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Miércoles, 4 de diciembre de 2024

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La empresaria Clara Arpa, en los Desayunos del ICEI

"Tener talento y saber cómo explotarlo. Capacidad de compromiso. Trabajar desde la razón, pero con corazón y con mucha pasión". Estos son para la empresaria Clara Arpa los ingredientes que forman la receta del éxito, ya sea en el mundo de los negocios o en cualquier otra actividad "en la que se quiera hacer algo en la vida". Es una receta, a su juicio, que no entiende de género; vale tanto para hombres como para mujeres. "Pero si se me pide que ponga género al esfuerzo y al compromiso, pondré por delante el femenino". 

 

A ella -invitada este 17 de enero a la novena entrega del ciclo "Desayuno de mujeres líderes con potenciales líderes complutenses", que organiza desde hace ya más de dos años el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI), con la colaboración del Consejo Social de la UCM- no le fue fácil poder llegar a demostrar sus cualidades y capacidad de trabajo en la propia empresa que creó su padre medio siglo atrás. "Mi padre me quería más a que a ellos, que lo sé yo, pero para hacerse cargo de la empresa pensó en mis hermanos no en mí", explicó la hoy consejera delegada de Arpa Equipos Móviles de Campaña, empresa que en la actualidad surte a más 70 países y a la propia ONU de hospitales, carpas, cuarteles, etc., para su uso en misiones militares, humanitarias o de emergencia, pero que hace apenas 9 años, cuando apoyada por su madre se aupó a su dirección, parecía abocada a su cierre. "La empresa se había acomodado; esperábamos a que nos llamaran. Ya no éramos activos, sino reactivos", algo, sin duda, poco recomendable en un entorno internacional muy competitivo y en continua innovación. "Ahora trabajamos como una start up: todos los años pensamos qué vamos a hacer, cómo vamos a innovar", resumió. 

 

Con Clara, la única mujer de tres hermanos, la empresa ha dado un giro absoluto, ampliando su radio de acción y catálogo de productos, y sobre todo incluyendo como una de sus grandes prioridades la sostenibilidad ambiental. Según no duda en afirmar, es una necesidad absoluta cambiar las maneras de producir y consumir para que las próximas generaciones puedan tener recursos para su desarrollo. En esta tarea los hombres y las mujeres están llamados a trabajar juntos, aunque "está claro que las mujeres siempre se mueven tratando de aportar más a la sociedad". La tecnología será clave en este futuro sostenible y, por ello, ve con preocupación el descenso que en los últimos años se está produciendo en las matriculaciones en estudios científicos o tecnológicos. "Los jóvenes creen que no les merece la pena el esfuerzo que se exige en esos estudios, y no debería ser así porque el futuro pasa por nuevas tecnologías y nuevas maneras de hacer las cosas", reflexionó. En estos tiempos de emergencia climática, otros objetivos como los beneficios propios deben pasar a un segundo o tercer término. Primero debe estar el beneficio social. "Me gustaría que se hiciesen ránkings de empresas según los impactos positivos que tienen en la sociedad, no solo por sus beneficios económicos", defendió. 

 

A juicio de Arpa, en las sociedades de los países más avanzados cada vez hay una menor cultura del esfuerzo. Esto es preocupante, más aún cuando se vive "no una época de cambios, sino en un cambio de época", aunque para quien quiera destacar esto también le abre más oportunidades. "El que quiera destacar, progresar, liderar, lo tiene más fácil, basta con que trabaje más que los demás, con que le eche más horas, porque el grueso no acompaña". Ella, según cuenta, es lo que ha hecho, aunque sin olvidar aplicar a lo largo del camino, y más aún cuando se llega arriba, tres máximas: "coherencia, transparencia y honestidad".  Ser mujer en un mundo de hombres como en el que se mueve -"no recuerdo haber tratado con ninguna mujer, más allá de alguna ministra de Sanidad, temas técnicos"- no le ha supuesto grandes inconvenientes, ya que, según explicó, ella siempre se ha comportado como uno más y no se ha sentido cohibida. Sí ha tenido que hacer esfuerzos personales y arrastrar "cierto sentimiento de culpabilidad" al dejar a sus hijos en casa. Ella, según señala, ha podido contar con su marido, "aunque aún tengo que escucharle decir que siempre he hecho lo que he querido".  Es por ello por lo que recomienda a las que en un futuro próximo quieran destacar en sus trabajos que busquen en primer lugar la conciliación en casa, porque en la realidad  "no existe y además tardará mucho aún en venir". No obstante, anima a las jóvenes a dar el paso hacia delante, a no tener miedo, "porque no sé por qué en los últimos tiempos estoy viendo una cierta desmotivación entra las mujeres". 

 

 

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