ser bien visto.
Tras la entrega de diplomas a los estudiantes con mejores expedientes, tomó la palabra el decano de la Facultad, Francisco Ortega. En primer lugar, recordó que el próximo año, 2019, ha sido declarado por la ONU Año Internacional de la Tabla Periódica de Elementos Químicos, lo que, a su juicio, es una excelente oportunidad para cambiar la percepción social de la química. "Tenemos que aprovechar este hito como trampolín para acercar la química a la sociedad y cambiar su percepción". A ello quiere colaborar su Facultad, que según anunció desarrollará un amplio programa de actividades en los próximos doce meses.
Abordar el recambio generacional
De acuerdo con Francisco Ortega, otro déficit de la química es la ausencia de "savia nueva". Ejemplo de ello es su propia Facultad, que según indicó el decano precisa la incorporación de profesores e investigadores jóvenes. Y, aunque reconoce que el Rectorado está trabajando por cambiar este situación, solicitó al propio rector "redoblar esfuerzos y modificar prioridades". "La investigación necesita juventud y masa crítica y eso se está perdiendo en esta Facultad a marchas forzadas", afirmó Ortega, quien también alertó sobre la necesidad de incorporar personal de administración y servicios cualificado para las actuales necesidades, la situación económica del centro y la urgencia en llevar a cabo numerosas reformas y adecuaciones.
El rector Andradas, además de felicitar a los conferenciantes y a los alumnos premiados -a los que animó a seguir por la senda de la investigación y estudio- coincidió con el decano en la necesidad de la universidad de "abordar el recambio generacional", y explicó que lo sucedido durante la crisis económica con la tasa de reposición cero hace que los nuevos profesores estén llegando a las universidades con 10 años de retraso, con una edad media de 40 años, cuando esta en buena lógica debería situarse en los 30. Señaló que junto a su equipo está trabajando en revertir la situación, con medidas como el incremento de contratos de investigadores predoctorales y una nueva convocatoria de contratos post-doc. También señaló Andradas, coincidiendo con el decano Ortega, que "el gran reto como universidad que tenemos es repensar nuestro sistema de personal de administración y servicios, y ya que nuestra capacidad de crecer está limitada hay que pensar qué hacer para atender nuevas necesidades". En ese sentido la incorporación de técnicos de laboratorio cualificados para las nuevas necesidades es vital.