El investigador Simone Belli, del Departamento de Antropología Social y Psicología Social, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, ha liderado un trabajo, en el que también han participado la Universidad de Sao Paulo, la Universidad de Barcelona y el Business Centre de la Rovira i Virgili de Tarragona, en el que han analizado cerca de 19.000 artículos publicados sobre coronavirus hasta marzo de 2020. El artículo, publicado en la revista Scientometrics, explora "la capacidad de los investigadores para generar conocimiento científico a la hora de enfrentar una emergencia sanitaria mundial, y su capacidad para colaborar entre ellos en un problema global". La conclusión del trabajo es que en casos como este es fundamental un acceso rápido al conocimiento, algo que sólo es posible con el acceso abierto a las publicaciones que permitan que la ciencia se mueva con agilidad para encontrar soluciones a los problemas de salud y que se puedan tomar soluciones políticas basadas en la ciencia.
Explica Simone Belli que los autores de este estudio llevan ya años colaborando juntos, pero a partir de esta emergencia, en el mes de marzo, pensaron que era fundamental "mapear todas las publicaciones relacionadas no sólo con la COVID-19, sino con todos los coronavirus de los últimos años, porque no se había hecho un mapeo sistemático que recolectase toda la información de publicaciones científicas, de países, de instituciones, de porcentaje de acceso a la información... Todo eso es necesario para que los demás científicos y el resto de la sociedad sepa quién está investigando, dónde y cuáles son los temas que se están priorizando en la investigación del coronavirus".
Cuenta que en apenas un mes se recolectó la información de 18.875 artículos publicados en revistas de impacto, en otro se redactó el paper y se envió a la revista Scientometrics, todo de emergencia y con unos plazos mucho más cortos que en otras ocasiones, ya que "viendo la importancia de tener un documento así, se pensó que era muy importante enviarlo a esta revista, que es la de referencia en el tema del estudio de la cienciometría, que es la ciencia que estudia la producción científica con el fin de medirla y analizarla".
Los pre-prints
Explica Belli que, en general, los manuscritos científicos suelen tardar más de un año en publicarse, debido a que deben pasar el proceso de revisión por expertos (peer review, que es el filtro de calidad), la incorporación de las modificaciones sugeridas, la corrección de estilo, la maquetación... En algunos campos esa esper no es preocupante, pero en diversos ámbitos, como la epidemiología o la farmacología, "ese largo tiempo de espera supone un problema dado que los resultados tardan mucho tiempo en ver la luz y, por tanto, los progresos no pueden ser compartidos con la celeridad adecuada".
Añade que para para dar respuesta a este problema de la comunicación científica, los físicos crearon, ya en 1991, un repositorio de pre-prints llamado arxiv.org que les servía para difundir sus manuscritos de investigación antes de la revisión por parte de los expertos. Este modelo se ha extendido en los últimos años a otras disciplinas, de ciencias experimentales, de salud y también ciencias sociales, que utilizan repositorios de pre-prints. Por otro lado, son cada vez más las revistas que ofrecen esta funcionalidad a los autores que les envían sus manuscritos.
De acuerdo con el investigador complutense, la OMS está pidiendo que se compartan los resultados, aunque no haya una evaluación por parte de las publicaciones, y además las editoriales están acelerando los procesos de peer review, pasando de doce a dos meses, como en el caso de este artículo de Simone Belli. Es cierto que "muchos de los artículos que han aparecido en pre-print luego se han quitado o se ha advertido, en la misma plataforma de pre-print, de que los datos no son correctos, a la hora de replicar los estudios. La urgencia, muchas veces, hace que se tengan que tomar decisiones con información que no está convalidada y que no se sabe si es la correcta o no, pero en los momentos de emergencia la toma de decisión debe basarse en datos fiables, y para eso uno mismo tiene que averiguar con sus herramientas si la información es sólida o no".
Compromiso
Belli cree que es fundamental llegar a un "compromiso, entre todos, los miembros de la comunidad científica, pero también de la sociedad, y ese compromiso se tiene que basar en la confianza en la ciencia, tenemos que confiar en los científicos, y al mismo tiempo saber que los científicos fallan, se equivocan. Es evidente que aunque siempre se quiere hacer bien, a veces los estudios no están hechos a la perfección, pero hay que partir del principio de la confianza en la ciencia, sobre todo en momentos de emergencia, donde se ve el papel protagonista que tiene la ciencia".
El estudio ha observado que las publicaciones de China en los primeros tres meses del 2020 han tenido un fuerte impacto en comparación con los artículos publicados en años anteriores. Estados Unidos y China son los principales productores de documentos científicos de la muestra, seguidos por todos los países europeos, especialmente el Reino Unido, Alemania, los Países Bajos, Francia y España. Al mismo tiempo, debe destacarse el papel de liderazgo de Arabia Saudí, Canadá y Corea del Sur, con un número significativo de documentos presentados, aunque con dinámicas muy diferentes de colaboración internacional. En cuanto a la proporción de esa colaboración internacional, ha crecido en todos los países en 2019-2020, lo que contrasta con la situación de las últimas dos décadas, y las organizaciones que proporcionan la mayor cantidad de documentos a la muestra son en su mayoría chinas.
Aclara Belli que sorprende la presencia de Arabia Saudí en esa lista, pero "muchos fondos que vienen de Estados Unidos, y sobre todo de Reino Unido, se concentran en un instituto de investigación sanitaria de Arabia Saudí. Quizás están utilizando laboratorios de otras partes del mundo, pero los investigadores trabajan para esa institución saudí, así que se puede decir que son líderes en recolectar fondos internacionales para hacer este tipo de investigación".
El otro tema fundamental, el del acceso abierto, involucra al mundo académico, pero sobre todo a "las editoriales que trabajan como empresas e intentan privatizar el conocimiento, aunque es cierto que en este caso de pandemia global han abierto ese conocimiento, ya que todos los países están afectados por este virus y muchos de ellos no tienen acceso a las revistas científicas. Por eso han decidido poner en abierto todos los papers que se publican actualmente sobre el coronavirus, aunque algunas publicaciones no tienen en abierto los que se publicaron hace unos pocos años".
Concluye Belli que el porcentaje de artículos de acceso abierto sobre coronavirus para el período 2001-2020 es del 59,2%, pero "si nos centramos en 2020, las cifras aumentan hasta el 91,4%, debido al compromiso de los editores comerciales con la emergencia". La idea que tiene que salir de esta crisis sanitaria es que es básico que se abra el conocimiento en emergencias mundiales, porque "tener confianza en el mundo científico también tiene que ver con que los datos se ofrezcan en abierto, que se puedan certificar en cualquier parte del mundo".