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Jueves, 25 de abril de 2024

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La Complutense rinde homenaje a Margarita Salas

El aula magna de la Facultad de Ciencias Químicas ha acogido, este 29 de febrero, un acto homenaje a Margarita Salas. En ella participaron, entre todos, el primer becario que tuvo en su día la investigadora, Jesús Ávila, y la última postdoc que trabajó con ella, Alicia del Prado, ambos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Todos los participantes en el evento destacaron de la investigadora tanto su esfuerzo y rigor científico como su altruismo y su cercanía. El rector Joaquín Goyache contó algunas anécdotas personales, como la última vez que estuvo con ella, en mayo de 2019, en un acto académico en un colegio mayor, donde "le sorprendió su cercanía y amabilidad" y descubrió que Salas había sido objeto de una doble discriminación: por ser mujer, y al final de su vida por su edad. A lo largo del acto homenaje el rector descubrió que a esas dos discriminaciones se unía una más, esta de carácter administrativo.

 

Francisco Ortega, decano de la Facultad de Ciencias Químicas, explica que si se decidió a hacer este homenaje fue tanto porque "Margarita Salas no sólo era una de las científicas más importantes de nuestro país, incluyendo hombres o mujeres, sino que además fue una antigua alumna de la Facultad y profesora durante 23 años sin tener contrato, haciéndolo de forma altruista". Por lo tanto, para el decano, es "un orgullo que fuera alumni de esta Facultad y que su éxito científico estuviera relacionado con la formación que se imparte en nuestra Universidad".

 

Jesús Pérez Gil, decano de la Facultad de Ciencias Biológicas, reconoció el papel de Salas y de sus discípulos, "en una época y unas condiciones que no eran las propicias", al tiempo que destacó su "interés por los más jóvenes y cómo su ejemplo ha sido fundamental para las nuevas generaciones".

 

Una de esas jóvenes es Alicia del Prado, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, que fue la última postdoc de Margarita Salas. Recordó la investigadora cómo conoció a Salas en esta Facultad de Químicas y cómo pronto se ofreció para dirigirle la tesis, a la que siguió una colaboración en su etapa postdoctoral, lo que llevo a que Salas trabajara, "sin saberlo, con una de sus mayores fans en su propio laboratorio".

 

Del Prado reconoce que siempre agradecerá a Margarita Salas su apoyo, "su capacidad de romper moldes y por demostrar que con constancia y con esfuerzo no hay metas inalcanzables". Tenía claro además la homenajeada que "a partir de investigación básica se pueden conseguir importantes avances tecnológicos, ya que, como siempre afirmaba, un país sin investigación es un país sin desarrollo, afirmaba ella". Margarita Salas, "cercana a pesar de todos sus logros internacionales, nos dejó como ella decía que quería hacerlo, con la bata puesta, y trabajando hasta el último momento en su laboratorio".

 

Junto a la joven Alicia del Prado, estuvo también en el homenaje Jesús Ávila, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, quien fue "el primer becario y durante un tiempo el único de Margarita Salas, a quien se ha considerado, por muchos, como la científica más relevante de la ciencia española".

 

Ávila recordó los periplos de Margarita Salas y de su marido Eladio Viñuela, desde la Facultad de la Complutense, al laboratorio de Alberto Sols y luego, "siempre buscando lo mejor, se fueron a Nueva York al laboratorio de Severo Ochoa, que estaba en la cumbre, tras su concesión del Premio Nobel. Allí Eladio y Margarita empezaron a desarrollar un importantísimo trabajo con varios descubrimientos".

 

Tras aquello volvieron al CSIC y el profesor Municio le ofreció dar las clases de Genética Molecular en la UCM. Más tarde, se trasladaron, al Centro de Biología Molecular que está en el campus de la UAM, y allí también empezaron a ejercer su docencia, "aunque siguió ligada a la Complutense hasta el final de su vida".

 

Para el rector Joaquín Goyache, esta experiencia vital demuestra que "es una figura de la que hay mucho que aprender, porque ella misma decidió salir al extranjero cuando no era tan fácil, y luego optó por volver a su país, cuando habría sido más fácil quedarse allí, en Estados Unidos".

