Desde la pasada semana el Psicall, el servicio de atención psicológica que la Complutense presta a sus estudiantes, vuelve a estar disponible. Durante estas semanas complicadas que se avecinan, el servicio no solo se prestará a los estudiantes complutenses; también al personal de la universidad, a los profesores, a los residentes en los colegios mayores aunque estudien en otra universidad, y también a los matriculados en centros adscritos. A todos ellos, y además a sus familias. En total, el Psicall atenderá a una población potencial de más de 300.000 personas. Nos ponemos en contacto con la directora del servicio y también de la Clínica Universitaria de Psicología, la profesora Cristina Larroy. Queremos que nos cuente cómo se ha reorganizado el Psicall, quienes van a estar al otro lado del teléfono (91 394 52 00), del mail (psicall@ucm.es), de lunes a domingo de 10 a 22 horas. Y también saber cómo ve la situación, cuál es la situación psicológica que está atravesando la población tras ya más de dos largas semanas de confinamiento.
- Hola Cristina, ¿Qué tal estáis?
- Bien, trabajando mucho, aunque lo peor está por llegar.
- ¿Tan mal lo ves?
- Sí. Sabemos que dentro de nada esto va a ser terrible. Las consecuencias psicológicas, por los estudios que hay de otros procesos de confinamiento, son terribles ahora, pero sobre todo van a ser terribles en un futuro no muy lejano. Además de todo lo que conlleva un periodo de confinamiento, toda la incertidumbre, todo el miedo que existe a contraer la enfermedad, el hecho de tener amigos enfermos... A todo eso hay que añadir que se nos viene una crisis económica brutal, de magnitudes no vistas en este país yo creo que desde la guerra civil... Y la gente está muy asustada. Los que tienen que trabajar están asustados por si se contagian y luego ellos contagian a sus seres queridos más vulnerables. El que no va a trabajar, mañana puede tener en su casa una carta con un ERTE, que le lleva al paro no sé cuántos días... O el que no puede abrir y tiene la sospecha, casi certeza, de que su negocio se va a paseo... Todo eso genera un malestar, una incertidumbre tremenda con respecto a todos los temas. De hecho, los estudios sobre confinamientos anteriores, que ni han sido tan largos ni tan importantes ni han afectado a tanta población, dicen que alrededor del 20 % de la población muestra trastornos psicológicos, no malestar, que malestar tenemos casi todos, sino depresión adquirida, ideación autolítica, trastorno de estrés postraumático... Y eso se va a prolongar por lo menos 6 meses.
- ¿Cómo lo estáis abordando desde la Clínica Universitaria de Psicología y el Psicall?
- Hemos hecho dos cosas. La primera ha sido la elaboración de una guía para profesionales, que es la que estamos utilizando nosotros en nuestro servicio y es la guía que también está utilizando el Colegio Oficial de Psicólogos de España. Y la segunda es el servicio que prestamos desde el Psicall. La intervención que pretendemos hacer ahora no es una terapia psicológica normal, porque no puede serlo, sino intervenciones breves destinadas a paliar las emociones negativas asociadas al problema que tiene la persona. Hacemos seguimiento si lo vemos necesario. Por eso pedimos los datos personales. Es algo con lo que estamos teniendo problemas a veces, porque más allá de los estudiantes, que ellos ya están acostumbrados por el uso del Psicall, a la gente le cuesta un poco dar sus datos. De hecho, ya 4 o 5 personas han rechazado rellenar el formulario. Quiero aclarar que solo necesitamos su nombre, mail y teléfono. Lo hacemos porque en algunos casos las personas nos piden seguimiento y en otros somos nosotros quienes juzgamos que precisan de seguimiento. Cuando una persona tiene un estado de ánimo muy bajo, yo prefiero ser proactiva y llamarla y preguntarla cada cierto tiempo, que no esperar a que me vuelva a llamar, porque un estado de ánimo muy bajo puede acabar en una conducta autolítica. No obstante, vamos a reformular el formulario de asistencia, que entendemos que es muy largo, pero queremos que la gente comprenda que sus datos nos son necesarios y que los tratamos con la máxima discreción, de acuerdo con la Ley de Protección de Datos, y además sujetos a la confidencialidad que nos exije la Comunidad de Madrid al ser un centro sanitario y a la normativa de la propia UCM, que pone unas exigencias mucho más fuertes aún.
