Irene Montero, ministra de Igualdad, ha inaugurado el curso "La Agenda 2030: El gran reto mundial de esta década", que cuenta con la colaboración de la Fundación Instituto 25 de Mayo para la Democracia. En su discurso, Montero recordó que la cuestión de la igualdad y las políticas públicas feministas, en los momentos de crisis económica siempre han quedado relegadas a un segundo plano, algo que no ha ocurrido con la crisis actual provocada por la COVID-19. Y no ha sido así, porque todavía está muy presente la idea de que las políticas de austeridad de la anterior crisis no eran lo único que se podía hacer y, sobre todo, porque nos hemos dado cuenta de nuestra vulnerabilidad como sociedad, y ahí "ha actuado como colchón, como protector, no solamente emocional sino también económico, los cuidados".
De acuerdo con la ministra Irene Montero, la sociedad se ha empezado a preguntar qué son esos cuidados esenciales, quién los hace, que son fundamentalmente mujeres, y que muchas veces se ejercen de forma informal, no remunerada, invisible... Por tanto, "esta crisis ha dejado de manifiesto que hay muchas cosas en la sociedad que tienen que cambiar, y los cuidados no pueden seguir recayendo sólo sobre las mujeres, y de manera prácticamente invisible".
Incluso las políticas públicas han vivido de espaldas, durante muchos años, a esos cuidados, pero ahora "ni podemos ni queremos seguir viviendo en sociedades que priman la especulación económica, por lo que hay que fortalecer estructuras sociales y políticas que no solamente cuidan, sino que son conscientes de lo que implica lo común para que nadie se quede atrás".
Cree la ministra que es evidente que la agenda política feminista, que "venía como una tromba desbordando a los organismos internacionales, con la consigna 'Si nosotras paramos, se para el mundo', ahora se ha encontrado con una crisis en la que puede aportar muchas de las claves para pensar en soluciones". Según Montero, "hablar de políticas de igualdad es hablar de los suelos pegajosos y también de economía para que quien más tenga más pague, de tal manera que la agenda feminista es la misma de la que tenga cualquiera con una agenda de cambio social más igualitario".
Frente a las dos transiciones fundamentales de la actualidad, la feminista y la de la lucha contra el cambio climático, "las instituciones, en colaboración con millones de personas de la sociedad civil, tienen un rol relevante porque tienen algunas llaves que si se saben utilizar con precisión permitirán avances en políticas públicas". Las claves para poder llevar a cabo esos avances son "el reparto de la riqueza, del tiempo y de los cuidados".
El cuidado, según Raquel Coello-Cremades, de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, reconoce que nos afecta a todos, tanto hombres como mujeres, y no puede ser dejado solo de la mano de las mujeres y de los hogares. Los sistemas de cuidados deben estructurarlos entre los hogares, el Estado, el sector privado, y por supuesto, entre hombres y mujeres".
Cambio de paradigma
El director del curso, Santiago Jiménez Martín, recordó que "la Agenda 2030 es una de las herramientas más revolucionarias a nivel de política nacional e internacional. Es una hoja de ruta para todos los países, ya que hay un tercer mundo dentro del primero, que muchas veces ha sido olvidado". Y ya que dentro de los países desarrollados "sigue habiendo gente que lo pasa muy mal, esta agenda es para todos, esto es un cambio de paradigma, un modelo, del que este Gobierno ha hecho una política central, con la creación de una vicepresidencia y una secretaria de Estado dedicadas a ello, lo que es síntoma de un compromiso político firme y que marca el comienzo de una nueva etapa".
Consideró además que "la COVID-19 ha puesto todo patas arriba, pero todo desafío se puede convertir en una oportunidad, y la pandemia ha revelado que es más necesario que nunca cumplir estos objetivos, con un compromiso firme", algo en lo que coincidió Juan Carlos Monedero, quien añadió que "estamos en una fase diferente del sistema capitalista que hay que volver a definir para saber de qué estamos hablando, porque tiene una serie de rasgos cotidianos como que la relevancia está en el sector servicios y dentro de ellos el sector financiero, que puede poner de rodillas a los países".
Para Monedero el capitalismo actual es un sistema con apertura de fronteras para dinero y mercancías, privatización de los servicios públicos y, sobre todo, "un sentido común que forma parte de nuestra manera de estar en el mundo". De acuerdo con él, "este capitalismo defiende el mercado, un instrumento que tiene que autorregularse, y aunque la discusión sobre ese mercado siempre ha criticado al Estado, con la excusa de que este planifica, también todas las empresas lo hacen".
Lo curioso, según el fundador de Podemos, es que los poderosos se han estado reuniendo para saber cómo podían sacar beneficio de la situación de crisis, unos beneficios empresariales que "están sometidos al corto plazo, y se coloca a gente para que en tres o seis meses puedan dar dividendos a los que han invertido dinero para obtener más dinero". Para ello, "nos necesitan a todos nosotros viviendo en un presente concreto, donde no podemos hacer planes de futuro, tenemos que vivir en el presente de una manera abúlica, resignada, con más dificultades para escuchar las ideas alternativas. La ira se canaliza a través de un partido de fútbol y nos olvidamos de que todos los días mueren 25.000 personas de hambre en el mundo".
Como es muy difícil entender el mundo de manera diferente si lo medimos con las mismas herramientas, nacieron los Índices de Desarrollo Humano, que permiten saber realmente el nivel de bienestar de la ciudadanía, y que están detrás de la Agenda 2030 y "nos hacen dejar de ser egoístas e idiotas". Reflexiona Monedero que "todos asumimos que tiene que haber, por ejemplo, un código vial, es sensato, pero la pregunta está en por qué nos saltamos todos, o prácticamente todos, las normas de ese código". La respuesta, según él mismo es que "cuando discutimos normas colectivas nos salen comportamientos mejores que las individuales y la Agenda 2030 está hecha desde esa perspectiva, desde un ámbito mundial".
Aunque la Agenda 2030 no es la panacea, "empieza a preguntarse por los demás, establece la posibilidad de un mundo más decente, propio de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, de la Revolución Francesa, que implica entender que cualquier ser humano es irrepetible y ahí está la base del respeto a cualquiera". Por tanto, la Agenda 2030 establece una gran conversación que permite reconocernos, sabiendo que nuestra libertad termina donde empieza la libertad de los demás, "es un grito de los pobres, de los empobrecidos y de los que mañana serán pobres".
Rosa María de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense, reconoce que la universidad en general, y la UCM en particular, también tiene "un compromiso en incorporar transversalmente los principios de la Agenda 2030 para implementar acciones encaminadas, sobre todo a los objetivos 7, 11 y el 4, que es el que apuesta por una educación inclusiva y de calidad".
Entre las medidas de la UCM, está el compromiso importante con el programa de acogida de refugiados, "donde sigue habiendo una brecha de género y se quiere incorporar esa estrategia en el diseño de nuevas acciones". También se refuerzan año tras año los programas de becas para los más desfavorecidos, y desde el próximo año "habrá más becas, casi hasta 4 millones de euros, con la ayuda de la Comunidad de Madrid, complementando la ayuda del ministerio para que nadie quede atrás". Y todo ello, "sin olvidar otros compromisos en la lucha contra el cambio climático, como la declaración de emergencia climática que se ha hecho desde la UCM y la participación activa que tuvimos en la cumbre social y en la COP25".