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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 7 de noviembre de 2024

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El grupo SALUVET participa en un relevante trabajo sobre uno de los parásitos con mayor incidencia en ganado vacuno

Luis Miguel Ortega Mora y Javier Regidor Cerrillo, del grupo de investigación SALUVET (Salud Veterinaria y Zoonosis), han participado en el trabajo, publicado en la revista PNAS, sobre la escasa variación genómica del parásito Neospora caninum. El grupo complutense lleva desde mediados de los noventa trabajando en este patógeno, así que, al surgir esta colaboración con grupos de otros países, se les inventó a participar por su experiencia y por el conocimiento que tienen tanto en el parásito como en la enfermedad que causa, que de acuerdo con Ortega Mora "está entre las dos o tres más importantes de las que producen aborto a nivel mundial, fundamentalmente en ganado vacuno y en perros, y existe en todos los sitios del planeta donde haya vacas". El estudio demuestra que después de la domesticación de hace unos 10.000 años, las razas extendidas por todo el mundo han sido aprovechadas "como un caballo de Troya" por parte de este parásito para expandirse.

 

El profesor Luis Miguel Ortega Mora informa de que Neospora caninum se descubrió a finales de los años 80 del pasado siglo, en Estados Unidos. Antes de aquello, había algunos estudios en el norte de Europa, donde se confundía con otro protozoo, Toxoplasma gondii, y se creía que la enfermedad asociada era una toxoplasmosis que aparece en perros y que produce una parálisis neuromuscular, pero fue en Estados Unidos donde se descubrió que era un patógeno distinto.

 

También fue en esa década cuando se describió el primer caso de aborto por Neospora caninum en vacuno. A partir de ese momento muchos grupos comenzaron a trabajar por todo el mundo en el patógeno y "se descubrió el ciclo, que circula entre el perro, que es el hospedador definitivo, y la vaca, que es el hospedador intermediario". Se estudió también cómo se produce el fallo reproductivo y se empezó a estudiar la diversidad genética del parásito, lo que ha culminado con el trabajo que ahora se publica en PNAS, "al comprobar, con cincuenta aislados, que esa diversidad genética es muy escasa".

 

La publicación demuestra, en concreto, que hay muy poca diversidad a nivel genómico en este patógeno, lo cual "se puede explicar quizás porque se ha expandido y diseminado a nivel mundial, asociado fundamentalmente al ganado vacuno y a los perros, que son los dos hospedadores fundamentales del parásito".

 

De acuerdo con Ortega Mora, la diversidad biológica que existe más allá de la genómica tiene, o puede tener, otra explicación, posiblemente por modificaciones post transcripcionales, no en el genoma, sino a nivel de proteínas, así que "es un hito importante que facilitará el desarrollo de herramientas de protección en el futuro". El profesor complutense recuerda que "para esta enfermedad que produce fallo reproductivo ahora mismo no existen fármacos ni vacunas, así que el hecho de que se haya realizado este estudio a nivel mundial y que demuestre su poca diversidad genética es muy importante también desde el punto de vista práctico, ya que si se diseña una vacuna en Europa será eficaz en cualquier otro sitio del mundo".

 

Incidencia en otros mamíferos

La especie donde tiene más importancia el parásito es en el ganado vacuno, pero puede producir fallo reproductivo también en otros rumiantes domésticos como la oveja o la cabra. Por ejemplo, SALUVET ha puesto en evidencia, en España, la importancia que puede tener en los abortos en ovejas, algo que se había estudiado escasamente, y que en la UCM se ha demostrado que existen unos mecanismos similares a los de la vaca.

 

En Estados Unidos, algunos grupos han visto que el parásito también tiene un ciclo silvestre, que circula entre el coyote, como cánido emparentado con el perro, y el ciervo de cola blanca. En Europa se piensa que quizás el lobo también podría ser un hospedador definitivo, aunque no se sabe quién sería el correspondiente hospedador intermediario en este ciclo silvestre europeo. Los ungulados, por tanto, serían los hospedadores intermediarios, y los cánidos (perros, coyotes, lobos y el dingo, en Australia) serían los hospedadores definitivos.

 

En cuanto a la presencia en humanos, SALUVET ha publicado un artículo recientemente en el cual, sobre pacientes con síntomas clínicos compatibles con el parásito (encefalitis, fallo reproductivo, parálisis...) se han hecho estudios por técnicas moleculares y en ninguno de ellos se ha encontrado la presencia de Neospora caninum. Por tanto, según Ortega Mora, "si se da algún caso por infección de este patógeno en humanos debe ser muy esporádico", así que la idea de los investigadores de la UCM es que no se trata de un patógeno zoonótico, es decir que no afecta a nuestra especie.