- ¿Cómo habéis organizado el Psicall para este periodo?
- Como sabes, está a disposición de todos los complutenses, incluidos colegios mayores y centros adscritos, y sus familiares. La atención se presta de lunes a domingo de 10 a 22 horas. Se ha organizado en 21 turnos semanales de 4 horas; tres turnos por día, de 10 a 14, 14 a 18 y de 18 a 22 horas. En cada turno hay tres operadores, que son psicólogos titulados, es decir personas totalmente cualificadas, que contestan el teléfono bajo la supervisión de un profesor del Departamento de Psicología Clínica. Además, contamos en cada turno con una persona de triaje, que es quien recibe los datos y luego deriva la llamada a un operador. Por tanto, en cada turno hay una persona de triaje, tres operadores y un supervisor. El supervisor está por si surge algo excepcional que el operador no sepa bien como abordar, y también para encargarse de ver el estado emocional del grupo. Al final de cada turno, el supervisor habla con ellos y valora. Si detecta algún tipo de fatiga por compasión, que es lo que suele haber, hace trabajo con él o decide contactar con nosotros y decidimos qué hacer.
- ¿En total, entonces, cuántas personas sois y cómo los habéis "reclutado"?
- Somos alrededor de 60 operadores y 21 profesores con amplia experiencia clínica, que nos encargamos de hacer cada uno un turno semanal. Los operadores son voluntarios. Algunos son becarios del Psicall, pero que ahora están como voluntarios porque todos los procesos de becas se han suspendido. Lo mismo pasa con otros becarios de la Clínica. Y otros son ex alumnos del Máster en Psicología General Sanitaria, que tenían el diploma del Psicall, ya que hacían allí prácticas y, por tanto, están habituados al proceso.
- ¿En estos primeros días, qué es lo que os estáis encontrando al otro lado del teléfono o del mail?
- Se están recibiendo muchos correos de estudiantes, más que llamadas, creemos que porque al estar en casa no tienen un sitio desde el que hablar con nosotros con la suficiente intimidad. Recibimos llamadas, pero sobre todo correos. Hay de todo. Hay duelo, hay mucha preocupación por el tema docente, bajo estado de ánimo por el confinamiento, ansiedad... Yo preveo que va a haber problemas de agorafobia dentro de poco, también problemas de hipocondría, y a ver si no acabamos con una ola de trastornos postraumáticos. Lo que dicen los estudios de otros confinamientos es que había gente que oía una tos seis meses después y se le volvía a alterar todo. Esto va a ser para largo, desgraciadamente. No solo es el problema del confinamiento, el miedo a enfermar o el miedo a ser atendido en unas condiciones en los hospitales que a cualquiera nos pondrían los pelos de punta... Hay una sensación de precariedad... Estamos todo el día escuchando que faltan equipos, mascarillas, respiradores, incluso mantas para la gente que queda en los pasillos...
- Para terminar, si puedes, lanza un mensaje un poco más optimista a la comunidad complutense...
- No sé si es optimista, pero sí me gustaría decir que si conseguimos paliar esto en un estado temprano no llegará a más. Y eso es muy importante. El servicio que prestamos en el Psicall sirve para la intervención temprana, pero también es un servicio dirigido a la prevención. Cualquiera que tenga malestar debe utilizarlo. Es gratuito, está atendido por muy buenos profesionales y les va a servir para no estar peor luego.
- Gracias, Cristina. Mucho ánimo.
- A vosotros. Ah, y me gustaría recordar, que en la web de la Clínica de Psicología está a disposición de todo el mundo, además de la guía para profesionales de la que hemos hablado, toda una serie de guías básicas para la población en general, que hemos elaborado en la Clínica, sobre ansiedad, de aislamiento, cuarentena, incertidumbre... Viene bien echarlas un vistazo.