Jeff Jarvis, director del Centro Leonard Tow de Periodismo Empresarial en la Escuela de Posgrado en Periodismo Craig Newmark de la City University de Nueva York, y Lorenzo Cotino, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia, han sido los protagonistas de la clausura del Congreso IAMCR Madrid 2019. En el mismo acto, Janet Wasko, presidenta de IAMCR, anunció el premio a la Contribución Distinguida a Helena Sousa, profesora de la Universidad do Minho, de Portugal; felicitó por su trabajo a Loreto Corredoira, profesora del Departamento de Derecho Constitucional de la UCM y directora del comité local de esta edición de IAMCR, al tiempo que la concedió una membresía de por vida a la Asociación Internacional para la Investigación en Medios y Comunicación (IAMCR), y además se anunció la edición del Congreso de 2020 que se celebrará en China.
Divina Frau-Meigs, profesora de la Universidad Sorbonne Nouvelle, fue la encargada de presentar la tercera sesión plenaria que trató "sobre lo post", un tópico con el que ella misma está muy involucrada, sobre todo a través de sus estudios sobre las "fake news, que dañan la dignidad de las personas". Entendiendo que ese tipo de noticias son un problema legal, pero también antropológico y filosófico, se dejó la palabra a los especialistas Lorenzo Cotino y Jeff Jarvis.
Este último comenzó su charla, como suele ser habitual en él, con Gutenberg "inventor en Europa de la imprenta con los tipos móviles, algo que no se utilizó para crear un periódico hasta un par de siglos después". Jarvis citó la teoría de Thomas Pettitt, de la Universidad del Sur de Dinamarca que habla del paréntesis de Gutenberg, denominado así, porque su invento "creó un paréntesis en la historia, pasando de la narración oral a la lineal, de honrar a los ancianos a los expertos, de lo fluido a lo fijo de la pequeña propiedad a la propiedad como metáfora. Y ahora, tras ese paréntesis todo está relacionado, remezclado, hay una incertidumbre sobre la propiedad del copyright y honramos a la red que nos conecta".
El conferenciante bromeó con que "el impacto de Internet en el negocio de los medios ha llevado a las imágenes de gatos, a las Kardashians y a Donald Trump, todo son productos". En ese entorno, ahora "se trata de entender a donde nos lleva este modelo de negocio, porque los antiguos ya no existen y se está acabando con los medios, con las masas directamente".
¿Contadores de historias?
Durante mucho tiempo a los periodistas se nos consideró contadores de historias, pero Jarvis cree que esa definición ya no es aplicable. El libro de Alex Rosenberg, How history gets things wrong, afirma que "la neurociencia no encuentra evidencias de la teoría de la mente, así que no podemos entender por qué la gente hace lo que hace, cuando esa es realmente la base de nuestras historias. Hay que entender que se mueven, no por motivaciones, sino por tendencias sociales, así que ahora por lo tanto ya no somos contadores de historias, sólo nos queda explicarlas".
Por desgracia, David Weinberger en Everyday chaos dice que los algoritmos profundos de la inteligencia artifical funcionan porque "no somos capaces de entender lo que hacemos, y eso nos lleva a una crisis del conocimiento, porque implica que tampoco somos capaces de explicar la realidad".
En ese momento caótico en los que los periodistas no podemos ni contar ni explicar la realidad, surge "Internet como el fulcro de la historia". Para Jarvis, "la definición de Internet es que es una máquina de conectar gente y otras máquinas, con la diferencia de que todo el mundo puede hablar, todos pueden estar conectados, la información en sí está conectada, las máquinas buscan percepciones, y hay una abundancia de información frente a la escasez habitual".
Adiós a los medios
Reconoce el conferenciante que "desde Gutenberg la conversación estuvo influida por los medios, pero ahora ya no es así, ahora la única clase de información útil es la que genera la conversación del público. Justo lo contrario a lo que hacen los medios y la prensa". Un ejemplo de eso, puede ser Vidcon "una conferencia de fans, creadores y empresarios, que habla por la gente, que se introduce en el mundo, porque ahora el contenido es un símbolo social". Eso permite, de acuerdo con Jarvis, que "gracias a Internet tenemos posibilidades como el #MeToo, el #BlackLivesMatter o #LivingWhileBlack, que representan a la gente que utiliza esos hashtags, con información que pueden compartir con todo el mundo".
