La sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Información acogió en la tarde del 11 de febrero el acto con el que se cerraron las actividades reivindicativas que se celebraron a lo largo del día en diversos centros de la UCM con motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La delegada del rector para Igualdad, Isabel Tajahuerce, en la intervención que abrió el acto, resaltó la importante brecha de género que existe en el ámbito científico y especialmente en el de las ingenierías, y trasladó la necesidad de cambiar los referentes e imaginarios que conducen de manera sutil a las mujeres desde que son niñas hacia otros tipos de estudios y profesiones, en muchos casos relacionadas con el ámbito de los cuidados. "Las niñas deben saber -indicó la delegada del rector y profesora de Ciencias de la Información- que a través de la ciencia también ayudan a la sociedad, al medio ambiente, a cambiar la realidad de las personas...". Las niñas, según concluyó Isabel Tahahuerce, tienen que saber que la ciencia no es algo frío y que no está reservada a los hombres, que ellas también pueden dedicarse a ello, ya que tienen las mismas capacidades que los hombres".
El acto final de este Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia en la UCM, se dividió en tres partes. En primer lugar, se celebró una mesa redonda en la que Mónica Melle, profesora de Economía y secretaria de la Asociación de Mujeres Ivestigadoras y Tecnólogas (AMIT); Sonia de Pascual, farmacéutica e investigadora del CSIC en el área de tecnología de los alimentos, y la estudiante de ingeniería de minas Cristina Hernández, compartieron sus experiencias con los y las estudiantes, en su mayoría del grado de Publicidad, que asistieron al acto. Mónica Melle recordó que es necesario abordar con medidas y políticas la brecha de género que sigue existiendo en numerosos campos. Uno de ellos, sin necesidad de ir más lejos, es el universitario. Desde hace 30 años, recordó, las mujeres son mayoría en las aulas universitarias y también en los primeros escalones de la carrera docente, pero aún no han podido romper ese techo de cristal que sigue existiendo en el acceso a las cátedras o a los principales puestos de gestión. A su juicio, que los estudios STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en sus iniciales inglesas) sigan siendo mayoritariamente masculinos obedece a un cúmulo de situaciones generadas a lo largo de siglos de educación patriarcal, y que de manera sutil se continúan a día de hoy reproduciendo. Como ejemplo, Melle, citó las campañas publicitarias de Navidad en las que se sigue guiando a los niños y niñas hacia un determinado tipo u otro de juguete. El resultado de todo ello es que, por ejemplo, en el último Eurobarómetro el 44 por ciento de los europeos sigan considerando que la mujer debe cuidar el hogar y el hombre ganar el dinero.
Sonia de Pascual, por su parte, se refirió a sus experiencias en el campo de la investigación en el área de la tecnología de alimentos, por cierto una de las pocas en las que las mujeres son mayoría. De Pascual explicó cómo, salvo en contadas excepciones, las mujeres que se dedican a la ciencia ven frenada su progresión cuando llegan a los laboratorios, ya que los lugares en los que se toman las decisiones están copados por los hombres. En ese sentido, señaló que en prácticamente cualquier comisión de acceso o evaluación los hombres son mayoría, en virtud, dicen ellos, de su mayoritaria presencia en el campo en cuestión. "Pero lo curioso es que la única comisión en la que he visto que hay paridad es en la de mi campo, tecnología de los alimentos, cuando ahí somos un 80 por ciento de mujeres". La estudiante Cristina Hernández explicó que aunque nunca se ha sentido discriminada por el hecho de ser mujer, lo cierto es ella es una de las pocas alumnas de la Escuela de Ingenieros de Minas de la UPM. Ella y sus pocas compañeras, según contó, se esfuerzan por demostrar que pueden estar a la misma altura que sus compañeros, "es decir, que el hecho de ser mujer no nos diferencia". Curiosamente, la estudiante contó que se sintió más discriminada cuando hace unos años se presentó a los exámenes de acceso de la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático). "Me presenté a las pruebas de dirección. Cuando iba a entrar al examen me dijeron que me estaba equivocando, que las pruebas para actriz no eran ahí".
El proyecto europeo ENGIE
La segunda parte del acto sirvió para presentar el proyecto europeo ENGIE. Lo hicieron las geólogas Nieves Sánchez y Cristina Sapalski, quienes se están encargando de expandir en España esta iniciativa en la que colaboran veintiséis instituciones europeas y que pretende, como las siglas del proyecto indican -Encouraging Girls to Study Geosciences and Engineering- promover el acceso de las niñas a los estudios de geociencias e ingenierías. Según explicó la profesora Sapalski, el proyecto acaba de ponerse en marcha en enero y durará tres años. Su primera fase consiste en realizar encuestas a estudiantes de secundaria y a sus profesores en 22 países de la Unión Europea para conocer tanto sus conocimientos como su interés en estas áreas. Los resultados servirán para buscar soluciones y hacer propuestas que reduzcan la evidente brecha de género que en la actualidad existe. Las encuestas tanto para estudiantes como para profesores, según mostraron, ya están disponibles en español en la web de la Universidad Tecnológica de Lulea (Suecia), que es la encargada de coordinar esta parte del proyecto.
¿Por qué tan pocas?
El acto se cerró con la proyección del documental ¿Por qué tan pocas?. Este documental es uno de los resultados del proyecto "¿Por qué tan pocas? Científicas y tecnólogas españolas a la luz", que con el apoyo de la FECYT, han llevado cuatro profesoras de la Facultad de Ciencias de la Información,la propia Isabel Tajahuerce, Carlota Coronado, Yanna G. Franco y Elena Ramírez. La película, dirigida por la profesora Coronado, saca a la luz las historias vitales y las reflexiones de veinte científicas españolas con la intención de presentarlas, sobre todo entre los más jóvenes, chicas y chicos, para que formen parte de su imaginario. Las veinte científicas son: Margarita Salas, María Blasco, Elena García, Clara Grima, María Vallet, Sara Gómez, Susana Marcos, Pilar López, Concha Monje, María Jose Yzuel, Margarita Marqués, Lucía García, Belén Prados, Irati Rodrigo, Sara de la Fuente, Asunción Gómez, Lourdes Marcano, Elvira Moya de Guerra, Elena Ojea y María José Sanz.