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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 21 de noviembre de 2024

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Los retos de las bibliotecas en la “nueva realidad”

En esta situación sociosanitaria tan excepcional que estamos viviendo, el proyecto Laboratorios Bibliotecarios, junto al Ministerio de Cultura y Deporte y Medialab Prado, han diseñado un espacio de encuentros para reflexionar en torno al impacto que tendrá la pandemia en las bibliotecas y cómo se podrá dar respuesta a los retos que vendrán. En el primero de esos encuentros, celebrado el 12 de mayo, han participado varios expertos, entre ellos, Javier Pérez Iglesias, director de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes de la Complutense, quien presentó lo que él mismo denominó "un anti informe", porque "es todo lo contrario a una investigación científica, se ha basado en los datos de la gente más cercana y en rastreos de Internet, intentando ver lo que hacen las bibliotecas universitarias, especializadas, escolares...". Una primera conclusión de ese estudio es que "las bibliotecas de todo tipo han reaccionado muy rápido y con muchísima energía para intentar seguir siendo útiles en este nuevo escenario". Ahora es necesario ver qué estrategias hay que seguir para poder seguir cumpliendo su papel dentro de la sociedad.

 

Javier Pérez Iglesias reconoce que la "nueva realidad" nos ha lanzado a lo desconocido, haciendo que se virtualice todo y, "de repente las bibliotecas sin paredes se han hecho reales, debido a una causa de fuerza mayor y sin preparación previa". Por lo tanto, "cada biblioteca ha tenido que saltar al mundo digital con lo puesto, y convertir su estructura en una suerte de paracaídas o parapente para intentar llegar a algún lugar, que no es otro que definir como encontrarnos con nuestros públicos mientras nos concentramos para caer de pie".

 

La idea es seguir siendo un espacio de refugio, acogida y atención, ahora y después en esa "nueva y difícil normalidad". Informa Pérez Iglesias de que hay algunas rarezas como países y bibliotecas donde se sigue dando una atención para hacer llegar lo físico, como en Portugal, Argentina y Australia, donde hacen llegar libros a las casas. Y en otros países, como Escocia, están utilizando el teléfono, con llamadas telefónicas de amistad para la población que no tiene Internet. En Glasgow, durante todo el confinamiento han mantenido tres puntos activos para obtener libros, ordenadores, tabletas... "Todas las bibliotecas, y sobre todo las universitarias, estamos intentando montar ese servicio, hay que mirarse unas bibliotecas a otras".

 

De hecho, "la principal enseñanza que podemos sacar de esta situación tan bizarra es que necesitamos, más que nunca, colaborar entre los distintos tipos de bibliotecas, y deberíamos pensar en cómo los jóvenes podrían ser puentes o nodos".

 

Deseos de futuro

Todos los participantes en este encuentro on line expresaron sus deseos de cómo les gustaría que fuesen las bibliotecas de ese futuro cercano. Alicia Sellés, presidenta de FESABID (Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística), tiene tres deseos. El primero de ellos es que se tomen mucho más en serio todo lo que es acceso significativo a la información; el segundo es que las bibliotecas se hagan fuertes para seguir reduciendo todo tipo de brechas, reforzando esa función de puente, y si hace falta, salir y trabajar con otras áreas transversales, y el tercero, "el más grande", es que de verdad haya una política de transformación digital de las bibliotecas, con visión, infraestructuras y colaboración.

 

Matt Finch, consultor para instituciones culturales en dirección estratégica, extensión comunitaria y desarrollo de colecciones y eventos, quiere que las bibliotecas se conviertan también en un espacio de colaboración democrática en esta sociedad fragmentada contra las fake news.

 

Laia Sánchez, del Citilab de Cornellà de Llobegrat, habla de la necesidad de construir un alianza de futuro con los jóvenes y los mayores, porque "la ciudadanía es un capital y un vector de fuerza para construir un bien común". Tiene claro Sánchez que "no podemos dejar que se pierda la memoria de nuestra generación de mayores, y ahí las bibliotecas pueden jugar un papel maravilloso".

 

Algo con lo que coincide Javier Pérez Iglesias, quien desea que las bibliotecas lleguen a ser algo grande juntando muchas pequeñas cosas y además que sean un lugar de escucha de todo lo que pueden enseñar jóvenes y mayores.


La actualidad

En el anti informe presentado por el director de la Biblioteca de Bellas Artes se ve que en estos momentos la mayor parte de las bibliotecas están "ofreciendo información sobre la COVID-19, porque al fin y al cabo es algo muy bibliotecario, eso de dar información según ocurren las cosas". Pérez Iglesias se pregunta si se puede hacer algo más para minimizar la intoxicación de las fake news y si tienen las bibliotecas suficientes alianzas para poder ser nodos de la información veraz.

