El doctor Martin Harris viaja a Berlín con su mujer para participar en un congreso de biogenética. Al llegar al hotel se da cuenta de que ha olvidado su maletín en el aeropuerto y decide volver a por él. En su viaje en taxi sufre un accidente que le deja inconsciente. Cuando despierta descubre que ha sido suplantado por otro y que le han robado toda su vida.

Los guionistas Oliver Butcher y Stephen Cornwell escriben esta historia que se supone basada en una novela, pero que tiene muchísimos paralelismos con El caso Bourne y el resto de la trilogía. De hecho, en cuanto el protagonista se despierta en el hospital cualquier espectador un poco espabilado ya sabe todo lo que va a ocurrir en lo que queda de metraje. Es decir, es una película excesivamente previsible.

El director de la película es el español Jaume Collet-Serra, que sin ser tan conocido como otros directores patrios, es realmente el que más dinero ha conseguido sacar en las taquillas de Estados Unidos. Por ejemplo, esta película, que costó 30 millones de dólares, recaudó sólo el primer fin de semana más de 25 millones de dólares y en un mes duplicó lo que había costado el filme. A eso hay que sumarle los cinco millones de libras ganados en Reino Unido y lo que recaude en el resto del mundo. Collet-Serra ha ido aprendiendo su oficio según ha ido rodando filmes, y desde La casa de cera, pasando por La huérfana y hasta llegar a esta Sin identidad, ha conseguido manejar muy bien los entresijos del cine. Los que le conocen aseguran que sabe mucho de cine y eso es fácil notarlo cuando se ven sus películas, que tiene una factura realmente sorprendente y que da un poco de envidia si lo comparamos con lo que somos capaces de dirigir por estos lares. Las persecuciones por Berlín, tanto en coche como a pie, son una auténtica gozada.

El filme se apoya además en un gran reparto encabezado por Liam Neeson. El propio director reconoce que la película se podría haber rodado con un equipo español pero que habría sido imposible sustituir a Neeson del reparto, tanto por esa cara de perdido que se le da tan bien poner como por el hecho de que su ausencia habría reducido en gran parte la taquilla. Entre los secundarios, Collet-Serra ha tenido el acierto de contratar a Bruno Ganz (el creíble Hitler de El hundimiento) para interpretar a un ex agente de la Stasi.