El escritor de best-sellers como La legión perdida y Yo, Julia, Santiago Posteguillo, ha inaugurado el curso "Novela histórica: El descubrimiento de España". Tanto él como Antonio Pérez Henares, director del curso, han coincidido en que "muchas veces no apreciamos nuestra historia, con manchas, pero también con algunos momentos de brillantez". Para Posteguillo, uno de esos momentos fue Trajano, del que "si hubiera sido británico habría ya mil películas", y que por su forma de gobernar fue un caso evidente de ejemplaridad, algo que encuentra "a faltar en la clase política actual, ya que aquí todos hemos perdido algo, excepto la clase política que cobra exactamente lo mismo que antes del coronavirus, no han tenido ni un solo sacrificio y eso es inadmisible, la clase política debería hacer un gesto de sacrificio, devolver parte de sus sueldos, mostrar que entienden lo que está pasando el resto de la población". De manera categórica afirma: "No harán un sacrificio jamás, por eso no son Trajano, por eso no escribiré jamás una novela sobre ellos".
Aparte de Trajano, que "luchó activamente contra la corrupción heredada de un auténtico miserable como Domiciano, que obligó a los senadores a devolver el dinero sustraído por corruptelas, que llevaba a cabo políticas sociales sin subir impuestos y que luchaba en primera línea de combate, al igual que sus legionarios", Santiago Posteguillo también admira a otros personajes histórico como Julia Domna o Galeno.
Explica Posteguillo que en sus novelas sobre Julia Domna habla sobre xenofobía, eutanasia, cáncer, de la lucha por el poder e incluso describe como Galeno lucha contra una pandemia provocada por un virus. De acuerdo con el escritor "se sabe que las pestes antoninas eran de origen vírico, eran brotes muy agresivos de la viruela, y era fascinante la lucha contra uno de esos brotes y cómo se consiguió detener, separando a los infectados, y cómo los políticos seguían los consejos de Galeno. Cree el conferenciante que "si Galeno fuera el director de la OMS y Julia Domna la presidenta de la ONU, la actual pandemia se habría quedado en Wuhan".
Reconoce el literato que para él es muy importante la selección del personaje, porque le tiene que enamorar, tiene que ser noble, virtuoso, digno de admiración y del que se pueden aprender lecciones morales. Eso le llevó a recaer en algunos como el ya mencionado Trajano, "de origen hispano, de la bética, nacido en Itálica, y sobre el que no había novelas, primero porque era homosexual, algo estigmatizado durante siglos, y luego por ser español".
Para poder escribir una novela histórica es fundamental el rigor histórico, que en el caso de sus novelas pasa por conocer las fuentes primarias, es decir lo que escribieron los romanos de la época sobre un momento histórico concreto, pero también fuentes secundarias, como biografías más o menos actuales, la visita a los emplazamientos originales, los museos, la numismática... A eso, Posteguillo le añade una visión cinematográfica de la realidad, siguiendo la idea que tiene Juan Eslava Galán de que durante la primera mitad del siglo XX el cine miraba a la literatura para aprender a contar historias, pero desde ese momento ha sido al revés. El escritor añade que "ahora miramos al cine y también a las series de televisión, y es muy útil usar la narrativa cinematográfica, ya que es algo a lo que los lectores van a estar muy acostumbrados".
Explica el escritor que utiliza una técnica muy audiovisual, pensando en una batalla o una carrera de cuadrigas, escribiéndola desde diferentes puntos de vista, y luego las monta, cruzando esos puntos de vista para que el lector tenga la sensación de que está viendo una película. Esa técnica, y la necesidad de conocer nuestra Historia, puede estar en parte detrás del gran éxito de la novela histórica, que en nuestro país, según Antonio Pérez Henares, es el género que más vende, con el 27% de los libros.
Concluye Posteguillo que somos romanos, pero no sólo genética y culturalmente, sino que sobre todo somos fruto de las decisiones que tomamos en nuestras vidas, particularmente en momentos tan difíciles como este. Lo que tenemos que hacer es "tomar decisiones inteligentes entre todos, e intentemos que los políticos tomen también alguna decisión inteligente, para que así podamos declararnos romanos inteligentes".