Por tanto, para el periodista, "Internet es la historia de la sociedad, somos nosotros, y mucha de la regulación que vemos en Europa está confundida, con esfuerzos por controlar la tecnología, el discurso, los contenidos... Cuando realmente lo que intentan es controlar el comportamiento humano y eso es algo que no se puede hacer".
Tiene claro Jarvis que "para enseñar hay que empezar a escuchar, ya que los medios se hicieron para hablar a pocos y a la elite, pero ahora el mundo es diferente y no se sabe quién está escuchando, por eso escuchar se convierte en el mensaje". Esa es la clave de cómo deberían ser los medios en estos momentos, "el periodismo debería ser capaz de llevar a cabo una conversación productiva dentro de la sociedad, escuchando y entendiendo a las sociedades, entendiendo a la gente más allá de las etiquetas, entendiendo a la gente como gente".
4.300 millones de personas
Lorenzo Cotino, profesor de Derecho Constitucional, coincidió con esa idea de que "Internet debe ser una conversación productiva, respetuosa e informada". Sin embargo, ahora mismo 4.300 millones de personas interactúan en Internet, pero "su libertad de expresión la deciden una serie de plataformas, unas pocas, así que para que esa conversación sea posible es necesario que el Derecho intervenga".
Con respecto a eso, informó de que existe doctrina en los 47 países de la UE para que las decisiones del Estado sean judiciales, basadas en una ley y con proporcionalidad. Mientras que" en Estados Unidos los intermediarios no son responsables, en la UE sí son responsables los medios online de los contenidos ilegales y eso son dos modelos contrarios, que en Europa puede crear conflictos con la libertad de expresión".
Reconoce Cotino que los filtros en Internet son preocupantes, porque "se ha pasado de una doctrina bastante clara de que no se podían imponer esos filtros automatizados en razón de la libertad de expresión, a algunos matices, como que se pueden imponer si hay una ilegalidad y un juez lo determina, y la directiva de la propiedad intelectual establece que haya filtros automáticos obligatorios para detectar ilegalidades en ese campo". De todos modos, para el magistrado, "lo más peligroso de estos sistemas es la generalización de la persecución del delito de odio en Europa, porque hace que las corrientes más minoritarias se puedan perseguir de esa manera". Informa de que hay más de 30 países no muy democráticos que lo utilizan para restringir el debate, aunque en Europa no serán especialmente efectivas, porque por ejemplo "en España las fake-news las generan normalmente las agencias de los partidos políticos y los propios partidos".
Derecho a mentir
En cuanto a cómo regular los contenidos de manera efectiva no hay una solución clara, porque "no tenemos derecho a mentir, pero casi, por las miles de interpretaciones que se pueden hacer de una realidad". Por tanto, habrá que asumir responsabilidades, pero sin aceptar que una gran plataforma sea la que tenga los medios y herramientas para perseguir conceptos como el del odio, que es "la nueva censura del siglo XXI". De todos modos, "el silencio de la ley es peor, así que no hacer absolutamente nada es peor".
Jeff Jarvis sí cree que "todos tenemos derecho a mentir, es parte de cualquier conversación", pero el peligro está en que sean otros, los Estados y las empresas por ejemplo, los que decidan que es racional, verdad y útil. De acuerdo con él, "hay una serie de cosas que deberían estar prohibidas como la incitación al terrorismo o la pornografía infantil, pero otras cosas no son tan evidentes". Lo que está claro es que "es imposible juzgar el contenido sin un contexto, o al menos debería serlo".
Frente a los que critican las múltiples voces que se pueden escuchar en Internet e incluso apuestas por limitarlas, Jarvis reconoce que gracias a su blog conoció a gente de todo el mundo, compartió información y aprendió temas que habrían sido imposibles sin los avances tecnológicos. Por eso, "los que dicen que no hace falta escuchar a otras voces porque son basura, realmente están diciendo que esas personas no son dignas de ser escuchadas".
Y con esas intervenciones, se despidió el Congreso IAMCR 2019 Madrid y se emplazó a seguir con el debate en Pekín el próximo año.