La crítica estadounidense y profesora de la Universidad de Stanford, Marjorie Perloff, ha impartido, en el salón de actos de la Facultad de Filología, la conferencia A Cessation of Resemblances: Gertrude Stein/Picasso/Marcel Duchamp, en la que ha repasado la relación que existía entre esas tres figuras claves en el arte del siglo XX. Según Perloff, a pesar de que Stein estaba muy cerca de Picasso por ser la millonaria mecenas que la ayudó en su Carrera, "su poética está seguramente mucho más cercana a la de Duchamp que a la estética vigorosa, masculina y esencialmente pictórica de Picasso".
Marjorie Perloff comenzó su conferencia con un texto del año 1935, escrito por Gertrude Stein cuando "Picasso sufría lo que podríamos llamar el bloqueo del pintor. Al encontrarse en un callejón sin salida en su vida personal, durante dos años dejó de pintar por completo y comenzó a escribir". Stein aseguró en Everybody's Autobiography que la poesía de Picasso era "más ofensiva que la mala poesía". Y aunque no era capaz de saber por qué era así, consideraba que podría ser porque "alguien que realmente puede hacer algo muy bien, cuando hace otra cosa que no puede hacer tan bien y en la que no puede vivir, es particularmente repelente". Al parecer esas palabras se las dijo incluso al propio Picasso.
Asume Perloff que esa reacción tan visceral de Stien no la motivó sólo la invasión de Picasso a su territorio de la poesía, sino que la razón más profunda es que "Picasso nunca había pretendido leer los escritos de Stein, porque para él Gertrude era simplemente una maravillosa patrona y compañera". Al parecer le encantaba "ir a su salón y cotillear con ella a diario, pero su escritura, especialmente dado que estaba en inglés, un idioma que no podía, después de todo, leer, estaba apenas dentro del radio de su discurso". De hecho, cuando asumió la escritura poética, a mediados de la década de 1930, sus modelos fueron los surrealistas franceses destacados, comenzando con su buen amigo André Breton.
Y ese modelo poético surrealista, según Perloff, es antitético al de Stein, ya que "evita los sustantivos concretos, su ambigüedad sintáctica y su dependencia de los pronombres, artículos y preposiciones indeterminados para producir una construcción "poética que consideró apropiada para el siglo XX". "Los surrealistas", llega a decir Stein con desdén en su discusión sobre la pintura de Picasso de principios de la década de 1930, "todavía ven las cosas como todos las ven, las complican de una manera diferente, pero la visión es la de todos los demás, en resumen, la complicación es la Complicación del siglo XX, pero la visión es la del siglo XIX".
Esa crítica del surrealismo, según Perloff, la compartían otros contemporáneos, entre ellos Marcel Duchamp, quien aseguraba que "antes, la pintura tenía otras funciones, podía ser religiosa, filosófica, moral, pero todo nuestro siglo es completamente retiniano, excepto por los surrealistas, que intentaron salir un poco fuera de él. Y aun así, ¡no fueron tan lejos! A pesar del hecho de que Breton dice que cree en juzgar desde un punto de vista surrealista, en el fondo todavía está realmente interesado en pintar en el sentido de la retina. Es absolutamente ridículo. Debe cambiar".
La crítica de Duchamp, según Perloff, estaba muy en la línea de Stein, un acercamiento que se fue asentando más desde que se conocieron por primera vez en París en 1913, en la exposición en la que se mostró por primera vez la obra clásica de Duchamp, Desnudo bajando una escalera.
Años después, en 1922, gracias a un amigo mutuo de Duchamp y Stein esta pudo publicar Geography and plays, una colección de los textos experimentales más cortos, poemas, prosa, retratos y obras de teatro, que había escrito desde 1908 y que es "seguramente una de las colecciones más importantes de Stein".
Relaciona Perloff, la famosa frase de Stein "Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa" con el personaje Rrose Sélavy que se inventó Duchamp como seudónimo con el que firmaba sus propias obras. A pesar de las evidentes diferencias entre la mecenas y el artista, la conferenciante cree que "los dos artistas, en cualquier caso, parecen haber entendido perfectamente el trabajo del otro".
A pesar de todo ello, el "lugar de Duchamp en la vida de la escritora aún no se ha evaluado", porque él "no es su mentor ni su discípulo", pero lo que sí está claro es que "la poética de Stein está seguramente mucho más cercana a la de Duchamp que a la estética vigorosa, masculina y esencialmente pictórica de Picasso".