La Facultad de Geografía e Historia ha acogido este 10 de junio la presentación de "Historia del Archivo de la Universidad Complutense de Madrid (1836-2006)", obra de las archiveras Mar Narbona, Isabel Palomera, Mercedes Pérez y Ana Rocasolano, publicado por Ediciones Complutense. El libro repasa la historia del Archivo General de la UCM desde su traslado desde Alcalá de Henares al Caserón de San Bernardo en 1836 hasta los inicios del presente siglo. No sólo se trata de explicar lo que contiene -"un gran y selecto tesoro, uno de los mayores que uno puede imaginar: es el lugar en el que se encuentra celosamente custodiada la memoria y la identidad de la Universidad Complutense, generación tras generación", explicó Isabel Palomera, su actual directora-, sino ante las vicisitudes por la que ha pasado el propio Archivo, "que nos advierte de las amenazas que siempre han existido y existen sobre los archivos y los documentos", añadió la directora. "Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir". Son palabras de José Saramago, elegidas para iniciar el libro.
Al acto de presentación acudieron el rector Carlos Andradas -feliz de que uno de sus últimos actos al frente de la universidad sirva para poner en valor una parte del patrimonio complutense-; la secretaria general, Matilde Carlón, de quien ha dependido el Archivo en su última etapa; el director de Ediciones Complutense, Antonio López Fonseca -quien explicó que esta hace la sexagésima obra publicada por este sello nacido hace apenas tres años-, y el decano de la Facultad de Geografía e Historia, Miguel Luque, quien además de ejercer de anfitrión no olvida poner en valor la necesidad de mirar el pasado para afrontar el presente y prepararse para el futuro. Junto a ellos la ya mencionada Isabel Palomera, la directora del Archivo, quien ve en la publicación del libro un sueño hecho realidad y la manera de saldar "una deuda secular con el Archivo de la Universidad. Presentamos un libro que trata de una historia de resistencia y una historia de gente que no se rinde", adelanta.
Isabel Palomera dedica el libro precisamente a esos que no se rindieron, a sus antecesores, a las generaciones de "archiveros y personal que, contra viento y marea, pusieron su esfuerzo y trabajo al servicio del Archivo". Explica que las cuatro autoras de la obra se embarcaron hace unos años en una gran empresa: "entender la historia del propio Archivo, investigar sobre los espacios en los que se había instalado, la normativa desarrollada, las personas que lo habían servido, cuál había sido su posición en la universidad..." ¿Por qué? "Estábamos y estamos completamente convencidas -se responde la propia directora- que el reto del futuro no se puede abordar sin conocer el pasado, a la vez que se gestiona el presente.
En su intervención la directora del Archivo cita nombres que son historia de nuestro país: Cajal, María de Maeztu, Salmerón, Maruja Mallo, Américo Castro, Victoria Kent, Jiménez de Asúa, Enrique Moles, Pedro Salinas, María Zambrano, José Giral, Rosa Chacel... De todos ellos hay rastro en el Archivo. Pero también de muchos otros, anónimos en su gran mayoría, que contribuyeron a construir una Complutense y una España mejores. Uno es el de Estanislao Lluesma, último director de Clínico quien desde el exilio donó su archivo personal, de una riqueza documental enorme sin el que se habría perdido mucho de lo sucedido durante aquellos años de la República. Y otro, por ejemplo, el de María de los Ángeles Furundarena, la primera alumna de la Facultad de Medicina allá por 1909.
El Archivo es eso y mucho más. Es, como apunta Isabel Palomera, informes, diseños, proyectos, fotografías... Pero también, como resalta Matilde Carlón, es "un auténtico ser vivo", que enlaza el pasado con el presente camino del futuro. Y en esta tarea ha tenido y tiene "las mejores cuidadoras posibles, sus archiveras, devotas y entregadas profesionales", afirmó la secretaria general, quien cree que en estos últimos años el Archivo poco a poco ha dejado de ser "una especie de hermana pobre de la institución" y ha empezado a ser reconocida su labor.
Matilde Carlón reconoció que esta puesta en valor del Archivo requiere "algún empujón más", y que el más necesario es, sin duda, su establecimiento en una nueva sede definitiva que aglutine los cuatro espacios en los que ahora se encuentra dividido. Una posibilidad, en la que anima a avanzar, es su instalación en la Biblioteca María Zambrano, en la que podría convivir "a la perfección" con la Biblioteca.
El acto lo cerró el rector Andradas, considerando el Archivo como una "columna vertebral" de la Universidad, a la que es necesario cuidar, no en vano estamos ante el mayor archivo de una universidad pública española, fundamental para conocer la historia no solo de la UCM, sino también "de la construcción de nuestro país". Andradas consideró al Archivo como parte del patrimonio complutense, un patrimonio incalculable y, en este caso, incuantificable, pero que cada día continúa creciendo, enriqueciéndose e incrementando. Por último, destacó la labor de Ediciones Complutense, que como también recordó ha encontrado un hueco junto a la labor de promoción del conocimiento e investigación que surge de los profesores e investigadores complutenses al que nace de la propia institución. Como enumeró su director, Antonio López Fonseca, esta obra es la tercera de la denominada serie "Actividad institucional", sumándose a las publicadas sobre la Ciudad Universitaria de Madrid con motivo de su 90 aniversario y el reciente Catálogo de Manuscritos Medievales de la Biblioteca Histórica de la UCM.