 

Otra cosa común, que ha detectado el director de la Biblioteca de Bellas Artes, es que gracias al teletrabajo ha surgido un "espacio para pensar, eso tan difícil, carísimo y exótico, que están haciendo algunas bibliotecas, que quieren pensar qué va a ser de sus servicios, qué va a necesitar el público de la nueva normalidad".

 

Entre sus fuentes de información se encuentran bibliotecas de centros de arte y de museos, entre ellas el IVAM, el MACBA, el Reina Sofía, el MUSAC y el Museo del Traje, que "son instituciones con una actividad pública inmensa, que tiene mucho que ver con lo que hacen la mayor parte de las bibliotecas públicas de todo el Estado español". Aunque muchas actividades se han quedado paradas, todas estas bibliotecas se han lanzado a apoyar a sus instituciones para que todo lo que se pueda ofrecer de manera digital esté en abierto. Reconoce Pérez Iglesias que "es un orgullo y una alegría que los colegas de la UCM estén trabajando también a todos los niveles, para adaptar los servicios".

 

Ya que se ha tenido que limitar la atención cara a cara, "la web se ha presentado a todas las bibliotecas como una puerta, un distribuidor, un lugar de invitar para entrar y mostrar lo que tenemos. En general, todas han puesto en primera línea sus contenidos digitales y casi todas están virando para centrar su política de adquisiciones en lo digital". Ahí surgen preguntas como qué va a pasar cuando volvamos a lo presencial, si van a cambiar esas políticas, y hasta qué punto los deseos de las bibliotecas de ofrecer documentación digital son correspondidos por el sistema editorial, y si los presupuestos van a poder sostenerlo.

 

También se preocupa Pérez Iglesias por lo que va a ocurrir con las relaciones entre los distintos tipos de bibliotecas, ya que hay una larga relación con muchos programas basados en lo presencial y se lleva "todo el siglo XX y XXI creando un espacio de atención, y no se sabe qué va a pasar después de eso y sobre todo en unos momentos en el que todo el mundo nos estamos conectando a través de diferentes plataformas, ¿habrá salas de bibliotecas virtuales, se promoverán las entrevistas virtuales?".

 

Está convencido el conferenciante de que "todas las bibliotecas podrían y deberían ser una ayuda para los estudiantes y docentes que están solos frente al peligro de la virtualidad" y que muchas de ellas están "recopilando información de la gente sobre lo que está pasando, para crear un archivo del confinamiento".

 

Red de bibliotecas

Uno de los deseos de Pérez Iglesias, el de formar una red de bibliotecas, ya existe, pero "hace falta una interlocución común incluso en los sectores bibliotecarios como los universitarios, porque falta un poder político, una influencia directa". Finch también opina que es una cuestión de mantener la proximidad entre las diferentes bibliotecas, aunque no haya una voz o apoyo a nivel nacional que mida o demuestre el valor añadido. Por ejemplo, en Reino Unido han querido tener un espacio digital nacional desde hace años, pero no ha habido progreso ni avance en esa meta, pero incluso sin eso, "lo más importante es que podemos mostrar a toda la población el valor añadido de las bibliotecas, y muchas veces una crisis es una rendición de cuentas que puede aportar mucho". Igualmente Sellés coincide en ese potencial que tienen las bibliotecas, aunque "es que cuesta mucho trabajo por la interlocución, por salir de la zona de confort".

 

Diego Gracia, coordinador de Laboratorios Bibliotecarios, añade que desde este proyecto se están intentando hacer las conexiones con el mundo de la innovación, pero no es fácil sobre todo porque no existe un modelo en ningún país del mundo. Para Laia Sánchez, "vivimos en un puro experimento, porque la innovación nos atraviesa y pasa a ser nuestra actividad troncal, así que un programa como Laboratorios Bibliotecarios es fundamental para saber hasta qué punto somos útiles". Concluye que las bibliotecas jugarán en un papel fundamental en este momento de retraimiento social, donde "hay un vector muy fuerte que es el egoísmo que se debe contrarrestar con el democrático y el de construcción de la esfera pública, que va a ser algo fundamental en el tiempo que va a venir".

Javier Pérez Iglesias, director de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes de la ComplutenseAlicia Sellés, presidenta de FESABID (Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística)Diego Gracia, coordinador de Laboratorios BibliotecariosLaia Sánchez, del Citilab de Cornellà de LlobegratMatt Finch, consultor para instituciones culturales en dirección estratégica, extensión comunitaria y desarrollo de colecciones y eventos
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