Paco Ferrándiz, del CSIC; Marije Hristova, de la Universidad de Warwick; María García Alonso, de la UNED, y Johanna Vollmeyer, del Departamento de Filología Alemana y Filología Eslava de la Complutense, son los miembros del comité local de organización del Tercer Congreso Anual de la Memory Studies Association (MSA), que se celebra en la UCM los días 25, 26, 27 y 28 de junio. La MSA es una asociación de académicos y profesionales, creada para promover el intercambio académico en el amplio campo de los estudios sobre la memoria. El congreso de Madrid, que se celebra en distintas sedes de la Facultad de Filología, incluye conferencias, mesas redondas, sesiones especiales, paneles, afiches, exhibiciones, representaciones, una obra de teatro y proyecciones cinematográficas. Descrito como el mayor congreso realizado jamás en este campo de estudios, reúne a algunos de los mayores expertos del mundo, como la socióloga Elizabeth Jelin, autora de dos libros de referencia como son Los trabajos de la memoria (2002) y La lucha por el pasado. Como construimos la memoria social (2017), ha confesado que "la memoria, como proyecto político, puede haber fracasado, pero como proceso humano existe y eso no se puede eliminar por decreto".
Elizabeth Jelin, que ha mantenido una conversación con Lidia Mateo Leivas, investigadora del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, reconoce que si ha fracasado el uso de la memoria en política ha sido por la obsesión de considerar una única memoria. Con una cierta chanza, aseguró que cuando afecta a grupos, sociedades e individuos hay que hablar de memorias, que "no son propiedad de los grupos progresistas, de izquierdas, buenos, como todos los que estamos aquí".
De hecho, según Jelin, "la derecha también trabaja muchísimo sobre la memoria, buscando ancestros puros, asegurando que eso debería predominar en la política". Y en vista de los resultados que está obteniendo la extrema derecha en todo el mundo, parece que su estrategia está funcionando, porque al fin y al cabo, "usan la memoria de manera ejemplar, imaginando un futuro diferente marcado por esos referentes".
La socióloga también ironizó sobre la idea de que "la memoria es buena y nos va a salvar", pero en realidad no es así, "no hay nada salvador y hay que ser conscientes de que la sociedad trabaja sobre el conflicto, hay que decir no a la violencia, pero no se puede decir no al conflicto, porque la democracia vive de él, y de los adversarios, los debates... La democracia unidireccional no es democracia". Para Jelin, "no existe la relación entre memoria y democracia, sino entre memorias y democracia".
En el caso español, del pacto de silencio de la transición, la conferenciante recuerda que "eso no es olvido, es silencio, y la confusión entre esos dos conceptos es grave". El silencio implica que de algo no se habla porque no es bueno para negociar políticamente, y eso es lo que se hizo durante nuestra transición a la democracia, o al menos se intentó "porque desde el arte, desde el cine, se creó un canal para hablar de todo aquello que estaba vetado por la política".
Centro y periferia
Recuerda la conferenciante que "vivimos en un mundo donde hay centros y periferias, hay una geopolítica del poder, que existe incluso en el mundo académico". El problema con esa estructura "no es sólo que no se reconoce en el centro el trabajo de la periferia, sino que además en la periferia se rinde pleitesía al centro". En un tiempo se pensó que la clase obrera, a través de la lucha, era la que iba a romper esa dinámica, pero "o se fue al paraíso o no se saba dónde está, pero lo que está claro es que ya no es el motor de la Historia".
En ese extremo revolucionario de motor, o al menos rompedor, Jelin ve a "mujeres muy jóvenes, y ahí es dónde se piensa siempre que por fin viene la marea. Ahora bien, ¿a dónde va? No se sabe". Pero vaya a donde vaya, lo cierto es que las generaciones más jóvenes "no aceptan lo que viene desde arriba, sienten que están inventando el mundo, renuevan en las relaciones en lo interpersonal, crean sus propios proyectos, quieren transformar el orden social y, sobre todo, el de género".
Un congreso en el frente de Madrid
Como destacan los organizadores locales del congreso MSA 2019, este año marca el 80 aniversario del fin de la guerra civil española y el comienzo del exilio republicano. Además, "la instalación donde se llevan a cabo la mayor parte de la conferencia, la Facultad de Filología, es en sí misma un sitio de memoria potente y de múltiples capas conectado a la guerra civil, porque cuando paseas por sus pasillos, te sientas en sus aulas o, más en general, cuando caminas por el campus de la Universidad Complutense, puedes darte cuenta de que esta área fue una parte crucial de la línea del frente durante el largo asedio de Madrid".
La imagen del edificio en ruinas que aparece en el cartel y en el programa de este congreso es, de hecho, de la misma Facultad donde se celebra. La fotografía se tomó en 1939, justo después del final de la guerra, y "muestra todas las cicatrices de los bombardeos y los combates". Todavía hoy muchos edificios en el área del campus tienen marcas de bala en sus paredes y frente a la estación de metro de Ciudad Universitaria se ubica el monumento a las Brigadas Internacionales, que se inauguró en 2011 y que "con frecuencia es objeto de vandalismo".
De manera muy reciente, la avenida que conecta el campus con el área vecina de Moncloa, donde se ubica el Arco del Triunfo encargado por el general Franco, fue renombrada por el ayuntamiento como la Avenida de la Memoria, "en un intento de revertir la narración de la victoria militar inscrita en el tejido urbano durante la dictadura en esta zona de Madrid". Los responsables concluyen que "sin duda, este parece ser un lugar muy adecuado para una conferencia sobre estudios de memoria".