Hace 50 años y unos pocos días, el 7 de marzo de 1969,se inauguraba el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, el actual Centro de Proceso de Datos (CPD) de la UCM. Era, en palabras del actual decano de la Facultad de Informática, Francisco López, "un milagro" en aquella triste España de la Dictadura. La multinacional estadounidense IBM había donado uno de sus 7090, el ordenador más potente de la época, a la universidad con la condición de que se utilizase para la investigación y la docencia. La Universidad tuvo incluso que construir un edificio -la actual sede del CPD a la espalda de la Facultad de Físicas, diseñada por Miguel Fisac- para albergar la máquina y los periféricos que la acompañaban. Allí pronto comenzaron a organizarse seminarios para abrir vías de aplicación en las diversas áreas. Sorprendentemente, fueron las artes creativas las que más aprovecharon la oportunidad.
El congreso "Creatividad y computación en el 50 aniversario del Centro de Cálculo" ha conmemorado este 14 de marzo en la Facultad de Informática el primer medio siglo de la incorporación de la computación a la universidad y en singular las nuevas vías que abrió para la creación artística. Hoy, como recordó en la conferencia inaugural el profesor de la Facultad de Bellas Artes Jaime Munárriz, "no hay nada en el arte que no esté integrado en lo digital". Parte de la culpa la tiene aquel IBM y profesores como José Luis Alexanco, que decidieron experimentar y relacionar su arte con la "computación" y, lo que aún fue más transcendente, comenzaron a impartir docencia en la Facultad sobre esas nuevas posibilidades creativas a estudiantes como el propio Jaime Munárriz, quienes han avanzado en esa simbiosis durante las últimas décadas.
Como subrayó el director del congreso, el profesor Pablo Gervás, se han querido centrar las intervenciones en la creación artística que propició la apertura del Centro de Cálculo y cómo esta ha llegado a nuestros días. Gervás recordó que a finales de los 60 se generó en todo el mundo una gran ilusión sobre las aplicaciones que tenía aquella incipiente informática en los más diversos campos. Con el tiempo, aquella primavera tornó en algunas de esas áreas de aplicación, entre ellas las creativas, en un invierno, del que no hace tanto que se recuperó. Hoy, como coincidieron Gervás y Munárriz, casi ninguna expresión artística "tiene sentido fuera del universo digital". De contar estas aplicaciones actuales se encargaron en la sesión matinal Simon Colton, del Computational Creativity Research Group de la University of London, quien habló sobre "Inteligencia artificial y pintura: The Painting Fool"; Penousal Machado, del Centre of Informatics and Systems (CISUC) de la Universidad de Coimbra, quien disertó sobre la "Generación de arte gráfico mediante algoritmos bio-inspirados: Photogrowth / insta.ants"; Gustavo Díaz Jerez, de la Universidad de Málaga, quien explicó la relación entre Inteligencia artificial y música, en el Proyecto IAMUS, y el propio Pablo Gervás, quien presentó el ": TheStorytellingLaboratory", una aplicación que combina inteligencia artificial y creación literaria. Los cuatro hicieron en el vestíbulo de la Facultad demostraciones de estas aplicaciones para los asistentes a la jornada y los propios estudiantes de la Facultad de Informática.
En la sesión de tarde, abierta por el vicerrector de Nuevas Tecnologías, Luis Yáñez, se reunieron algunos de las personas que estuvieron relacionadas con el Centro de Cálculo en sus primeros años de funcionamiento, como el primer director del Centro, Florentino Briones, los artistas José Luis Alexanco, Manuel Quejido, Javier Seguí o Tomás García Asensio, o profesores de otras áreas que buscaron esa relación con el nuevo mundo de la computación: Ana Buenaventura, Emiliano del Cerro, José Iges, Ignacio Gómez de Liaño, Ernesto García Camarero o Isidro Ramos. "Detrás de los milagros siempre hay personas que hacen que se lleven a cabo", señaló el decano Francisco López, en la sesión inaugural de la mañana.
El congreso se cerró con un concierto en el Paraninfo de Filosofía y Filología con obras de Senosiain, Del Cerro e Iges, tres autores asiduos al seminario que se creó en el Centro sobre el mundo musical, el denominado Seminario de Análisis y Generación Automática de Formas Musicales, además de obras de los compositores pioneros de la Composición asistida por ordenador, como Lejaren Hiller y Mestres Quadreny. El programa ha estado interpretado por la Asociación Plural Ensemble, especializada en música experimental de los siglos XX y XXI.
La conmemoración de los 50 años del Centro de Cálculo se completa con una exposición de las creaciones artísticas generadas en aquellos primeros años, comisariada por el geógrafo y gestor cultural Aramís López, que se puede visitar en el Pabellón de Gobierno de la UCM, en la calle Isaac Peral, a partir del viernes 15 de marzo.