Una joven y guapísima llamada Jane Goodal, sin ninguna formación universitaria, decidió viajar a África para estudiar a los chimpancés de los que no se sabía prácticamente nada, armada con un lapicero y un bloc de notas. Así comenzó la leyenda de la primatóloga más famosa de todos los tiempos.
Lorenz Knauer escribe y dirige su primer largometraje cinematográfico con la difícil tarea de contar algo sobre Jane Goodal que todavía no se sepa y, en parte, lo consigue. La primera escena del filme en la que Goodal comenta que muchos la confunden con Diane Fossey (la estudiosa de gorilas asesinada por cazadores furtivos) está llena de humor y marca un poco la pauta de lo que es este documental. Knauer intenta ofrecer un aspecto más cercano de la primatóloga y, aunque vuelve una y otra vez a África, la narración pronto saca a Goodal del estudio de los chimpancés para centrarse en otro tipo de monos que la preocupan igual: los humanos. En el filme se repasan todos los proyectos en los que anda metida la activista y también podemos conocer a su familia, desde su encantadora hermana hasta su peculiar hijo, que parece más preocupado por ganar dinero que por otra cosa. No sé qué pensarán el resto de espectadores, pero para mí que si esta fuese una película de ficción, el hijo de Jane Goodal sería el villano ladino que sabes que es malo desde el principio pero no lo demuestra hasta la última escena.
El montaje del documental es un tanto extraño y aunque sí es cierto que refleja a la perfección la idea de viaje (se comenta que Jane Goodal viaja 300 días al año y nunca está más de tres en el mismo sitio) a veces resulta demasiado fragmentado. Lo que deja muy claro el filme son los mensajes de Goodal: si no hacemos algo destruiremos el planeta; hay que cuidar al resto de especies animales y al medioambiente; los jóvenes son el futuro y en ellos hay que confiar para que nos saquen del hoyo; y, sobre todo, no hay que perder la esperanza porque los humanos somos capaces de lo mejor. El filme nos muestra algunos ejemplos de esto último, pero creo que no consigue impregnar al espectador del optimismo que desborda Jane Goodal.
En el reparto del documental aparecen algunos famosos (como Pierce Brosnan, Angelina Jolie y Kofi Annan) que han conocido a Goodal, aunque tampoco hacían falta realmente.