Un día después del Día Mundial de la Lucha Contra el VIH/Sida la Facultad de Medicina ha acogido la V Jornada UCM-SEV (Sociedad Española de Virología), organizada por el Máster de Virología, que busaca sensibilizar y concienciar a la comunidad universitaria sobre esta enfermedad, que de acuerdo con Mayte Corias, de la Unidad de Inmunopatología del Sida en el Centro Nacional de Microbiología, del Instituto de Salud Carlos III, es "la quinta pandemia más letal de la historia de la humanidad, así que sigue siendo uno de los problemas de salud pública más importantes". Inaugurada por José Ramón Regueiro, vicedecano de Investigación y Doctorado de la Facultad, la jornada ha contado con la conferencia de Corias, una serie de infosesiones, un taller sobre la prevención, un breve cinefórum y un concurso con el que se ha buscado reforzar el aprendizaje de la sesión y donde los alumnos han sido los protagonistas.
La charla de la investigadora Mayte Corias se centró en las muchas líneas de investigación abiertas para la busca de una cura para el VIH, "algo que no ocurrirá de manera inmediata". Recordó la conferenciante de que el Sida se diagnosticó por primera vez el 1 de diciembre de 1981, aunque los primeros síntomas se describieron en marzo de ese mismo año. Desde entonces se ha convertido en una enorme pandemia, ya que en 2018 había 37,9 millones de personas infectadas en todo el mundo, en torno a 170.000 en nuestro país.
Los casos diagnosticados disminuyen en todos los ámbitos, hombres homosexuales, heterosexual, madre-hijo..., pero el problema sigue siendo que un alto porcentaje de los infectados están sin diagnosticar, así que es importante mantener la prevención. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) pretendía que para 2020 se alcanzara el objetivo del 90-90-90, es decir que el 90% de las personas afectadas estuvieran diagnosticadas, en tratamiento y en supresión viral. España, de acuerdo con Corias, está "un poco mejor que nuestros vecinos europeos, pero todavía lejos de ese objetivo".
Tratamiento no curativo
Explica la científica que existe una relación inversa entre la carga viral que tiene un paciente en sangre y los linfocitos CD4, que son glóbulos blancos que combaten infecciones y desempeñan un papel muy importante en el sistema inmunitario. En las primeras fases de la infección disminuyen los CD4 infectándolos, después el sistema inmunitario destruye esos CD4 infectados y finalmente aparece el Sida, por lo tanto no es el VIH lo que mata a las personas, sino las infecciones oportunistas asociadas.
El tratamiento antirretroviral que existe en la actualidad "es muy bueno, previene la diseminación del VIH y además mantiene el sistema inmune, haciendo que no disminuya el CD4". Con este tratamiento desaparece la carga viral, pero si se retira aumenta, es decir, lo hace invisible, pero "no es curativo, sino que lo convierte en un reservorio latente, de tal modo que sigue existiendo la persistencia viral".
De hecho, de acuerdo con Corias, "aunque tengamos una única célula infectada es suficiente para que se produzca la reactivación del virus en ausencia de tratamiento". Por si fuera poco, esa célula puede estar en el tejido linfoide o en otros de difícil acceso como el sistema nervioso central y en muchos otros tipos de célula. Sabiendo entonces que el tratamiento antirretroviral no es suficiente para curar y que la erradicación total es muy difícil, se trabaja en "la cura funcional, que hará que las células no se reactiven o que si lo hacen sean eliminadas por el sistema inmunológico. El objetivo, por tanto, es disminuir al máximo las células infectadas en latencia, previniendo o retrasando el repunte viral después de la interrupción del tratamiento".
El principal inconveniente, de todos modos, es el reservorio, incluso el residual más pequeño, que puede producir una replicación tardía de virus competentes y un rebote viral durante la remisión del tratamiento.
En algunas personas se ha comprobado la eficiencia de un tratamiento con un trasplante alogénico de células madre de médula ósea, aunque Corias reconoce que es algo que "no se puede hacer en los millones de personas infectadas, porque además sólo funciona con algunos que tienen una mutación en la proteína CCR5, que deja a los linfocitos CD4 sin receptores para el VIH".
Otras estrategias de curación
El tratamiento actual se hace con la toma de una pastilla al día y ahora se busca reducir la administración para que sea semanal, mensual o con implantes que liberen los fármacos duren más de seis meses. Es evidente que "esta no es una estrategia de curación, pero mejora la calidad de vida de los pacientes y hace que se olviden de la enfermedad".
Aunque reduce la incidencia de la enfermedad, tampoco es una estrategia de curación la PrEP (profilaxis pre-exposición), una píldora que se ha aprobado el mes pasado en España y que se administra a los pacientes en situación de riesgo, lo que "llega bastante tarde, porque en Estados Unidos se aprobó en 2012".
Una auténtica estrategia de curación sería la "mejora en el tratamiento antirretroviral, con uno que no sólo actúe en el ciclo celular del virus, sino que sea de larga duración, con potente actividad contra el virus y sus variantes antirresistentes".
Otra opción serían las inmunoterapias contra el VIH poniendo en marcha vacunas y el uso de los bNAbs, que son anticuerpos no convencionales con la capacidad de neutralizar muchas variantes virales. Estos impedirían la infección de las células, estimularían procesos de citotoxicidad e inhibirían la transcripción, así que "servirían también para diseñar una vacuna de efecto inmediato, ya que serían vacunas generadas de manera inversa, realizadas a través de los linfocitos B de los pacientes". Explica Corias que los bNAbs no se pueden administrar solos, y no son válidos si el paciente tiene variantes resistentes, así que deben ser un tratamiento totalmente personalizado para cada persona y despenden siempre de su propia genética.
Hasta el momento, el avance de las vacunascontra el VIH no ha sido demasiado exitoso, ya que habría que diseñar alguna que sea capaz de bloquear más de 99% de los elementos de reactivación, pero eso es bastante complicado, ya que hasta la fecha sólo se ha conseguido como un 30%.
El futuro más lejano es la "edición génica del provirus, dirigiendo moléculas de edición génica a células infectadas en latencia". El inconveniente, una vez más, es que hay que modificar el 99% de las células que modifican el provirus para que sea significativo, y por ahora la transducción in vivo de las células CD4 tiene una eficacia del menos del 30%. Por lo tanto, de momento no se puede llegar a todas las células del sistema inmunitario, a no ser con el ya mencionado trasplante de la médula ósea de pacientes con la mutación concreta de la proteína CCR5.
Por todo ello, Corias concluye que la erradicación del VIH sigue sin ser posible a día de hoy, así que la idea es mejorar el tratamiento antirretroviral y desarrollar estrategias para eliminar el reservorio. Y todo ello sabiendo que de momento "las alternativas son técnicas muy costosas de momento, así que será imposible implantarlo en todos los pacientes".