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Domingo, 24 de noviembre de 2024

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Investigadores predoctorales del ICEI abordan desde diversas ópticas la crisis de la COVID-19

El Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) ofreció este miércoles 10 de junio su segundo webinar sobre los efectos de la COVID-19, Si en el primero de esto seminarios virtuales, como recordó su directora, Isabel Álvarez, el secretario de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, describió hace aproximadamente un  mes los detalles del entonces aún no aprobado Ingreso Mínimo Vital, en esta ocasión el ICEI ha vuelto a su "actividad más propia" y han sido tres investigadores predoctorales del propio Instituto quienes han tomado la palabra. Moderados por la catedrática Nuria Puig, los doctorandos Ana Toyos, Antonio Biurrum y Andoni Montes han expuesto tres estudios bajo el título global "Aprendiendo del pasado para afrontar el futuro post COVID-19".

 

Los trabajos de los tres investigadores abordan la crisis desde ópticas muy diferentes. Ana Toyos ha optado por un acercamiento desde la historia, fijándose en las enseñanzas de su precedente más cercano, la "mal llamada gripe española de 1918". Antonio Biurrum ha hecho una aproximación económica, centrándose en los efectos inmediatos que está dejando la crisis en las cadenas globales de valor. Andoni Montes, por su parte, ha señalado el papel que está jugando la geografía en las medidas restrictivas adoptadas durante la crisis a nivel mundial y las que están ahora los países que están inmersos en procesos de desescalada. 

 

"La enfermedad ha formado parte de la historia del ser humano desde sus comienzos", quiso dejar claro Ana Toyos en el preámbulo de su intervención. Y es que a lo largo de los siglos han sido mucho las pandemias que han afectado al planeta. Pese a la existencia a lo largo del siglo XX de varias epidemias de diversa gravedad, como la gripe asiática de finales de los 50 o la de Hong Kong de 1968, el antecedente más parecido a la pandemia actual, tanto por su virulencia como por su dimensión global es la gripe de 1918, conocida como la "gripe española", pero que en realidad desde hace mucho se sabe que surgió en el estadounidense Estado de Kansas en marzo de aquel año.

 

El vehículo que utilizó el virus entonces para propagarse por el planeta fueron los soldados que combatían en la I Guerra Mundial. Incluso se dice que el final de la guerra fue en parte motivado por esa gripo que afectó posiblemente a la mitad de la población mundial y que mató a entre 40 y 100 millones de personas, según los estudios que se miren. Ana Toyas explicó que las medidas que se adoptaron entonces fueron similares a las actuales, aunque con la gran diferencia de que entonces hubo muy poca capacidad para hacerlas efectivas al contrario que ahora. Otra gran diferencia es que aquella gripe se cebó con los individuos jóvenes y sanos en lugar de con los mayores y con enfermedades previas, como sucede con la COVID-19. Las consecuencias económicas fueron graves, pero el hecho de coincidir con la Gran Guerra las ha hecho más difusas, aunque parece probado que la alta mortandad paralizó la producción y el consumo, y como ahora unos pocos sectores -entonces sobre todo el de la salud- salieron reforzados. También salieron fortalecidas, según explicó la doctoranda, las ciudades que antes tomaron medidas contra el virus, que luego fueron las que más crecieron económicamente.

 

El análisis de Antonio Biurrum se centró en el impacto de la pandemia en las cadenas globales de valor. La globalización ha hecho que en un mismo proceso económico participen muy diversos agentes ubicados en diferentes puntos del planeta. Que China fuera el primer país afectado por la COVID-19 provocó, por ejemplo, que la coreana automovilística Hyundai se viese obligada a paralizar su producción en febrero por la dependencia de los productos intermedios procedentes de China. Esta situación se ha replicado en muchos otros lugares y empresas del planeta en los meses siguientes. 

 

"¿Se va a producir un repliegue de las cadenas hacia un entorno más regional?", preguntó la catedrática Nuria Puig. Para Biurrum serán las expectativas las que marquen la respuesta afirmativa o negativa a la pregunta. Si la incertidumbre crece, si se producen rebrotes o se consideran muy probables es muy posible que las cadenas de valor tornen hacia lo regional y los países adopten medidas proteccionistas. No obstante, según aseguró el investigador, en un futuro más inmediato que lejano, y no solo por razones ligadas a la pandemia, sino también por la guerra económica que mantienen Estados Unidos y China, las cadenas tenderán a no depender de un país concreto, porque se ha demostrado que si un eslabón mínimo de la cadena falla esta se resiente de manera ostensible. Por ahora, y mientras el sistema no cambie, la nota positiva es que en cuanto en China se han levantado las restricciones se ha incrementado las importaciones y exportaciones a nivel mundial.

 

Andoni Montes repasó diversos aspectos de la pandemia que han estado ligados a la geografía. En primer lugar aclaró que la densidad de población no ha sido, como en un principio se consideró, el factor esencial para el contagio masivo del virus. Según indicó, un reciente estudio del Banco Mundial sobre los contagios en las principales ciudades de China ha señalado que era más importante las relaciones económicas que mantenían estas con Wuham y su provincia, que la propia densidad de las ciudades. De hecho, según apuntó Montes, las dos ciudades españolas con más afectados en relación a su población, que son Soria y Cuenca, son la primera y tercer ciudad española con menor densidad de población. No obstante, hay que tener en cuenta que "como bien sabemos en Economía, las medias ocultan los extremos" y puede haber ciudades con poca densidad de población, pero con unos pocos barrios en los que sí es muy alta.

 

En cuanto al papel de la geografía en las medidas adoptadas para controlar el virus, Montes señaló que si en un primer momento en países como China e Italia se optó por cerrar regiones y no confinar los países en su totalidad, lo sucedido en Italia en la que miles de personas huyeron hacia el Sur supuso un punto de inflexiónque hizo que los siguientes Estados en optar por el confinamiento, como España, Bélgica, Alemania o Francia, sí que optasen por generalizar las medidas a todo su territoria. La excepción ha sido Estados Unidos en donde su organización federal y las dudas sobre si Trump tenía potestad para ordenar el cierre de todo el país, finalmente hicieron que las decisiones recayeran en los gobernadores.

 

Cuando sí se ha recuperado la dimensión regional de las medidas ha sido en las fases de desescalada. La práctica totalidad de los países han optado por basarse en criterios sanitarios y de prevalencia del virus. Incluso Francia, el "país más jacobino que existe" ha optado por la desescalada regional.

 

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