Hasta el 29 de septiembre se puede visitar, en la sala de exposiciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (c/ Alcalá, 13), la muestra El libro y sus trajes, comisariada por los investigadores de la Facultad de Documentación de la Complutense, Yohana Yessica Flores y Antonio Carpallo. La exposición, en la que se muestra el arte de la encuadernación desde el siglo XVI hasta el XXI, cuenta además con el apoyo de la Biblioteca Histórica de la UCM. En la inauguración, celebrada el 29 de julio, Fernando de Terán, director de la Real Academia de Bellas Artes, aseguró que aunque sí se habían prestado algunos ejemplares para exhibirlos en otros lugares, jamás se habían mostrado antes en sus instalaciones las encuadernaciones de sus libros. José Luis Gonzalo Sánchez-Molero, decano de la Facultad de Documentación, señaló que para exposición titulada El libro y sus trajes ha sido todo un acierto la elección del cuadro del Greco que ilustra el cartel anunciador, ya que en ella "el humano aparece desnudo y el único vestido es el libro".
El profesor Antonio Carpallo informa de que la muestra y el catálogo forman parte de uno de los proyectos que lleva a cabo el grupo de investigación Bibliopegia de la UCM, sobre encuadernación y libro antiguo. En cuanto a la exposición, que se puede visitar hasta septiembre, está organizada con varios espacios que muestran la encuadernación artística desde el renacimiento español del siglo XVI (que es cuando comenzó el concepto de encuadernación de bibliófilo), al barroco del XVII, el rococó del XVIII, los estilos imperio, romántico e isabelino del XIX y los industriales del XX y comienzos del XXI. En las vitrinas se destacan figuras de algunos diseñadores y grabadores, así como se muestran diferentes tipos de ediciones, papeles y útiles usados en la encuadernación. Todo acompañado por lienzos de la Real Academia.
El decano de Documentación, José Luis Gonzalo Sánchez-Molero, reconoció el trabajo de Carpallo, así como el de Yohana Yessica Flores, los dos comisarios de la muestra que llevan varios años investigando los fondos de la Real Academia. Asegura el decano que los dos "trabajan con una meticulosidad y sagacidad documental", lo que ha dado como resultado esta muestra que tiene un hilo conductor que no es otro que el libro y el arte, el libro y el cuadro, "lo que crea un lenguaje expositivo delicioso". Yohana Yessica Flores añade que "trabajar con libros te llena y te libera, y si además lo haces con gente apasionada por ellos, te nutre y te reconforta".
Fernando de Terán explica que todas las academias que se crearon en el siglo XVIII lo hicieron con "la intención de orientar el gusto y formar a los profesionales", y que todo lo hacían gracias a los últimos libros que iban apareciendo, primero sobre pintura, escultura y arquitectura, y más tarde, con la incorporación de nuevas artes, como música, fotografía, cine...
Por eso, "los fondos de la biblioteca de la Academia son impresionantes, algo que los investigadores ya sabían pero que no era del conocimiento del público en general. Sobre todo, si en lugar de fijarse en el contenido de los libros uno se fija en sus cubiertas". Recuerda de Terán que "en un principio los libros se mostraban por las cubiertas no por el lomo, lo que convertía al libro en objeto bello". Víctor Nieto Alcaide, bibliotecario de la Academia, añade que la biblioteca de la Real Academia fue una exigencia desde su fundación, aunque al principio era algo caótica, ya que no fue hasta 1794 cuando se hizo el primer catálogo. De hecho "su gran riqueza no había sido estudiada hasta que el investigador complutense Antonio Carpallo inició el estudio sistemático de esas encuadernaciones".
Nieto Alcaide explica que ni siquiera él tuvo noticia de la riqueza de las encuadernaciones hasta que ocupó su cargo y vio los fondos en persona. Considera además que "los libros cuando se exponen suelen perder su propia categoría de ejemplar de consulta", algo que no va a ocurrir con la muestra El libro y sus trajes: encuadernaciones en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, porque "una vez que acabe la exposición volverán a sus bibliotecas de origen para poder ser consultados".
Recordó Nieto Alcaide que "la encuadernación surgió como una forma de protección del libro cuando este dejó de escribirse en rollos y pasó a estar cosido y encuadernado". Al principio esa encuadernación era sólo de tipo práctico, pero pronto se convirtió en la base de una decoración artística sobre las tapas. La encuadernación requería un oficio muy complejo que en un principio se quedó encerrado en los talleres de manera un tanto endogámica, y fue en el siglo XVIII cuando se comenzaron a establecer unas normas, como que sólo aquellos que supieran leer y escribir podrían ser encuadernadores y se empezó a pensar en las cubiertas como algo más que un arte mecánico. De todos modos, la verdadera valoración del libro, según Nieto Alcaide, llegó en el siglo XIX, con el modernismo, que trajo una nueva jerarquización de las artes. Algo que se puede ver de manera muy evidente a lo largo de esta exposición.
Congreso sobre la muestra
A manera de complemento al contenido de la muestra, el 26 de septiembre se celebrará una jornada de conferencias y visitas guiadas a la exposición, en la que participan historiadores y especialistas en encuadernación e historia del libro. En ella se hablará sobre los tipos de encuadernaciones artísticas de los ejemplares conservados en los fondos de la Academia, los estilos ornamentales, las tipologías, las marcas de propiedad, los diferentes tipos de papeles decorados que realzan las encuadernaciones, tanto en las tapas como en las guardas, y también estudiar quiénes fueron los encuadernadores que trabajaron para la Academia desde que se fundó.