 

Fernando Pardos, del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la UCM, la conoció en el seno de la RAE, donde él había llegado en 1984, no como académico, sino como un becario para revisar el vocabulario científico, aunque aquello acabó siendo un trabajo estable durante 20 años.

 

Opina que la incorporación de Margarita Salas fue una auténtica revelación ya que "llevaba el trabajo académico en la comisión de vocabulario técnico a otra dimensión. Sabía escuchar y preguntaba sobre los aspectos técnicos de la lexicografía y era capaz de definir con rigor. Gracias a ella se aprobaron términos como biocombustible, led, histoquímica, biosíntesis, polipéptido, diploide..., y siempre supo transmitir en esta faceta su amor al trabajo y a la ciencia, sin imponer nada".

 

Pedro García Barreno, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y también académico de la RAE, identifica los principios que marcaron la vida de Margarita Salas con los que Calvino definió para la Literatura:  la rapidez, la levedad, la exactitud, la visibilidad, la multiplicidad y la consistencia.

 

La tercera discriminación

José Gregorio Gavilanes, del Departamento de Bioquímica de la UCM, reconoce que le parecen muy tristes los homenajes póstumos, pero ha querido venir a este porque siempre ha sentido "una gran admiración por Margarita Salas, sobre todo por la manera en que compaginaba el trabajo con el cariño hacia los que estaban a su cargo, y con cómo pudo hacerse un hueco en la ciencia mundial".

 

Cuenta Gavilanes que en a finales de los años sesenta se creó en la Complutense la especialidad de Bioquímica, con dos asignaturas novedosas como Biofísica y Genética Molecular. En la segunda de ellas, "había un par de jóvenes treintañeros que aparcaban un coche Renault verde oscuro enfrente de la escalera y eran sorprendentes porque en aquellas fechas todos estaban catalogadas y relacionadas con algún profesor. Sin embargo, ellos no eran de ninguno, venían de Estados Unidos y en lugar de dar clase como los demás enseñaban a base de separatas, algo completamente novedoso".

 

Gavilanes explica que en 1991, la Complutense construyó una serie de casas para profesores, pero Margarita Salas no pudo apuntarse a obtener una de ellas por llevar trabajando sin contrato los anteriores 23 años. Insiste el profesor en que, probablemente, ese rechazo fue lo que "marcó el final de su vida académica en nuestra universidad" y reitera que ni ella ni su marido recibieron "ninguna remuneración a pesar de estar más de 20 años impartiendo una asignatura, y haciéndolo con una calidad tal que cuando se fue ella hubo que improvisar tres profesores para cubrir su asignatura".

 

El rector Goyache ha reconocido que aquello fue una discriminación administrativa, que se unió a las otras dos que se cometieron con ella. La primera por ser mujer, "aunque eso no era exclusivo de en España, sino también de Estados Unidos, porque allí en el laboratorio de Severo Ochoa sólo estaba ella". De todos modos, Salas, con la elegancia que la caracterizaba "decía que no quería dedicar un solo minuto a hablar de la importancia de la mujer en la ciencia, porque es algo evidente".

 

La segunda discriminación, de acuerdo con el rector, fue la de la edad, porque "con ella se le impedían pedir proyectos, al igual que le ocurre a otros muchos científicos, a los que se les deja fuera de la carrera investigadora simplemente por cumplir años".

 

A pesar de todo aquello, que al final no fueron más que retos a superar por la propia Margarita Salas, "se convirtió en un ejemplo a seguir, una complutense de la que sentirnos orgullosos, y que ha permitido que esta universidad y nuestra ciencia sea lo que es hoy en día".

Las familiares de Margarita Salas no quisieron perderse el homenaje que le ha hecho la Universidad ComplutenseFrancisco Ortega, Joaquín Goyache y Jesús Pérez Gil, durante el homenaje a Margarita SalasAlicia del Prado, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, fue la última postdoc de Margarita SalasFernando Pardos, del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la UCM, conoció a Margarita Salas en el seno de la RAEJosé Gregorio Gavilanes, del Departamento de Bioquímica de la UCMPedro García Barreno, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y también académico de la RAEJesús Ávila, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, fue el primer becario  de Margarita SalasDecanos y vicerrectores, antes del acto homenaje a Margarita Salas
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