El 3 de diciembre de 2003 la Universidad Complutense inauguró su Oficina de Atención para las Personas con Discapacidad (OIPD). Quince años después, en este 3 de diciembre, que desde 1992 está declarado por la ONU Día Internacional de las Personas con Discapacidad, la Oficina sigue más viva que nunca, con nuevo nombre aunque con mismas siglas -hace tres años cambió a Oficina para la Inclusión de Personas con Diversidad- "y con la misma energía que entonces o, si se me permite, incluso un poquito más", como subrayó el rector Carlos Andradas, en presencia del entonces rector Carlos Berzosa, en el acto conmemorativo de esta efeméride, celebrado en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, que tuvo como colofón la reapertura de la OIPD de Somosaguas "Dr. Carlos Delgado".
El acto organizado para conmemorar los quince años de la OIPD y el Día Internacional de las Personas Con Discapacidad contó con la presencia, junto a los rectores Berzosa y Andradas, de quien fuera la vicerrectora de Estudiantes en aquellos años, Margarita Barañano, del actual delegado del rector para la Diversidad y Medio Ambiente, Esteban Sánchez, y de la decana Begoña García Greciano, en su papel de anfitriona. Precisamente fue la decana quien subrayó el carácter novedoso que tuvo en 2003 la apertura de una oficina de atención a la discapacidad, ya que no fue hasta tres años después en 2006 cuando el artículo 42 de la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad señaló como uno de ellos el acceso en igualdad de condiciones y oportunidades a la educación en todos sus niveles (Ver vídeo de la CRUE elaborado para este 3 de diciembre). Para Esteban Sánchez, "hay que agradecer la labor visionaria de las personas que pusieron en marcha hace 15 años esta Oficina, sin la que hoy sería impensable la universidad pública"
Como recordó Margarita Barañano, la atención a las personas con discapacidad en la UCM se remonta, por supuesto, a tiempos anteriores a aquel 2003, pero se trataban de iniciativas dispersas, llevadas a cabo por profesores o personal de administración y servicios de manera voluntarista o desde la ONG Solidarios para el Desarrollo, que tenía en marcha varios planes de atención y acompañamiento. "Vimos claro que tocaba institucionalizar y normalizar aquellas iniciativas y también garantizar. Había que ser realistas y en aquel momento lo primero que había que garantizar era que todo el mundo pudiese entrar en clase, que nadie nos dijera que se había quedado son poder seguir las clases, sin poder impartirlas o sin poder trabajar o sin poder ir a una junta de facultad porque algo se lo impedía. No fue fácil, existían barreras difíciles de eliminar y más en edificios históricos...".
Si la OIPD fue un éxito al poco de ponerse en marcha y lo sigue siendo, para Margarita Barañano la explicación es doble. Por un lado, se preguntó a quien mejor conocía la situación, es decir a las propias personas con discapacidad, qué es lo que necesitaban. Y, por otro, de preguntarlo se encargaron personas que con mucho excedieron sus exigencias laborales en esta tarea, personas como su actual responsable, Antonia Durán, y sus compañeras en diferentes momentos como Rosario Mogo y Victoria Miguélez o colaboradoras como Carmen Crespo, Carmen Miguel... Con su trabajo la OIPD llegó a atender a 2.000 personas al año (muchas más de las que tenían certificado de discapacidad) y a poner en marcha diferentes planes como el de apoyo a estudiantes gravemente afectados, la presencia de intérpretes de lengua de signos en las aulas con estudiantes que lo precisaban, puestos informáticos adaptados, campañas para evitar el subrayado de los libros de las bibliotecas o el innovador programa de participación de estudiantes en tareas de apoyo a sus compañeros, por el que la UCM incluso fue premiado por la Fundación Ramstad.
Para el entonces rector, Carlos Berzosa, la puesta en marcha de la OIPD " fue una de las cosas de la que estoy más satisfecho de cuanto se hizo durante mis años de rector". De acuerdo con Berzosa, la OIPD fue la materialización de la apuesta que su equipo de gobierno hizo por la inclusión, el apoyo a la diversidad y la defensa y garantía de la igualdad de oportunidades.
Lo hecho en 2003 y en los años siguientes es, según subrayó el rector Carlos Andradas, un "ejemplo inspirador" que se trata en la actualidad de seguir e incluso potenciar. De acuerdo con el rector, la excelencia de una institución se mide por muchas cosas. "Una de ellas es la atención a la comunidad universitaria y en particular a quienes más lo necesitan, es decir el grado de inclusividad que la institución tiene". La gran virtud de la OIPD, a juicio del rector, es que supo convertir iniciativas voluntaristas en planes institucionales, que "hoy tenemos la obligación como institución de continuar". Para Andradas "no poner en marcha políticas de inclusión significa una pérdida para todos. Siempre que un colectivo queda excluido, toda la sociedad, en nuestro caso toda la universidad, pierde", concluyó.
Tras los discursos, los asistentes se trasladaron a la planta baja del edificio del Decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (junto a Secretaría) para reinaugurar la sede de la OIPD en el campus de Somosaguas. La oficina incluye en su denominación el nombre de Carlos Delgado, profesor de esta Facultad con diversidad funcional cuyo impulso, como recordaron Carlos Berzosa y Margarita Barañano, hizo que se avanzara muchos en la eliminación de barreras en este centro y en la universidad en su conjunto.