A finales del pasado mes de noviembre se presentó en el Real Jardín Botánico de Madrid la nueva Sociedad Botánica Española (SEBOT), que nace como una federación que agrupa a cinco sociedades ya existentes en este área y con vocación de incluir a las demás. Una de esas cinco sociedades fundadoras es la Sociedad Española de Geobotánica, con sede en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense desde su constitución en 2013, y que preside Daniel Sánchez Mata, catedrático del Departamento de Farmacología, Farmacognosia y Botánica. La botánica, como explica el propio Sánchez Mata, lleva más de 100 años impartiéndose de manera continuada en la Facultad de Farmacia, ya que siempre ha estado muy ligada a este área por el origen vegetal de muchos principios activos y muchas drogas, y su aplicación a fármacos. Sánchez Mata también es director del Herbario de la Facultad de Farmacia (MAF en sus siglas internacionales), investigador asociado en la Universidad de Harvard, codirector del grupo de investigación UCM Enviroveg y delegado de la decana para temas medioambientales.
- Llama la atención que no existiese aún una sociedad española de una ciencia con tanta tradición como la botánica.
- Es cierto, sí. Pero lo del trabajo en equipo y trabajo en común no es muy propio de nuestras latitudes. Sin duda, crear esta federación de asociaciones era una deuda, no ya con nosotros que quien más o quien menos ya tiene hecho su currículum, sino con las generaciones que vienen detrás. Las sociedades de ámbito botánico en España en general datan de los años 60, 70 u 80 e incluso las hay más modernas. Se empiezan a articular entonces, pero con fines muy específicos; no se creó una sociedad de taxónomos como en otros países o una sociedad botánica desde el principio. Hay que remontarse al siglo XIX para encontrar, por ejemplo, la Sociedad Linneana Matritense, que duró solo cuatro años, de 1878 a 1882. Es decir, han existido muchas pequeñas asociaciones de ámbitos muy específicos, pero no una grande que ampare todos los ámbitos botánicos, como sí hay, por ejemplo, en Francia, cuya Sociedad Botánica fue creada en 1854; la Sociedad Botánica de Gran Bretaña e Irlanda, fundada en 1836, que es la más antigua; o en Bélgica, que es de 1862; en Italia, desde 1868 o, incluso, la Portuguesa, creada ya en 2009, pero que incluso así nos ha ganado la mano.
- ¿Y qué cambia para que por fin se cree una asociación en la que tenga cabida absolutamente todo lo relacionado con el mundo vegetal?
- Una serie de asociaciones pensamos que esto no debía seguir siendo así. Los presidentes de varias asociaciones pensamos que en vez de poquitos y muchos podíamos ser uno y más grandes. La sinergia siempre es beneficiosa, podríamos ser muchísimos más socios y tener un frente común, los vegetales, aunque luego muy diversificado. Decidimos en un primer paso y para que tampoco fuera muy drástico el cambio, crear una federación de asociaciones. Ha sido un proceso largo. Había que establecer unos estatutos comunes y que nadie se sintiese menospreciado de alguna forma. Se redactaron, se sometieron a la aprobación del Registro Nacional de Asociaciones, se aprobaron este mismo año y en noviembre hicimos la presentación en el Real Jardín Botánico, que es como la casa común. La federación en principio aúna a cinco asociaciones: la Sociedad de Biología de Conservación de Plantas, la Sociedad Española de Briología, la Asociación de Palinólogos de Lengua Española, la Sociedad Española de Aerobiología y la Sociedad Española de Geobotánica. La primera Junta Directiva la formamos Juan Carlos Moreno Saiz, de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas, como presidente; yo, Daniel Sánchez Mata, como presidente de la Sociedad Española de Geobotánica, que soy el vicepresidente; Rosa Pérez Badía, de la Universidad de Castilla La Mancha y presidenta de la Asociación Española de Aerobiología, es la secretaria; Patxi Heras López, del Museo Ciencias Naturales Álava y presidente de la Sociedad Española de Briología, como tesorero, y como vocales Pilar Sánchez Testillano, del Centro de Investigaciones Biológicas-CSIC y presidenta de la Asociación de Palinólogos de Lengua Española, y Pablo Vargas Gómez, del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) y miembro de la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas
- Se trata entonces de una federación de asociaciones, que aglutina a las cinco señaladas, pero sin que pierdan su identidad.
- Eso es. Y, además, queda abierta al resto de asociaciones, que no son muchas más, pero que también están invitadas a sumarse. Hay muchas personas que son, bien botánicos profesionales, bien aficionados, naturalistas, etcétera, que no tenían hasta ahora cabida en ninguna asociación, y que ahora pueden inscribir en a la nueva asociación. Los socios de las cinco sociedades también pasan a formar parte de ella, sin tener que pagar una cuota extra. La SEBOT también entra a formar parte de la Confederación Española de Sociedades Científicas (COSCE) para así tener el ámbito de todas las comunidades científicas del país.
- ¿Cuáles son los principales objetivos de la SEBOT?
- El primer objetivo es tener voz común ante las administraciones, poder elaborar estudios, solicitar proyectos... Pero, ante todo, como digo, también servirá para de alguna forma vincular a la gente joven tan bien formada que tenemos. Nos hemos planteado unas actividades a corto y a medio plazo. Por ejemplo, en febrero se va a organizar una primera reunión de trabajo, un workshop, muy directo y muy enfocado a los jóvenes, sobre filogenómica vegetal, es decir el tratamiento de los grupos vegetales desde el punto de vista genómico y de las relaciones entre ellos, que son las corrientes más modernas de estudio de taxonomía. Será en Sevilla y gratuito para todos los socios. El congreso fundacional de la Federación se hará en septiembre de 2021 en Toledo, que es donde se ha decido ubicar la sede la SEBOT, y será multidisciplinar. También queremos hacer cursos, organizar jornadas de campo, promover publicaciones...
