El Máster Universitario en Auditoría y Contabilidad, título oficial que se imparte en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, ha celebrado este 19 de noviembre un "Seminario-debate sobre los aspectos más relevantes de la auditoría de entidades de crédito". Se trata, como subrayó el vicerrector de Planificación Económica y Gestión de Recursos, Javier Sevillano, en la presentación de la jornada, de un tema "de candente actualidad", sobre el que es necesario estar bien formado "para luego poderlo aplicar en el mundo real".
Baste recordar lo sucedido hace unos pocos años con las auditorías de algunas entidades de crédito para hacerse una idea de la transcendencia de esta labor. En el debate han participado socios auditores de tres de las más importantes firmas del sector: José Manuel Domínguez, de Deloitte; Fernando Baroja, de Grant Thorton, y Julio Álvaro, de KPMG. Junto a ellos han estad la subdirectora general de Control Técnico del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), Eva Castellanos, y el exdirector de este mismo organismo y profesor de la UCM, José Ramón González, quien ha oficiado de moderador.
Como ha recordado la coordinadora del Máster, la profesora Elisa García Jara, "hoy en día la transparencia de la información contable es fundamental", y por ello la propia labor auditora se ve cada más exigida. De acuerdo con el profesor José Ramón González, las entidades de crédito operan en la actualidad en un ámbito muy regulado y muy supervisado, pero ello no hace que la función de las auditorías que están obligadas a pasar, hayan perdido transcendencia, sino todo lo contrario. De acuerdo con el profesor González, quien presidió el ICAC entre 2004 y 2009, las firmas de auditoría tienen la misión de analizar los principales riesgos que las entidades de crédito plantean, y que hoy por hoy no son pocos.
El propio José Ramón González no dudó en hacer un bosquejo de cuáles son algunos de esos principales riesgos. El primero es el riesgo de crédito, es decir la vulnerabilidad de las entidades a posibles insolvencias o impagos de sus clientes. El segundo es la solvencia o riesgo de capital, que, según señaló el profesor complutense, sin duda es "la piedra angular". El tercer riesgo es el de mercado; los tipos de interés son bajos e incluso negativos, reduciendo sus márgenes de beneficio, y esto ha animado a las entidades de crédito (bancos, cajas y cooperativas de crédito) a "cambiar sus formas de hacer negocio". Por último, y quizá en estos momentos, el más difícil de revertir para las entidades, es lo que se conoce como "riesgo reputacional"; está claro que la percepción social de la banca no está en estos momentos en su punto más alto.
Este análisis general del sector es compartido por las propias firmas auditoras. Según explicó José Manuel Domínguez, de Deloitte, la banca, o siendo más exacto las entidades de crédito, se ha tenido en los últimos años que apretar el cinturón al ver cómo sus porcentajes de beneficio disminuían, sobre todo por el bajo interés del dinero en Europa. Así, no sólo se ha disminuido el número de empleados y de oficinas, sino que el propio mercado bancario se ha contraído pasando en España de 62 a 14 entidades entre bancos y cajas de ahorro. El futuro, de acuerdo con las previsiones que hacen las propias auditoras, es un aún menor número de entidades; rentabilidades bajas, aunque eso sí, con un menor riesgo que asumir; una regulación cada vez más exigente, unos clientes cada vez más informados, necesidad absoluta de transparencia en sus operaciones, y una apertura progresiva a nuevos modelos de negocio y maneras de competir.
En este contexto es en el que las firmas auditoras tienen que actuar, viendo si las distintas entidades son capaces de reducir esos riesgos a niveles aceptables; además, por supuesto, como recordó el representante de Grant Thorton, Fernando Baroja, de plasmar en sus informes su "seguridad razonable de que no hay incorrecciones materiales en los estados financieros" que las propias entidades hacen públicos.