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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Miércoles, 27 de noviembre de 2024

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Las “ghanas” de vivir de estudiantes de la Facultad de Educación

Sembrando vida es el nombre del proyecto de cooperación liderado por Víctor de Francisco y Marta Díaz, estudiantes de Pedagogía de la Facultad de Educación, que se ha colado entre los 20 finalistas de los VI Premios al Voluntariado Universitario de la Fundación Mutua Madrileña. Los proyectos seleccionados han sido elegidos entre un total de 81 candidaturas y cada una de ellas ha sido valorada con criterios cuantitativos (número de estudiantes implicados y horas dedicadas, antigüedad del proyecto y continuidad prevista, número de beneficiarios, coste económico y fuentes de financiación) y cualitativos(tipo de proyecto: grado en que mejora las necesidades del colectivo beneficiario, mejoras logradas desde el inicio y objetivos previstos durante su desarrollo, organización y aportación de enfoques innovadores en la actividad). El proyecto se llevará a cabo en colaboración con la ONG Ghanas de vivir, y busca llevar un desarrollo educativo y económico realista a una aldea de Ghana.

 

Marta Díaz y Victor de Francisco cuentan que se fueron "a Ghana, a una experiencia de cooperación en Sarpeh, una aldea situada en la región Ashanti del país, con la ONG Ghanas de Vivir". Allí conocieron a una familia que ha creado un orfanato para acoger a niños de las calles, abandonados, para los que están construyendo una escuela donde poder educarles. Marta Díaz asegura que "experiencias de este tipo te cambian, y aunque luego vuelvas a la rutina, ya estás cambiado para siempre".

 

Cuando volvieron, Víctor de Francisco encontró esta convocatoria de la Fundación Mutua Madrileña y vio que podía ser una oportunidad para cambiar la realidad de los habitantes de Sarpeh, porque " el que va allí está un tiempo y luego se vuelve a una realidad occidental, mientras que la realidad de los vecinos de la aldea sigue siendo la que era antes, así que la única forma de hacer algo más prolongado en el tiempo es encontrar financiación para un proyecto que cambie su realidad".

 

Los dos estudiantes complutenses explican que Ghanas de Vivir ya está haciendo allí una gran labor, porque "han sido capaces de montar la estructura del orfanato y de un colegio, pero la situación sigue siendo bastante difícil". Por ello, los dos estudiantes han decidido colaborar con ese proyecto, creando un equipo de estudiantes de varias universidades españolas, ocho de los cuales son de la Complutense, la mayoría de la Facultad de Educación. Entre todos elaboraron un proyecto para que las personas de Sarpeh, su "familia", porque así los consideran ya, puedan llegar a ser independientes de la asociación y poder desarrollar su vida sin necesitar agentes externos.

 

Emancipación

Tras pensarlo de manera exhaustiva llegaron a la conclusión de que para darles emancipación y capacidad de autoabastecer a las familias lo mejor era ayudarles a hacer un huerto biointensivo, un establo y un gallinero, y con los excedentes que saliesen de esas tres actividades, elaborar productos que pudiesen vender a las poblaciones cercanas. Además, necesitarán un pozo, porque "un huerto sin pozo, sin riego, no tiene ninguna viabilidad". Para ello, contactaron con expertos en huertos de la Complutense y con una experta africana que lleva años trabajando sobre el terreno, porque "allí el suelo muchas veces no es el idóneo para hacer un huerto de manera sostenible".

 

Con el proyecto ya elaborado, en octubre de 2018 se presentaron a los Premios, y este mismo mes de enero les han informado de que están entre los 20 elegidos como finalistas. De esas dos decenas, serán 6 los que consigan la ayuda, el primero de ellos 10.000 euros, y el resto, 5.000 euros. Pensando ya en las dos posibilidades, los estudiantes de la UCM elaboraron dos presupuestos diferentes, contemplando esas dos cantidades, y consideran que con los 10.000 euros se podrían comprometer a terminar el colegio y el orfanato, y con los 5.000 euros tendrían suficiente para el huerto, el gallinero y el pozo.

 

Marta Díaz recalca que lo quieren es acompañar a los habitantes de Sarpeh en ese proceso de emancipación, para que no dependan siempre de la ayuda externa. En el tema de la educación, cuando fueron allí por primera vez, los estudiantes explican que llevaban unidades didácticas modernas, pero al llegar vieron al profesor con una vara y se dieron cuenta de que había que cambiar el concepto. Aquello les ha hecho reflexionar que, por tanto, es fundamental, a la hora de desarrollar un proyecto, conocer la realidad del lugar donde se va a llevar a cabo, porque "desde aquí las cosas se ven de manera muy diferente". Al estar en Ghana se dieron cuenta de que la infraestructura es muy importante, ya que por ejemplo "hay niños que se tiran horas de pie en el colegio, así que el edificio es un primer paso para que tengan un sitio en condiciones donde poder aprender. Ni siquiera tienen donde poder sentarse los 80 niños que hay en una clase, así que antes de los libros hace falta la infraestructura". Los dos estudiantes de Educación habían llevado libros, hojas y pinturas, pero "ni siquiera hay un sitio para apoyarse, porque el suelo está lleno de piedras, y no hay ni una pared, así que con esas condiciones, demasiado es ya que, a través de la repetición memorística, les enseñen los números".

 

Los estudiantes reconocen que iban con "una idea muy academicista de los libros, del método Montessori, de que el entorno no es importante y de que con el medio natural se puede hacer todo, pero si uno no se puede sentar en todo el día, es muy complicado avanzar en la educación". La idea es, una vez se cree la escuela, mantener el contacto, hacer seguimiento y realizar iniciativas para mejorar la educación, acompañando siempre en esa emancipación, en la medida de lo posible.

 

Tienen claro los promotores de Sembrando vida, que es un proyecto con muchos objetivos transversales, no está hecho así al azar, sino que se ha pensado lo que se puede adaptar a ellos. "Hay que bajar allí y ver con lo que uno cuenta para que el proyecto sea una inversión sostenible, y para ello lo mejor es ser realistas, y hay que saber que incluso con asociaciones tan pequeñitas como Ghanas de vivir se pueden conseguir grandes resultados".

Marta Díaz, estudiante de Pedagogía en la Facultad de Educación, ha sido una de las promotoras del proyecto Sembrando vidaMarta Díaz y Víctor de Francisco, durante su estancia en Sarpeh, una aldea de GhanaLa idea principal del proyecto Sembrando vida es que los habitantes de Sarpeh consigan una emancipación económica y educativaVíctor de Francisco, estudiante de Pedagogía en la Facultad de EducaciónEn la escuela de Sarpeh, a la que acuden unos ochenta niños, no hay ni suelo ni apenas paredesLa alimentación y la educación son las dos principales necesidades en SarpehSarpeh es una aldea de Ghana donde no hay ni luz ni agua corriente
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