La Unidad de Endocrinología Pediátrica del Hospital Clínico San Carlos (HCSC) ha alertado del notable incremento en los últimos años de menores con obesidad. En concreto, los casos de niñas y niños con índices de masa corporal por encima de 30 -la que marca el paso de sobrepeso a obesidad- ha aumentado un 45 por ciento. Los pacientes que superan este índice pasan automáticamente a ser candidatos a cirugía bariátrica, es decir a reducciones de estómago. Sin embargo, los responsables de esta Unidad no creen que estas operaciones a niños de entre 13 y 18 años sean la mejor solución. "Con la operación podrán perder peso en un primer momento, pero con el tiempo si no cambian sus hábitos volverán a sufrir muy posiblemente el mismo problema", señala la profesora de la Facultad de Medicina Pilar Martín Escudero.
Según explica la profesora Martín Escudero, el Instituto del Niño y del Adolescente, en el que está encuadrada la Unidad de Endocrinología Pediátrica, y el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del HCSC se pusieron en contacto con ella, como especialista y responsable de la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte de la UCM, para buscar una solución alternativa conjunta. "Todos estamos de acuerdo que una de las principales causas de este aumento de la obesidad en menores es la disminución de su actividad física. Los niños no hacen deporte. Las ciudades no están diseñadas para ello. En las grandes ciudades, como Madrid, los niños van siempre en coche a todos los lados, hay pocos parques para jugar... Así, el ocio digital cada vez les atrae más y el problema se va agrandando. Cuando estos niños, que también sufren otras enfermedades asociadas como la diabetes o la hipertensión, -continúa la profesora Martín Escudero- llegan al colegio, sufren bullyng, acoso escolar, y terminan por no querer ir al colegio, se sienten avergonzados de sus cuerpos... Tampoco las clases de educación física que reciben en el colegio son las adecuadas. No tienen adaptaciones curriculares, cuando ellos apenas pueden correr, se fatigan mucho... Esto les lleva a no querer hacer deporte".
Programa piloto con seis menores
La alternativa que han planteando los dos servicios del HCSC y la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte es un programa de actuación que desarrolla tres líneas de trabajo de manera simultánea: la endocrinológica, el apoyo psicológico y la práctica y promoción deportiva. El programa está en marcha desde el mes de octubre con un primer grupo piloto de seis menores de entre 13 y 18 años, elegidos por su gravedad, cuyos pesos van desde los 80 hasta los 145 kg.
El módulo deportivo, como explica la profesora Martín Escudero, se desarrolla en las propias instalaciones de la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte, en la quinta planta de la Facultad de Medicina. Cada miércoles por la tarde las chicas y chicos participantes se desplazan desde el Hospital, al que acuden ese día para desarrollar el Programa, a las instalaciones de la Escuela. La mayor parte de los días la sesión, de alrededor de una hora de duración, consiste en rutinas deportivas adaptadas a sus circunstancias. Así, hacen bicicleta estática, ejercicios en el suelo y algo de musculación.
Coger el hábito
"Lo importante -explica la responsable de la Escuela- es que vayan cogiendo el hábito, que poco a poco el cuerpo les vaya pidiendo hacer deporte". Para ello, a los participantes se les propone que, además de estas sesiones de los miércoles, junto a sus familias lleven a cabo algunos ejercicios durante el fin de semana, que caminen a diario, que no estén tanto tiempo sentados... Para comprobar la evolución se ha provisto a los seis menores de pulseras de actividad, que recogen los pasos que andan a diario, calorías que queman, etcétera. A veces, se imparten sesiones especiales, con demostraciones de prácticas deportivas que se pueden adaptar bien a ellos, como el boxeo sin contacto o "próximamente les haremos una demostración de rugby", adelanta la profesora Martín Escudero.
Taller de cocina
La parte del programa que imparte la Escuela de la UCM también tiene un módulo dedicado a la nutrición, que junto a información que se da a los participantes y a sus familias con propuestas de menús y platos saludables, incluye la realización de un taller de cocina trimestral, que se imparte en un colegio mayor de la UCM. "Se trata de que aprendan a hacer cosas sencillas, como una ensalada, e introducirles alimentos que a ellos posiblemente no se les ha ocurrido comprar y que no son caros. Les damos unas hojas en la que les indicamos qué tienen que comprar: endivias, queso blanco... Les enseñamos que en lugar de azúcar pueden usar otras cosas, que lo mejor es el aceite de oliva... Al final, aprenden a preparar platos baratos, de no más de 5 euros, y saludables. Porque otra cosa que no debemos olvidar -continúa Martín Escudero- es que en la mayoría de los casos la obesidad está relacionada con familias en delicada situación económica. Son niños que demandan mucha comida y la única solución que tienen sus familiar es darles alimentos baratos, que no suelen ser los más saludables".
Extenderlo a otros hospitales
La idea de los responsables del programa es que este programa se extienda a otros hospitales de Madrid. "Creemos -señala la profesora Martín Escudero- que debe llevarse a cabo relacionando hospitales y gimnasios, clubes o centros deportivos. No se trata de decirles vete allí y haz deporte. No, tú tienes que acompañarlos, tienen que ir con un nutricionista, con un enfermero, las sesiones las tiene que diseñar un licenciado en educación física y toda la supervisión tiene que ser de un médico deportivo, para poder cuadrar todas las cosas".
La continuidad del programa, en peligro
Como explica la profesora complutense, el programa piloto concluirá en mayo y ni su continuidad ni la pretendida extensión a otros hospitales está ni mucho menos asegurada. El programa piloto se ha hecho de manera altruista tanto desde el HCSC como desde la Escuela. "Estamos llamando a todas las puertas que podemos, Ayuntamiento, Comunidad de Madrid, gimnasios, tiendas deportivas... Y por ahora no hemos encontrado respuestas positivas", señala Pilar Martín Escudero, confiando en que la situación cambie y pueda asegurarse la continuidad del Programa y, a poder ser, su expansión. Como ella asegura, en los pocos meses que llevan trabajando la evolución de los seis menores ha sido muy positiva. "Poco a poco van cogiendo el hábito y lo que, es más importante, vemos que vienen felices. Los primeros días se les veía tristes, avergonzados. Ahora ya no; ríen, se atreven con cosas nuevas. Además, el hecho de que sean personas con una problemática común les ha hecho hacer piña entre ellos y sentirse más a gusto y libres. Sería una pena que esto terminara en mayo. Necesitamos que las instituciones o empresas se impliquen. Ellos se lo merecen", concluye la profesora complutense.