 

Modo de transmisión

La forma primigenia de transmisión es que el perro elimina unas formas de resistencia con las heces, lo que contamina el agua y el alimento, y de ahí, al ser ingeridos por el bovino es cuando se adquiere la infección. Pero, de todos modos y según explica el responsable del SALUVET, "el modo fundamental de transmisión es vertical, transplacentario, de la madre al feto, y el parásito está tan adaptado que muchas veces pasa de forma silente, es decir, que nacen terneros infectados con Neospora caninum, pero no se sabe que lo están, y eso ha permitido la diseminación por esa vía transplacentaria". El parásito es tan eficaz y está tan adaptado que un 20% de la cabaña bovina mundial está infectado con este protozoo, y ese alto porcentaje es el principal modo de transmisión por todo el planeta.

 

El aborto se produce cuando esa transmisión ocurre en determinadas fases de la gestación, que es cuando el parásito produce un mayor daño en el feto. En realidad, según informa Ortega Mora, ese "es un fallo en el mecanismo de transmisión del parásito, porque no quiere matar al feto, lo que quiere es seguir transmitiéndose lo más posible".

 

Trabajos para conseguir una solución

Los investigadores de SALUVET están ahora trabajando en un proyecto financiado por NIH (National Institutes of Health) y el USDA (United States Department of Agriculture), junto a un grupo de Seattle, de la Universidad de Washington, probando diversas moléculas, y de momento hay algunas candidatas que han mostrado una cierta eficacia contra el parásito, al menos in vitro.

 

Aparte de esa búsqueda de fármacos, también se investiga en posibles vacunas y ahí el grupo de investigación SALUVET dio lugar hace años a la EBT SALUVET-Innova, y con una patente que se desarrolló en la UCM y que se licenció a esa EBT, se están probando diversas formulaciones vacunales frente al parásito.

 

Ortega Mora cuenta que se avanza en ese campo, gracias a contactos con una multinacional farmacéutica, pero "es un proceso muy lento, porque desde que uno empieza a trabajar en un tema como este hasta que surge una solución pueden pasar muchos años. De momento se lleva trabajando con la patente desde el año 2013 y se está llegando ahora a las pruebas en vaca". Si todo va bien, a mediados del año 2020, habrá resultados positivos, y si esa vacuna funciona sería un logro a nivel mundial, porque sería la primera que haya demostrado su eficacia.

 

De todas maneras, Ortega Mora es realista y sabe que es una meta difícil, sobre todo porque este parásito puede ser parecido a Toxoplasma o al parásito de la malaria, y hay que recordar que "en humana se lleva trabajando muchísimos años con esa última enfermedad y las mejores vacunas son sólo parcialmente eficaces. Si se consiguiera una reducción de un 50 o 60% ya sería un logro y un avance importante".

 

En el trabajo ahora publicado, los investigadores de la UCM han obtenido un panel de aislados europeos muy importante. De acuerdo con Ortega Mora, hasta hace muy poco tiempo el número de aislados existentes era muy reducido, así que desde SALUVET lo que han hecho es trabajar en el desarrollo de ese panel y caracterizarlo, demostrando que hay una cierta variabilidad biológica en aislados, caracterizados tanto in vitro como en modelos murinos y bovinos gestantes. Gracias a eso, ahora se sabe que la invasión intracelular se corresponde con el porcentaje de transmisión o de mortalidad que se tiene en el modelo murino y, a su vez, con los parámetros de aborto en el ganado bovino.

 

El haber hecho todo ese trabajo, arduo y largo, permite jugar con mucha ventaja, porque esos aislados, caracterizados en alta, media y baja virulencia, se están utilizando, por ejemplo, para detectar los factores de virulencia, comparando los que expresan los de alta con los de baja, por ejemplo. Eso facilita el poder abordar en el futuro el tema de las vacunas.

Miembros del grupo de investigación SALUVET y de la EBT SALUVET-InnovaLuis Miguel Ortega Mora, en la Facultad de VeterinariaTrabajo en el laboratorio del grupo SALUVETLuis Miguel Ortega MoraLaboratorio del grupo SALUVET en la Facultad de Veterinaria
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