Este 10 de septiembre, el proyecto Semillas con Esperanza ha puesto su punto final con la plantación de un roble a la entrada de la Facultad de Trabajo Social. Este árbol, como asegura Aurora Castillo, decana de dicha Facultad permanecerá como "un símbolo de fuerza y esperanza ante la situación que hemos vivido y estamos viviendo con la pandemia de la COVID-19". Explica la decana que el proyecto Semillas con Esperanza surgió de un grupo de estudiantes del grado de Trabajo Social y del máster de Trabajo Social Comunitario, Gestión y Evaluación de Servicios Sociales que estaban haciendo prácticas en el Aula de Educación Ambiental del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Recuerda Castillo que al comenzar la pandemia "todos nos confinamos y no había manera de continuar con esas prácticas", así que se les ocurrió organizar algo on line que tuviera que ver con generar esperanza en la población.
Informa la decana Aurora Castillo de que en el grupo se han juntado tanto estudiantes de nacionalidad española como de otros países latinoamericanos, lo que les permitió formar unas redes bastante amplias que llegaron a distintos países, "con una idea común inicial: plantar la semilla de una lenteja con la esperanza de que floreciera y se convirtiera en vida, en una planta". De manera complementaria a esa actividad, la gente escribía en un foro cuáles eran sus sensaciones y se daban ánimos unos a otros para afrontar la crisis sanitaria mundial. De acuerdo con Delia Magdalena Quispe, estudiante del Máster de Trabajo Social Comunitario, Gestión y Evaluación de Servicios Sociales, "este proyecto ha demostrado que a pesar del distanciamiento social es posible compartir luz y esperanza para que otros puedan encontrar paz y anhelos para seguir luchando".
La iniciativa fue creciendo y se extendió por otras universidades de Colombia y de México, así como por estudiantes y personal de otras disciplinas de la UCM, y luego salió del ámbito universitario. La decana asegura que aunque empezó en los campus "luego se ha ido abriendo a las familias y conocidos de los participantes, porque cada uno lo colgaba en sus redes y de ese modo se iba ampliando el círculo".
Al final, tras terminarse el confinamiento, se decidió poner fin a la campaña con un acto titulado "Sembrar el árbol", que es el que se ha celebrado este 10 de septiembre en Somosaguas y que ha sido "un homenaje a todas las personas que han fallecido y a todas las que han participado en el proyecto llevando esperanza a otras personas". Les pareció a los organizadores que este broche podía ser plantar un roble, que es el símbolo de la fortaleza y que además "nos permitirá ver, con el tiempo, cómo va creciendo la esperanza".
El vicerrector de Tecnología y Sostenibilidad, Jorge Jesús Gómez Sanz, ha hablado de lo que significa el roble y de cómo la palabra latina proviene de los druidas, así como de toda la simbología que hay en los países del norte sobre este árbol. En concreto el que se ha plantado en el campus lo ha donado el Aula de Educación Ambiental del Ayuntamiento de Pozuelo, y proviene de una semilla que se sembró en otro proyecto hace tiempo y que ya ha alcanzado un metro sesenta.
Junto al roble se ha instalado un cartel en un soporte de madera donde se ha formado la silueta de un roble con palabras, en concreto con las que más se han escrito en todos los mensajes que se han cruzado en la red durante el proyecto. El objetivo ahora es "que la gente tome una palabra y se la lleve para seguir construyendo solidaridad y ayuda". Entre las palabras que conforman ese roble de vocablos están "cambio", "esperanza", "progreso", "proyectos" y "amor".
Castillo apunta que la Facultad de Trabajo Social es "el lugar idóneo para promover este tipo de colaboración comunitaria y para trabajar temas como la esperanza ante situaciones tan trágicas como las que estamos viviendo". Querían además que el proyecto fuese algo que perdurara "como recuerdo de lo que nos ha ocurrido".
Aunque Semillas con Esperanza ya ha quedado cerrado tras este acto, la Facultad de Trabajo Social continuará colaborando, como lleva ya haciéndolo muchos años, con el Aula de Educación Ambiental en cuestiones de voluntario medioambiental y en proyectos de sostenibilidad social y medioambiental. Una colaboración que permite cumplir uno de los criterios fundamentales de todos los proyectos que surgen de la Facultad, que es que haya participación de personas con diversidad, porque "eso supone realmente la integración de todas las personas".
Aurora Castillo no quiere olvidar en sus agradecimientos a los estudiantes que han participado, "y que no paran", y a la profesora Carmen Miguel, delegada de la decana para Diversidad y Sostenibilidad, "que ha sido el alma del proyecto".